Página Principal Arte Pintura Bitácora Revista de Prensa

II. Caprichos

 
Indice
 
Capítulo Anterior
 
Caprichos
Introducción
Galería 1 - 10
Galería 11-20
Galería 21-30
Galería 31-40
Galería 41-50
Galería 51-60
Galería 61-70
Galería 71-80
 
Capítulo Siguiente

 

GALERIA: 41 - 50

 
41
41. Ni mas ni menos
En una prueba anterior, Goya criticaba a su propio gremio: «No morirás de hambre», dice al simio pintor, en cuyo cuadro queda embellecido el asno que le paga el retrato. Como si eso engañase a alguien. Burro, con peluca o sin ella.
42
42. Tu que no puedes
«Cómo suben los borricos» fue su primer título: muchos encumbrados son asnos, aunque manden y gobiernen. Por si fuera poco, se encaraman sobre el sudor de los humildes. «Tú que no puedes, llévame a cuestas». Qué tiesos van. Y con espuelas.
43
43. El sueño de la razón produce monstruos
«El autor, soñando. Su yntento solo es desterrar bulgaridades perjudiciales, y perpetuar con esta obra de caprichos el testimonio sólido de la verdad», escribió Goya dos años antes (1797). Pensó poner la estampa al frente de la edición.
44
44. Hilan delgado
Estas horribles mujeres, mezcla de brujas, celestinas y parcas, son calculadoras, metódicas y frías. Expertas en decidir destinos ajenos, quien cae en sus manos puede perecer: aun antes de haber vivido (¿provocadoras de abortos?)
45
45. Mucho hay que chupar
La superstición y la brujería hacían creer que las viejas podían vigorizarse con la sustancia vital de los niños. Chupar esa sustancia y «chupar» el dinero de quien encarga el negro negocio. Mucho chupar.
46
46. Correccion
Todos, en apariencia, andan contritos, compungidos y llenos de comedimiento. Pero al fondo asoman los horrores de sus almas, que también se traslucen en sus rostros, si bien se observa.
47
47. Obsequio á el maestro
Las brujas del alma horrible ofrendan un niño al Maestro, figura sexualmente ambigua y con dos cuernos esbozados que revelan su condición satánica. Casi lo único digno de la reunión es el Diablo.
48
48. Soplones
Quien denuncia desde el anonimato es un demonio que satisface al depravado y crea un ambiente fétido (obsérvense abajo las fuentes de la delación). Sólo maldad y alevosía hay en el alma hedionda del soplón.
49
49. Duendecitos
El pueblo creía en los pícaros duendes nocturnos, más bien simpáticos, con aire de frailucos. Tan falsos como las brujas y hechiceras, poblaban la mente de la gente sencilla. Así los vio el aragonés.
50
50. Los Chinchillas
Aristócratas ociosos de una comedia de Cañizares, los Chinchilla y quienes son como ellos tienen el seso ocioso, se nutren sin esfuerzo, de forma asnal y, además, ciega. Sus libreas y espadines no los hacen respetables.
   
 
Inidice
Página Anterior Página Siguiente
Arriba
 
 
 

Página Principal Contactar