Britta Jaschinski Dusting for New Evidence
Britta Jaschinski: Dusting for New Evidence

Cuando nos asomamos a los concursos de fotografía que versan sobre la naturaleza y la vida salvaje, solemos centrar nuestras miradas en esas maravillosas imágenes repletas de vida y colorido. Así sucede, por ejemplo, en la última edición del Wildlife Photographer of the Year donde animales y plantas se nos muestran en todo su esplendor. Sin embargo, hay una categoría, titulada «Fotoperiodismo», en la que las imágenes deben profundizar en la relación entre los seres humanos y el mundo natural, e ilustrar cómo nuestras actitudes, decisiones y acciones repercuten en el mundo natural. Esta es la intrahistoria de la ganadora del año 2024 en dicha categoría:

Intentar encontrar huellas dactilares en un colmillo de elefante solía ser un ejercicio inútil. Las técnicas convencionales no podían detectar las huellas porque el marfil es poroso y las absorbe en unas 24 horas. Sin embargo, un nuevo polvo magnético permite a los expertos obtener huellas dactilares del marfil hasta 28 días después de haberlo tocado. Esto aumenta las posibilidades de identificar a los implicados en su comercio ilegal.

El Fondo Internacional para el Bienestar Animal ha encargado la fabricación de estos kits especiales para las fuerzas fronterizas. Se han distribuido a más de 200 fuerzas de 40 países, lo que ha dado lugar a la resolución de cuatro casos que se han saldado con 15 detenciones. El kit también se ha probado con éxito en garras de tigre, cuerno de rinoceronte y escamas de pangolín.

Roz Kidman Cox, editora, escritora y juez del concurso, ha declarado que la fotografía de Britta Jaschinski «aúna arte, ciencia, crimen y periodismo. La composición está ajustada con precisión para contar una historia que se entiende al instante. Está iluminada a la perfección, con las huellas dactilares claras, y hay esmero en la forma en que se muestra el colmillo, como un objeto de gran valor y conmovedor».

Ritchie Valens en 1958 © Michael Ochs Archives
Ritchie Valens en 1958 © Michael Ochs Archives

En los tiempos en que los singles eran la forma dominante de lanzamiento musical, la cara B a veces irrumpía inesperadamente cuando llegaba a las ondas. Este fue el caso de Ritchie Valens, un joven de 17 años que lanzó «La Bamba», una canción folclórica tradicional mexicana que grabó al estilo del rocanrol en 1958.

Su productor, Bob Keane, dijo que la pusieron en la cara B del disco de Valens «Donna» porque «estaba toda en español y pensé: “Nadie va a poner eso”». Inesperadamente, la canción se difundió como la pólvora y la interpretación de Valens le convirtió en el primer ídolo adolescente latino de Estados Unidos. Ocho meses después, mientras estaban de gira, las vidas de Valens, Buddy Holly y «The Big Bopper» JP Richardson se vieron trágicamente truncadas por un accidente aéreo en Iowa, un día que Don McLean definió como «el día en que murió la música».

Pero, ¿qué hay de las raíces folclóricas mexicanas originales de la canción?

«La Bamba» es originaria del estado de Veracruz, en la costa del Golfo de México. Se dice que el origen de esta canción popular se remonta a los esclavos africanos traídos por los colonizadores españoles, que escaparon a las montañas y vivieron allí con los indígenas. Por eso, «La Bamba» es un excelente ejemplo de son jarocho, un estilo musical regional de Veracruz que fusiona elementos barrocos españoles, africanos occidentales e indígenas.

El género también se presta a la improvisación, ya que los cantantes personalizan los versos para adaptarlos a la ocasión; según la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, se han documentado hasta 1.000 versos de «La Bamba».

En las versiones tradicionales de esta canción, los instrumentos se tocan con un ritmo afrocaribeño. «Está incrustado en el propio rasgueo», afirma Alexandro Hernández, etnomusicólogo de la UCLA. «Es esa conexión afrocaribeña que ha estado ahí durante cientos de años, mezclada con un poco de español y de las primeras naciones». La canción resume así la historia colonial de Veracruz y la desafiante supervivencia de las poblaciones indígenas y de África occidental durante este periodo.

Según un artículo de Life de 1945, la canción «salió de la selva» y fue introducida en los clubes nocturnos de Nueva York por el director de orquesta Everett Hoagland. El siguiente giro interesante en la trayectoria de la canción fue su adopción por Miguel Alemán Valdés en su exitosa campaña presidencial mexicana un año después. Después se hicieron un par de versiones poco conocidas antes de la exitosa versión de Valens en 1958, tras la cual artistas más famosos como Dusty Springfield y Harry Belafonte produjeron sus propias versiones.

