De la utopía a la realidad

Se me pide que en pocas líneas analice la ideología de Ramón Acín Aquilué (Huesca 1888-1936), difícil tarea pues su ideología está presente en sus diferentes manifestaciones, como artista (pintor, escultor y dibujante), como pedagogo, articulista y por supuesto como hombre de acción.

Vamos a considerar, por tanto, a Ramón Acín en su doble vertiente de costista-republicano y anarcosindicalista. Él, como otros muchos jóvenes nacidos a finales del siglo XIX, estuvo influenciado e impregnado de costismo. Cuando Joaquín Costa muere en 1911, Ramón Acín inicia su andadura; como dirá posteriormente Felipe Alaiz: «Ramón Acín con Bel, Samblancat, Maurín y yo, formamos en el Alto Aragón desde 1915 a 1920 una guerrilla con todas las características de alianza antifascista».

Efectivamente, entre 1914-1915 editaron en Huesca la revista Talión, «iojo por ojo, diente por diente!», de la que no se conserva ningún número, aunque sí múltiples referencias de sus contenidos y tono crítico. Algunos de sus miembros redactores fueron encartados en procesos judiciales.

Lo que pretendían estos jóvenes articulistas, aunque en esos años Ramón Acín anduviera entre Huesca, Madrid y Granada como becado artístico de la Diputación Provincial de Huesca, era denunciar el caciquismo y más concretamente, en su ciudad, a los seguidores de Camo (fallecido también en 1911) en el más puro estilo del Costa republicano de los últimos años.

En 1913 se instaló por unos meses en Barcelona, en donde contactó con Ángel Samblancat, con quien fundó el periódico Ladra, «órgano de expresión del asco y de la cólera del pueblo»; sólo salieron dos números en 1913 y por uno de ellos fue detenido por primera vez Ramón Acín. En "Id vosotros", se refería a la injusta guerra colonial en Marruecos (tema preferente de crítica y análisis, en esos momentos, de la izquierda y de la prensa progresista) a la que no iban los soldados de cuota. En "No riáis" recuerda el IV aniversario de la Semana Trágica de Barcelona y aprovecha en él para denunciar el falso republicanismo federalista propagado por algunas organizaciones políticas catalanistas. El republicanismo de Acín era, y creo que lo fue siempre del más puro cuño pimargalliano.

A partir de 1912 empezó a enviar a El Diario de Huesca sus peculiares viñetas y en 1913 a ser asiduo articulista. El Diario de Huesca fue fundado por Camo y era dirigido, entonces, por Luis López Allué; en este periódico, en el que escribió hasta un mes antes de ser fusilado, Ramón Acín fue siempre más comedido, no atacó nunca el caciquismo. Sí lo haría en El Pueblo (Huesca), periódico de tendencia republicana y aragonesista o en El Ideal de Aragón (Zaragoza), de la misma tendencia; en éstos atacó con visceralidad las estructuras sociopolíticas del sistema de la Restauración, sustentadas en el caciquismo y en la excesiva influencia moralizante que el clero ejercía sobre la sociedad. Con estilo irónico, mordaz y no exento de referencias metafóricas a lo bíblico y sagrado, su comunicación a través de la prensa con sus convecinos oscenses fue frecuente. Los sucesos más destacados acaecidos fueron objeto del análisis y comentario por parte de Ramón Acín que escribió: sobre las ocho horas de trabajo (reivindicación máxima del sindicalismo de entonces), sobre la Revolución Rusa (que también por él fue ensalzada), sobre el movimiento espartaquista en Alemania y Rosa Luxemburgo, sobre la sublevación del cuartel del Carmen (Zaragoza, 1920), sobre la hipocresía de los que practican obras caritativas... En 1924 fue encarcelado durante unas semanas por solicitar en un escrito el indulto del dibujante «Shun».

Pero el costismo de Acín también lo manifestó en el aula, como profesor titular de dibujo (1917) en las Escuelas Normales de Maestros y Maestras de Huesca. En su trayectoria pedagógica dos modelos educativos estuvieron permanentemente presentes: el de la Institución Libre de Enseñanza y la Escuela Moderna de Ferrer i Guardia. Difundió entre sus discípulos el modelo de escuela mixta, anticlerical, en contacto con la naturaleza; algunos de ellos estuvieron posteriormente relacionados con el sindicalismo anarquista y con la enseñanza: Félix Carrasquer, Francisco Ponzán o Evaristo Viñuales.

Republicano y anarquista

El republicanismo en Acín formó parte de su compromiso político, aparte de ser siempre un anarquista, en él no hubo virajes hacia otras ideologías, siempre manifestó sus simpatías con la República como régimen político. Antes de 1920 fundó con otros oscenses la Agrupación Libre, en la que se pretendía integrar a todas las tendencias republicanas y de izquierda con el objetivo de crear plataformas de choque contra el caciquismo oscense.

