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IV. La sociedad tuareg
 
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IV. SOCIEDAD
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LA TRADICION ORAL

 

En una sociedad como la de los tuareg, la palabra (awal) hace en cierto modo las veces de memoria. Aunque haya una escritura con sus caracteres tifinagh, éstos sólo son usados en mensajes cortos, como firma o como rastro de su paso en forma de graffitti. Aparte de los textos poéticos y en prosa recogidos por Charles de Foucauld a principios del siglo XX, tan sólo hace cosa de veinte años que lingüistas, historiadores y etnólogos, en su mayor parte surgidos de centros de investigación europeos, con la ocasional colaboración de tuareg letrados, han empezado a recoger un vasto y sistemático inventario del patrimonio oral de la tradición tuareg. Ya que los tuareg, para quienes la elocuencia es motivo de honra, se ejercitan en el arte de la palabra. Aunque durante mucho tiempo la literatura oral ha sido asociada a la poesía (tesaweyt), la literatura oral tuareg se ha ido diversificando. El cuento (emay) o el proverbio (anhi) preparan para el ejercicio del enigma (iggi) o las palabras alusivas (tangalt). El cuento, que basa su poética en el modo de disponer unos procedimientos estilísticos que parten de la comunicación corriente, es accesible a cualquiera que se atreva a tomar la palabra ante un auditorio. No hay cuentistas profesionales, aunque los herreros sienten una mayor inclinación por este género; se dice que un herrero vive de sus palabras. Su categoría social se lo permite, ya que puede sacar provecho de sus palabras a cambio de una recompensa (tefert), que en general se reduce a algunos trozos de azúcar y té. Aunque cualquier excusa es buena para la narración, hay momentos especialmente indicados para reunirse alrededor de un cuento, generalmente cuando cae la noche. Si bien hay una prohibición de la narración diurna, debe ser considerada una costumbre pero no un tabú cuya transgresión comporte consecuencias nefastas. Las reuniones alrededor del té que ritman la vida cotidiana tuareg favorecen la profusión de proverbios y la aparición de la narración. El cuento comparte con la narración legendaria (tanefust) las preferencias del auditorio, aunque aquel sea más frecuente. En una asamblea, el cuentista es a menudo designado a instancias del público. Se sienta en el suelo con las piernas cruzadas y las rodillas separadas, el auditorio se distribuye en semicírculo a su alrededor y la elección del cuento puede convertirse en una negociación entre el cuentista y su auditorio, que le anima a explicar uno u otro. El corpus de cuentos incluye un muestrario notablemente amplio: cuentos maravillosos, cuentos cómicos y cuentos de animales. La mayoría de las narraciones contienen una enseñanza y, en algunos casos, culminan en una moraleja. Los textos orales se refieren al medio en que estas gentes se mueven y a su manera de vivir. Tales informaciones pueden referirse a la fauna y la flora, y a la vida en la sabana. También pueden reflejar las relaciones que hay en un hogar y en el seno del campamento, aludir a las relaciones entre hombres y mujeres, evocar la cohabitación con otras etnias, relatar las creencias y supersticiones, y por último, esbozar los rituales de saludo o los ritos alimentarios.

En lo que a la poesía se refiere, si bien ocupa un lugar preferente en la vida de la sociedad tuareg, no suele ser declamada por rapsodas reconocidos por su maestría. Trata de todos los temas de la vida cotidiana: el amor, la cría de ganado, los viajes, la artesanía, la vida religiosa o la guerra. Los buenos poetas tienen fama en todo el país tuareg y todo el mundo sabe quiénes son los mejores poetas de la confederación de tribus.

Los poemas se recitan y cantan en las veladas galantes y en ocasión de las grandes fiestas. En las veladas de cada día, recitar correctamente los grandes poemas es un juego intelectual y la discusión sobre la bondad de un poema puede ser interminable y encarnizada. Por otra parte, casi todos los tuareg saben componer algunos versos y, por consiguiente, se suelen entablar justas poéticas en las que los jóvenes se lanzan epigramas que hay que saber responder con elegancia. Un amante que no dé la talla en estos juegos intelectuales corre el riesgo de ser rechazado por su amada. Como juego intelectual, la poesía se sitúa al lado de la proposición de enigmas, otro popular pasatiempo. La presencia de un poeta de nombre o de su intérprete en un campamento es un acontecimiento que atrae a una numerosa audiencia. Hay que tener en cuenta que todos los grandes poetas tienen por socio a un enabald que se aprende de memoria sus poemas según las instrucciones del propio poeta para que pueda interpretarlos correctamente. Este socio actúa asimismo como confidente del poeta a quien ayuda y critica cuando compone la obra. Un gran poeta suele tener varios y sucesivos asociados a lo largo de su vida a fin de garantizar la transmisión de los poemas a las nuevas generaciones mucho después de su muerte. Por otra parte, es gracias a los poemas épicos creados por guerreros que han participado en las batallas que han jalonado la agitada historia de los tuareg, que ésta ha podido ser reconstruida casi íntegramente. Hoy en día, aunque esta tradición de poesía épica ha perdido algo de su vigor, ha sido reanudada a raíz de los numerosos combates habidos en los años ochenta y noventa en Níger y Malí entre grupos de resistentes tuareg y las fuerzas armadas de dichos estados.

   
 
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