«Para bailar la bamba, se necesita un poco de gracia». El nombre del baile, la «bamba», se cree que está relacionado con el español «bambolear», que significa «balancearse», «mecerse» o «tambalearse». El significado de la canción cobra sentido al presenciar su danza folclórica asociada, una intrincada rutina para recién casados en la que intentan atarse un lazo utilizando sólo sus pies danzantes.

Veintiocho años después de la muerte de Valens, se rodó una película biográfica sobre su vida, La Bamba, con una banda sonora grabada íntegramente por Los Lobos, un grupo de rock del este de Los Ángeles. Su versión de «La Bamba» alcanzó el número uno en 11 países, entre ellos Nueva Zelanda, Francia, Zimbabue y Estados Unidos. Esta versión se ha convertido en omnipresente, popular entre los mariachis y tocada en bodas y celebraciones de todo el mundo.

El espíritu de resistencia y alegría contra viento y marea de la canción se puso de manifiesto en 2017, cuando los contramanifestantes se enfrentaron a neonazis y supremacistas blancos en una concentración de «la vida de los blancos importa» en Tennessee. Los contramanifestantes, que superaban en número al menos en tres a uno a los asistentes a la concentración, llevaron un equipo de sonido para ahogar a los supremacistas blancos. Empezaron a tocar «La Bamba» mientras un supremacista blanco pronunciaba un discurso, eclipsándole y convirtiéndose en noticia. Trevor Noah, ex presentador de The Daily Show, describió la escena en directo y señaló una cabeza que asentía en las imágenes de las noticias, comentando: «Incluso uno de los nazis no puede evitar asentir». La siguiente concentración, que iba a celebrarse horas más tarde en las inmediaciones, se canceló entonces.

«La Bamba» sigue resonando. La versión de Valens forma parte del Salón de la Fama de los Grammy Latinos y es la única canción en lengua no inglesa que figura entre las 500 mejores de todos los tiempos según la revista Rolling Stone. La canción ha perdurado a lo largo de los siglos y ahora es innegablemente un himno de las Américas, que capta y celebra el multiculturalismo en Estados Unidos y, dentro de éste, las identidades americanas en constante evolución.

The paperback edition of ‘The Life of a Song: The stories behind 100 of the world's best-loved songs’, edited by David Cheal and Jan Dalley, is published by Chambers. Music credits: Del-Fi; Smithsonian Folkways; Mercury; M.A.T. Music Theme Licensing; Slash/Rhino/Warner.

Los refugios, como el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, siempre me producen sentimientos contradictorios. Para los amantes de la vida salvaje, tener la oportunidad de ver a jirafas, elefantes, osos, tigres,... a tan corta distancia es una experiencia única. Sin embargo, produce tristeza observar a tan maravillosos animales encerrados aunque en este caso se trate de una jaula «natural». Sus condiciones son, desde luego, muchísimo mejor que las que ofrecen los zoos, pero aún así los animales no gozan de la libertad para la que han nacido. Me pregunto si el destino final de la fauna salvaje no será sino vivir en semilibertad al cuidado de los hombres....

Antonio Moro (Utrecht, 1516/1520-Amberes, 1576): Retrato de Giovanni Battista di Castaldo, hacia 1550
Antonio Moro (Utrecht, 1516/1520-Amberes, 1576): Retrato de Giovanni Battista di Castaldo, hacia 1550

Antonio Moro (Utrecht, 1516/1520-Amberes, 1576): Retrato de Giovanni Battista di Castaldo, hacia 1550
Óleo sobre tabla. 107,6 x 82,2 cm
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid
Nº INV. 291 (1976.65)


Antonio Moro fue un importante pintor flamenco del siglo XVI y un especialista en el llamado retrato “de corte”. Viajó a Inglaterra, Portugal y España y representó a los miembros de la familia real y de la corte de manera majestuosa, pero con la austeridad característica del reinado de Felipe II. En su última etapa también retrató a los eruditos y comerciantes de su círculo. Fue la figura más sobresaliente de la retratística flamenca, que continuó en esa centuria con el florecimiento inaugurado en el siglo anterior, incorporando nuevos formatos en los que los personajes, trabajados con un exquisito refinamiento, se presentan con un elegante toque de distanciamiento.