En plena dictadura primorriverista, en 1926, Ramón Acín, desde Huesca, estuvo comprometido en la Sanjuanada cuyo objetivo no sólo era acabar con la Dictadura de Primo de Rivera sino también proclamar la República. El fracaso de la conspiración le costó su primer exilio en París, que aprovechó para profundizar en las vanguardias artísticas. En la Sanjuanada participó directamente, en Barcelona, el capitán Fermín Galán, que fue juzgado y condenado a varios años de prisión que cumplió en el Castillo de Montjuich, donde escribió el ensayo Nueva Creación y la novela inédita La Barbarie Organizada (sobre la guerra colonial de España en Marruecos). Indudablemente Ramón Acín leyó con detenimiento Nueva Creación y subrayó el modelo político propuesto por Galán que coincidía con las posturas del anarcosindicalismo intelectual y más pragmático: República federal, autonomía municipal y comarcal, federación de comarcas al estilo de las comunas y de las federaciones comunales...

Sea como fuere, desde el momento en que Galán fue trasladado a la guarnición de Jaca, la amistad entre ambos fue estrecha, Fermín Galán si se quedaba en Huesca pernoctaba en casa de Ramón Acín. Antes de que Galán fuera nombrado delegado en Aragón del Comité Revolucionario Nacional, Ramón Acín, líder local de la CNT de Huesca, era pieza clave del engranaje: la colaboración de los cenetistas oscenses estaba fuera de toda duda, así como la de Zaragoza dados los contactos de Acín con los anarquistas zaragozanos (Chueca, hermanos Alcrudo, Abós, Santaflorentina, etc.) y especialmente con Rafael Sánchez Ventura, muy intensa en los meses previos a la sublevación.

La noche anterior a la sublevación de jaca Acín no durmió en su casa, según J. Arderius y J. Díaz Fernández estuvo presente en Ayerbe; según la familia Sancho Blánquez, también presenció el enfrentamiento militar de Cillas; exasperado por el derramamiento de sangre, pasó aquellos momentos parapetado del cruce de fusilería. Acín como Galán no quería derramamiento de sangre.

Tras el fracaso de Cillas, Ramón Acín permaneció escondido dos o tres días en el carrascal de Pebredo y un tiempo semejante en la ermita de Loreto, hasta que logró esconderse en la casa de Angelita Blánquez en Zaragoza, donde pasó las Navidades de 1930. Ayudado por José Ignacio Mantecón, llegó a Lisboa y desde allí al exilio parisino otra vez, hasta la proclamación de la II República.

Otro dato que demuestra el fuerte compromiso de Acín con los sucesos de diciembre lo dio él mismo en una carta abierta a María Cruz Bescós (hija de Manuel Bescós, «Silvio Kossti») en El Diario de Huesca en la que hacía referencia a la alcaldía, vacante en 1935 tras la muerte de Manuel Gómez (republicano radical). Acín reconocía haber sido designado alcalde de Huesca en sus conversaciones con Galán en caso de que hubiese triunfado la sublevación de Jaca y se hubiese proclamado la República.

Al llegar la II República en Huesca, el 14 de abril, numerosos grupos de personas con banderas tricolores se dirigieron al Ayuntamiento; frente al domicilio de Conchita Monrás (su esposa) se dieron vivas a la República, a Acín y a José Jarne exiliados en París desde enero de 1931. Al llegar a Huesca fueron recibidos en olor de multitudes porque desde la más pequeña aldea altoaragonesa se desplazaron para verlos, a ellos y a los militares encartados liberados: Sediles, Salinas, López Mejías...

Sindicalista, autocrítico y tolerante

Como anarquista y sindicalista, nunca dejó de serlo, Ramón Acín postuló siempre por la práctica sindical reivindicativa, huyendo de enfrentamientos violentos. Siempre creyó que a través de la educación y de la formación se hacía a los hombres libres y tolerantes. Huyó de la polarización social extrema en todo momento. Si en un principio, en sus escritos hubo radicalidad y algún que otro exabrupto, con el paso de los años los fue limando y atenuando. Autocrítico, confesaba que con la trayectoria escogida en sus primeros años de militancia a pocos hubiera convencido.

Posiblemente contactó con la CNT antes de que esta organización saliera de la clandestinidad en 1915, durante su estancia en Barcelona en 1913; pero su militancia hay que posponerla a los años 1915-1916, instalado ya definitivamente en Huesca.

