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VIII. DEL ROMANICO AL GOTICO |
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SANT-DENIS
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Lo más importante
en el estudio de la arquitectura románica reside en el papel que desempeñaron
las diversas áreas geográficas e históricas en la elaboración del estilo.
Las experiencias arquitectónicas del románico permitieron la evolución de
la arquitectura gótica. El románico de Normandía e Inglaterra enseguida
imaginó un tipo de bóveda para cubrir sus amplias naves que legaría al estilo
gótico: la bóveda de crucería. Con el fin de cubrir espacios más amplios,
los arquitectos incluyeron una ojiva adicional que pasaba por la clave y
dieron, de esta manera, con la bóveda sexpartita. En el siglo XIII, la planta
cuadrada se sustituyó por otra oblonga, y las ojivas y los arcos fajones,
antes de medio punto, se tornaron apuntados. En el siglo XIV; el diseño
de las bóvedas se complicó con la aparición de nervaduras que enlazaban
la clave de las bóvedas con la cabeza de los arcos fajones, cuyas bases
estaban unidas por arcos terceletes. Más tarde, este procedimiento se desarrolló
y condujo a bóvedas con numerosos pequeños paneles y múltiples nervios.
El otro elemento esencial de la arquitectura gótica es
el arbotante, derivado del contrafuerte disimulado bajo la armazón del tejado
de las naves laterales y que servía para contener los empujes de las bóvedas
de la nave.
La importancia del campanario durante la época del románico
continuó, pero agraciado con la tendencia general del gótico por destacar
la verticalidad. El origen del arte esculpido gótico se localizó en la abadía
real de Saint-Denis, cuya fachada occidental (anterior a 1140) presenta
la primera consecución definida de la portada gótica, con las estatuas-columnas
que sustituyen a los personajes, situados en los vanos abocinados del románico.
Mientras que en el norte, el estilo gótico se formó rápidamente, con sus
bóvedas de crucería, sus portadas con estatuas-columnas y sus vidrieras
cada vez más presentes en el monumento, el sur e Italia continuaron fieles
al románico. Las estatuas de los santos Pedro y Pablo de la fachada de Ripoll,
hacia 1170-1180, no recuerdan precisamente a las estatuas-columnas de la
portada de Saint-Denis, como muestra el tratamiento de la cabeza un poco
adelantada y el del nimbo que esconde la columna. Estas figuras mantienen
una función iconográfica básica y la representación prevalece sobre la función.
El arte meridional continuó siendo, pues, románico, mientras que el arte
septentrional ya era gótico.
Entre 1120 y 1130 se concluyeron de manera paralela, y casi al
mismo tiempo, el nártex de la iglesia abacial de Vézelay y la portada real
de Chartres. Las características formales, más que las cronológicas, sitúan
a cada uno de estos dos monumentos en un contexto diferente, el uno románico
y el otro gótico. Asimismo, señalan profundos cambios en el emplazamiento
y las funciones de la imagen. |
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