La imagen de Giovanni Battista di Castaldo responde a un tipo y a un esquema característicos de la manera de Moro. El personaje aparece de tres cuartos, de pie, con la mano apoyada en el borde de una mesa y sosteniendo un sombrero. Con el rostro vuelto, la luz se concentra en las facciones, quedando el resto envuelto en una sutil penumbra. Con este encuadre, el modelo dirige su mirada hacia un espectador que, como escribió Elisa Bermejo, «se siente mirado intensamente». Respecto a la fecha de ejecución, este retrato ha sido comparado con otro que pintó Moro del cardenal Granvela en 1549 y que se conserva en el Kunsthistorisches Museum de Viena. También pertenece a este periodo el de Fernando Álvarez de Toledo, tercer duque de Alba, de los Musées Royaux des Beaux-Arts de Bruselas. Woodall mencionó dos posibles fechas para su ejecución: una entre 1549-1550, antes de que Castaldo partiera hacia Hungría, y la otra entre 1552 y 1553.

El personaje de la tabla fue identificado en anteriores publicaciones con un militar español debido a la cruz de la orden de Santiago que luce en el pecho y a la espada que exhibe; también con Jan Baptista Castilan, por una inscripción que tuvo el cuadro y que fue eliminada en el siglo pasado; y, por último, con el cronista y poeta Juan de Castellanos, aunque con interrogación. La identidad actual se debe a Joanna Woodall, que llamó la atención sobre las semejanzas que existen entre nuestro personaje y dos efigies seguras de Giovanni Battista di Castaldo: la de un lienzo de Tiziano que formó parte de la colección Becker de Dortmund y la de una medalla de Annibale Fontana de la National Gallery de Washington.

Castaldo (1500-1562) fue un militar de origen napolitano que tomó parte en la batalla de Pavía, en el saco de Roma, en la batalla de Mühlberg y en diversas campañas contra los turcos. Debido a sus méritos, Carlos V le otorgó entre otros títulos el marquesado de Cassano de Lombardía. En 1528 fue admitido en la orden militar de Santiago, con cuyo emblema aparece retratado en esta tabla. En el Museo Arqueológico Nacional de Madrid se guarda una medalla de Leone Leoni con Castaldo de busto, de perfil mirando a la derecha y vestido con armadura; en el reverso se representa una victoria alada con corona y palma alusiva a sus éxitos castrenses. El militar está representado en esta medalla con una cabellera rizada abundante, así como con una barba prominente.

Esta tabla perteneció a los duques de Orleans y fue reseñada en esa colección en 1727 por Dubois de Saint-Gelais en su libro Description des tableaux du Palais Royal. Tras la venta de esa colección y su paso por otras colecciones, fue propiedad de sir Otto Beit, en cuya posesión estaba en 1913 en Londres. La tabla pasó después a los herederos de Beit, hasta su subasta en 1946. Antes de ingresar en la colección Thyssen-Bornemisza perteneció al marchante londinense Hazlitt y luego a una colección privada. Fue adquirida en 1976 por Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza para la colección establecida por aquel entonces en Villa Favorita, Lugano. Giovanni Battista di Castaldo se presentó por primera vez al público en una exposición dedicada al arte holandés que se celebró en la Royal Academy of Arts de Londres en 1929.

Mar Borobia

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Svetlana Ivanenko: Clash of the Titans
Svetlana Ivanenko: Clash of the Titans

La impresionante silueta de dos escarabajos ciervos luchando entre sí ha obtenido el primer premio de la sexta edición del concurso anual Close-Up Photographer of the Year. El mágico momento fue capturado por la fotógrafa Svetlana Ivanenko que encabezaba así a un grupo de ganadores y finalistas que muestran con asombroso detalle toda una serie de fenómenos naturales.

Un jurado de 25 expertos, entre científicos, editores, naturalistas, periodistas y fotógrafos, seleccionó 100 imágenes de entre más de 11.000 participantes. Fotógrafos de 61 países presentaron fotos de una amplia gama de animales y entornos, captando comportamientos espectaculares y hábitats fascinantes.

Si alguien está interesado, puede comprar un ebook que incluye 123 fotografías a toda página (con pies de foto e información sobre las tomas), 218 consejos de los fotógrafos premiados sobre técnica, visión y trabajo de campo, y todas las fotografías finalistas de las 11 categorías.

La Villa Quijano, popularmente conocida como El Capricho, es un edificio modernista situado en la localidad cántabra de Comillas. Fue proyectado por Antoni Gaudí y construido entre 1883 y 1885 bajo la dirección de Cristóbal Cascante, ayudante del arquitecto reusense, por encargo del indiano Máximo Díaz de Quijano. Es una de las pocas obras que Gaudí proyectó fuera de Cataluña, junto al Palacio Episcopal de Astorga y la Casa Botines de León.

José de Madrazo Antonio Ferrer del RíoJosé de Madrazo (Santander, 1781 – Madrid, 1859): Antonio Ferrer del Río, hacia 1856.
Óleo sobre lienzo. Dimensiones: 90 x 72 cm.
Colección Fundación María Cristina Masaveu Peterson.


