¿El tiempo está más loco?

Por Josep Enric Llebot, catedrático de Física de la Universitat Autònoma de Barcelona (LA VANGUARDIA, 06/07/06):

No se puede negar que estamos viviendo un periodo de pluviometría escasa durante el año 2006 en la península Ibérica en general; y en consonancia, en muchas de las informaciones meteorológicas que recibimos cada día nos insisten en la excepcionalidad de la situación, cuan poco llueve respecto la media anual. Cada vez más la meteorología atrae la atención de los ciudadanos y, por lo tanto, aparece reflejada de forma más vehemente en los medios de comunicación; como caso paradigmático, pero ilustrativo de cómo influencia la información meteorológica en el devenir diario, el título que unos autores australianos pusieron a su artículo publicado en una revista especializada: ¿Por qué cuando llueve, lo hace siempre en fin de semana?".

Se dice de la estadística que se asemeja a los bikinis, ya que muestran lo importante pero esconden lo fundamental. La profusión de datos y la posibilidad de analizarlos con sistemas de cálculo asequibles y fiables permite disponer de información estadística sobre cualquier evento. Así, nos explican que un deportista nunca ha perdido un cuarto partido cuando los tres primeros los ha ganado, o que determinado equipo cuando juega a las cinco de la tarde del domingo nunca gana, como si estas observaciones se asemejaran a la constatación de que cada día el Sol sale por el este y se pone por el oeste. A la información estadística le atribuimos muchas veces el atributo de normalidad. Así, si la media de una barra de pan es de 0,60 euros y en el supermercado de la esquina nos cobran 1,20 euros, pensamos que nos están cobrando una cantidad anormal, es decir, que nos están tomando el pelo.

Con la información meteorológica, a veces, pasa lo mismo. Si mañana la temperatura media es muy superior a la media estadística, no sólo será noticia sino que si se prolonga unos días acabaremos dudando de si estamos viviendo ya una situación de cambio climático. Sin embargo, los análisis estadísticos de las variables meteorológicas deben hacerse con precaución, ya que hay zonas del globo, como la mediterránea, que se caracterizan por tener un clima muy variado, es decir, con situaciones que frecuentemente se apartan de la media. En esos lugares, por lo tanto, las fluctuaciones respecto la media son muestra de normalidad más que de excepcionalidad. En términos técnicos, esta característica se denomina variabilidad. Para poner un ejemplo simple, desgraciadamente el sueldo de los asalariados goza de poca variabilidad: las mensualidades siempre se ciñen a la media. En cambio, el sueldo de una persona que trabaja a comisión suele tener gran variabilidad, dependiendo de las dinámicas del mercado o de los clientes.

Por tanto, en nuestro país no debería ser noticia que la pluviometría de un mes sea distinta a la del mismo mes del año pasado ni que la temperatura de esta primavera haya sido anormalmente alta. De alguna manera podríamos decir que el tiempo siempre ha sido un poco loco, siempre ha tenido gran variabilidad. Lo que sí sería relevante es poder constatar que estamos inmersos en un proceso de cambio de esta variabilidad como la mayoría de los modelos de cambio climático predicen para nuestra área geográfica. Paradójicamente, pues, aunque estamos viviendo unos años excepcionalmente cálidos en todo el planeta, cuando hace unos veranos hizo un mes de agosto relativamente frío o cuando este invierno ha nevado con profusión en nuestras montañas, también hay que preguntarse si estos fenómenos son normales o nos inducen a pensar que aumenta la variabilidad, en definitiva, si el tiempo cada vez está más loco.