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Románico: ciudades, catedrales y monasterios
IV. Arquitectura civil y militar. La ciudad: Península Ibérica
         
 
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  IV. ARQUITECTURA CIVIL Y MILITAR  
  La ciudad  
Introducción
Francia
Península Ibérica
Italia e Inglaterra
  Palacios Imperiales  
  Obras de defensa  
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  GLOSARIO  

 

FIGURA 1: AVILA

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       En la Península Ibérica, en cambio, aparecieron numerosos tipos de núcleos urbanos, diversidad que se explica por la coexistencia de las civilizaciones cristiana y musulmana. Tras la Reconquista (siglos VIII-XV), surgió un nuevo tipo de ciudad que transformó y adaptó las antiguas ciudades islámicas a los nuevos ocupantes. A partir del siglo XI y durante todo el siglo XII, las creaciones urbanas se multiplicaron en los reinos cristianos del norte de la península, a menudo gracias a concesiones y libertades otorgadas por el rey. La ciudad podía nacer de la unión de varias aldeas, como fue el caso de Salamanca a partir de 1147. Parece que, a mediados del siglo XII, Segovia y Ávila eran también un conjunto de pueblos más que ciudades propiamente dichas.
     La creación de una ciudad fortificada en Ávila obedeció a razones militares, como lo prueba su muralla [FIGURAS 1, 2 Y 3]. Soria se fundó tras la ubicación de un puesto fronterizo en 1119 entre Castilla y Aragón. El rey Alfonso I favoreció la llegada de campesinos, gracias a numerosos privilegios concedidos a esta nueva ciudad, con el fin de defender su emplazamiento estratégico. Asimismo se crearon otras ciudades en lugares clave del Camino de Santiago, como Sahagún en 1085 y Logroño en 1095, adaptadas a la ruta de peregrinación; las ciudades más antiguas del «camino», por su parte, modificaron su estructura debido a la gran concentración de nuevos establecimientos; fue el caso de Burgos, Lorca, Burguete, Castrojeriz o Estella.
     Las nuevas ciudades de nueva planta cuadriculada, con dos ejes y plaza central en la intersección, aparecieron enseguida por la península: Sangüesa y Puente la Reina en Navarra, Briviesca en Castilla, Castellón y Villarreal en Levante. Muchas todavía conservan en la actualidad elementos de estas ciudades medievales: las parroquias, cuyos nombres designan también al barrio, la calle principal porticada, la plaza mayor y los núcleos suburbanos.
     En la costa catalana, las ciudades medievales conservaron su trazado romano. En Barcelona, por ejemplo, la «ciudad antigua» se estructura en dos ejes perpendiculares con una gran plaza rectangular en la intersección, cuya función social se asemejaba a la del foro de la Antigüedad. Tarragona y Gerona son el ejemplo de dos ciudades en las que apareció en torno de la catedral, emplazada en un alto, un barrio eclesiástico semejante a una segunda ciudad dentro de la población.
 
     
 

AVILA

 
 

FIGURA 2

 

FIGURA 3

 
 
Ávila
   
 

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