En 1919 participó como delegado de los sindicatos altoaragoneses anarquistas en el II Congreso de la CNT en el Teatro de la Comedia de Madrid. Allí defendió una ponencia sobre la prensa, se trataba de denunciar a la prensa burguesa por cómo trataba los acontecimientos y la problemática social, cada vez más intensa en España a partir de la huelga general de agosto de 1917 y de la aparición de los sindicatos amarillos y de los pistoleros de la patronal, que tantas muertes de anarcosindicalistas produjeron. El propio Acín escribió sobre el asesinato de Salvador Seguí (líder cenetista catalán).

Por esos años, 1919-1923, participó intensamente en la creación, a instancias de la revista anarquista leridana Lucha Social, de Sindicatos de Oficios Varios en la parte oriental de la provincia de Huesca; tarea que continuó, clandestinamente, durante la dictadura primorriverista. De esta época es la relación amistosa que entabló con otro gran anarquista y pedagogo de Albalate de Cinca, Félix Carrasquer.

Además colaboró en Solidaridad Obrera, con una serie de artículos que tituló "Florecicas", en Cultura y Acción (Zaragoza) se solían reproducir algunas de sus "Florecicas". Él mismo llegó a fundar la revista Floreal, de la que no conservamos ningún número. Uno de sus artículos "Espigas rojas" fue reproducido en la revista libertaria zaragozana El Comunista. En la prensa anarquista defendió su filosofía libertaria desde actitudes pacifistas y tolerantes.

Durante la II República participó como delegado de la CNT en el Congreso Extraordinario de Madrid de junio de 1931 y en el del Teatro Iris de Zaragoza en 1936, representando al sindicalismo anarquista oscense y a potentes organizaciones sindicalistas como la de Huesca, Albalate de Cinca, Ayerbe, Barbastro, Grañén, Tardienta, Fraga...

La fuerte protesta social protagonizada por la CNT de Huesca deparó algún que otro disgusto a Ramón Acín. El intento de sublevación del teniente Carlos Sanjuán, anarquista, en Jaca en 1932 causó la detención y prisión preventiva de Ramón Acín hasta que se comprobó su inocencia. Las huelgas en Huesca de 1932-1933 le ocasionaron varias detenciones; lo mismo sucedió tras el fracaso del movimiento insurreccional anarcosindicalista de diciembre de 1933.

Tampoco prosperaron sus proyectos escultóricos a los mártires de Jaca (Fermín Galán y García Hernández), que debían instalarse en Huesca (actual plaza de Cervantes) y en Jaca.

Si desde su juventud, los mítines y conferencias habían sido actividad habitual de Acín, ahora durante la República aumentaron. El Teatro Principal de Huesca y el local de la Asociación de Dependientes de Comercio fueron espacios habituales de Ramón Acín especialmente en las campañas electorales de junio de 1931 y en las frentepopulistas de 1936, pidiendo el voto de la CNT para la izquierda. Ramón Caín recorrió los pueblos de la provincia oscense insistentemente; colaboró también en la difusión de la cultura con las Misiones Pedagógicas.

Nada más empezar el Alzamiento Nacional, convencido de que en cuestión de días se iba a sofocar, se dejó llevar por la actitud un tanto pusilánime del gobernador civil Carrascosa, de no armar al pueblo el 18 de julio por más que lo demandasen las organizaciones sociopolíticas. Él mismo fue víctima de su pacifismo, escondido en su propia casa, buscado por los falangistas oscenses que cada dos por tres importunaban a Conchita Monrás, fue fusilado en las tapias del cementerio de Huesca el 6 de agosto de 1936, su esposa lo sería días después.

Por José María Azpíroz Pascual, historiador.

Bibliografía

  • Felipe Alaiz, Vida y muerte de Ramón Acín, París, Umbral, (s. a.), 1 a edic., 1937.
  • José Mª Azpíroz Pascual, Fernando Elboj Brota, La sublevación de Jaca, Zaragoza, Guara Editorial, 1984.
  • José Mª Azpíroz Pascual, Poder político y conflictividad social en Huesca durante la II República, Huesca, Editorial Crónica (Ayuntamiento de Huesca), 1993.
  • Miguel Bandrés Nivela, La obra artigráfica de Ramón Acín: 1911-1936, Huesca, Colección de Estudios Altoaragoneses, nº 15, 1987.
  • José Domingo Dueñas Lorente, Costismo y anarquismo en las letras aragonesas, Huesca, Rolde-IEA, 2000.
  • Manuel García Guatas, Pintura y arte aragonés (1985-1951), Zaragoza, Librería General, 1976.
  • Sonya Torres Planells, Ramón Acín, 1888-1936. Una estética anarquista y de vanguardia, Barcelona, Virus Memoria, 1998.