1. Los precedentes. La imagen orientalizante y la imagen fenicia (Continuación)

Las primeras diosas

Entre las imágenes que aparecen en el ámbito indígena de época orientalizante destacan las divinidades femeninas. En honor a ellas se ofrecen libaciones de líquidos preciosos y se queman plantas aromáticas.

La Astarté de El Carambolo (Sevilla).

La Astarté de El Carambolo (Sevilla)

La diosa desnuda, sentada en un trono hoy desaparecido, es Astarté, cuyo nombre se lee en la dedicación, en caracteres fenicios, sobre el pedestal cúbico junto a sus epítetos rituales. Se menciona también a los dedicantes. Es una dedicación como acción de gracias de dos hermanos por haber escuchado su plegaria. Se supone que reproducía una estatua de culto oriental.

Cubre su cabeza una peluca, según la moda egipcia, que recuerda el rostro de la «Mujer en la ventana» (quizás Astarté) de los marfiles fenicios. Los brazos en movimiento rompen la simetría y el hieratismo y acentúan la vida de la estatuilla y su relación dinámica con el fiel al que se muestra frontalmente en actitud atenta. En las manos, hoy desaparecidas, pudo sostener una flor, una pátera o un cetro. Frontalidad y desnudo subrayan el carácter fecundador y de dominio protector de la diosa.

Se discute el epíteto de Astarté h.r, que unos interpretan como un apelativo de procedencia (la Astarté hurrita, de Siria); otros en relación con el término semítico que designa «cavidad», «agujero», «tumba», tal vez como la «Astarté de la gruta». Se ha propuesto un sentido funerario al epíteto h.r (cavidad como cámara sepulcral), o incluso cavidad como ventana.

La pieza ha podido ser fabricada en Oriente, donde tal vez perteneció a un santuario fenicio de Astarté, como Sidón o Tiro, de donde pudo ser exportada a Occidente como presente de lujo que circula entre templos o santuarios. En la temprana época orientalizante los santuarios son cauce de las imágenes de prestigio.

El timiaterio o quemaperfumes del poblado de La Quéjola (Albacete): muchacha desnuda con paloma.

Esta figurita pudo proceder de una habitación singular, probablemente sacra, en un pequeño poblado ibérico de la Meseta sur, en Albacete, especializado en el almacenamiento y redistribución del vino. Forma parte de un timiaterio o quemaperfumes, que mantuvo probablemente su uso ritual a lo largo de un siglo. Las plantas aromáticas se quemarían sobre la cazoleta que se abre sobre la flor de loto y que sostiene sobre su cabeza esta figurita desnuda de mujer. Sigue la vieja tradición del Mediterráneo oriental de la presentación frontal. Una incisión indica el sexo femenino y un cuidadoso punteado, el vello puberal. Es una adolescente que se inicia en el servicio de la diosa de la fecundidad, como la Astarté fenicia. La paloma que agarra de las patas, se asocia también al ámbito de la diosa. Sólo esta divinidad, protectora de la comunidad, puede justificar la presencia del desnudo femenino en un poblado. Es ésta la única imagen que permanece en el lugar tras el abandono definitivo del lugar a finales del siglo V a. C. La pervivencia de una imagen sacra a lo largo de varias generaciones puede vincularse, como en la Dama de Galera, a la transmisión familiar de una actividad sacerdotal.

En el mundo ibérico la imagen de la mujer desnuda requiere siempre una explicación especial. Se prolonga en ofrendas o exvotos de santuarios, generalmente sobre soporte de bronce. La mostración acentuada del sexo denota en estos casos su sentido religioso.

El timiaterio o quemaperfumes de Villagarcía de la Torre (Badajoz), con tres cariátides.

El timiaterio o quemaperfumes de Villagarcía de la Torre (Badajoz), con tres cariátides

El excepcional timiaterio de Villagarcía de la Torre se halló cerca de unas lajas de piedra, que podrían asociarse con un enterramiento de inhumación. Consta de varias piezas ensambladas: base-trípode sobre patas de felino; fuste con tres capullos; el coronamiento de tres mujeres que sostienen una cazoleta agallonada, en forma de flor abierta; y, por último, una tapadera.

Las tres pequeñas cariátides, exentas y planas en su parte posterior, deben vincularse a un ritual iniciático de la mujer en relación con el culto a la Astarté fenicia. Un peinado largo, en forma de peluca, enmarca sus rostros. La túnica, adornada con incisiones, les ciñe la cintura. Van descalzas. Ambas manos sostienen el alargado tallo de una flor de loto que se abre.

El número de tres sirvientas de la diosa (posiblemente míticas) insiste en la repetición ternaria de los elementos constitutivos del quemaperfumes.

Mujeres sosteniendo una flor: timiaterio o quemaperfumes de una tumba de Cástulo (Jaén).

Mujer sosteniendo una flor de una tumba de Cástulo (Jaén)

El tipo de cariátide del timiaterio de Villagarcía de la Torre (Badajoz) es similar a algunas placas de bronce tempranoibéricas, como las tres figuritas femeninas de una tumba del Estacar de Robarinas en Cástulo (Jaén), con una palmeta o papiro en sus manos.

Viste túnica de mangas cortas, con finas incisiones de bordados, que ciñe estrechamente la cintura. El peinado, rematado en rizos curvos y las orejas de vaca, que se despliegan horizontalmente a ambos lados de los ojos, aluden al modelo de la divinidad egipcia Hathor. De sus cabezas brota un loto o lirio abriéndose. Se ha identificado en estas cariátides un posible soporte de timiaterio. Estas figuras nos introducen en el ambiente mítico de la diosa Astarté, cuyo entorno asume elementos iconográficos del mundo egipcio. Estas servidoras, de pie, asumen y reproducen los signos de su diosa, anuncian su fecundidad, como en la gran diosa alada que vemos sentada y desnuda y con grandes flores abiertas en sus manos en uno de los relieves de Pozo Moro (Albacete), que también encontramos en marfiles y bronces orientalizantes. El timiaterio se asociaba en la tumba a un probable braserillo o bandeja de bronce, destinado a la libación.

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