Representado de medio cuerpo y con actitud relajada, el retratado fue un conocido historiador, periodista y escritor del Romanticismo español, Antonio Ferrer del Río (Madrid, 1814 – El Molar, Madrid, 1872).

Ostenta la medalla de la Real Academia Española, de la que fue académico, y la encomienda de la orden de Carlos III. Ferrer del Río mantuvo una relación cercana con José de Madrazo, como muestra una de las cartas que le envió desde el Archivo de Simancas, conservada hoy en el Archivo del Museo del Prado y recogida en el tercer tomo del Epistolario de Madrazo, proyecto editado de manera conjunta por la Fundación María Cristina Masaveu Peterson y el Museo del Prado. De hecho, en la necrológica que escribió a la muerte del artista menciona este retrato, uno de los últimos que realizó, que debió de hacerle en 1856, pocos años antes de su fallecimiento. El cuadro fue adquirido en Fernando Durán, en la subasta del 27 de octubre de 2022 (lote 537). Ha sido restaurado por la Fundación María Cristina Masaveu Peterson.

Nacido en Madrid en 1814, la mala salud de Antonio Ferrer del Río hizo que recibiera una educación poco convencional, centrada en el estudio de lenguas modernas y clásicas y de las matemáticas. Fue también alumno y discípulo del poeta y académico Alberto Lista, y  del criptógrafo Francisco de Paula Martí Mora, de quien aprendió taquigrafía. De joven se trasladó a La Habana, donde colaboró con la prensa cubana, y a su regreso a España fue nombrado bibliotecario del Ministerio de Instrucción Pública, Comercio y Obras Públicas. Fruto de su experiencia como periodista en Cuba, Ferrer del Río comenzó su carrera en la prensa española, en la que destacó como «periodista de pluma ágil y de calidades estéticas» (La Real Academia Española, 1999, p. 196). Trabajó como articulista en La América, donde colaboraron distintos escritores liberales, así como en la Revista Española de Ambos Mundos y en El Heraldo. Entre 1843 y 1845 dirigió la revista romántica El Laberinto y la Revista de España, de la que fue también fundador.

Además de su labor periodística, la producción literaria y ensayística de Ferrer del Río fue muy extensa y variada. Como historiador, en 1851 fue premiado por la Real Academia Española por la obra Examen histórico-crítico del reinado de Pedro de Castilla, y escribió los ensayos históricos Decadencia de España: historia del levantamiento de los Comuneros de Castilla (1850), Historia del reinado de Carlos X en España (1856), Introducción a los anales del reinado de Isabel II, cuya edición costeó la propia reina, etc. También tradujo importantes trabajos de historia, entre otros,  los treinta y ocho volúmenes de la Historia universal de César Cantú, la Historia del Consulado y del Imperio francés de Thiers, o la Cronología universal de Dreyss.

Cultivó también el teatro –La senda de espinas (1859) y Francisco Pizarro (1860)­­–, la novela ­–De patria a patria (1861)– y la poesía, con poemas y odas de corte neoclásico dedicados, entre otros, al general Castaños y a su maestro, el poeta Alberto Lista. Fue autor de numerosas biografías de ilustres escritores como Ercilla, Espinel, o el padre Sigüenza, y ofreció datos y anécdotas personales de sus contemporáneos Quintana, Larra, Mesonero Romanos, Espronceda, Zorrilla o Martínez de la Rosa en su Galería de la literatura española (1846).

Antonio Ferrer del Río ingresó en la RAE (sillón letra Q) el 29 de mayo de 1853 con el discurso titulado La oratoria sagrada española en el siglo XVIII. Su amigo, el académico Juan Eugenio Hartzenbusch, fue el encargado de darle la bienvenida a la docta casa. Ocupó el cargo de bibliotecario durante cinco años, desde 1867 hasta muerte, en 1872.

Murió en El Molar (Madrid) el 22 de agosto de 1872, tras diecinueve años en el sillón Q de la RAE. Del Río fue muy conocido en los medios madrileños por su corpulencia, sobre la que escribió, con sorna y en verso, el académico Manuel del Palacio en el libro sobre personalidades de la época Cabezas y calabazas (1880, p. 70):

«En tertulias y cafés
se habla de él con interés,
y, pese a algún adversario,
es un hombre extraordinario,
tanto... que abulta por tres».

Derechos del pasajero por vuelo cancelado

En primer lugar, se aclara que el presente artículo versa sobre los derechos reconocidos al pasajero en vuelos que partan desde un aeropuerto sito en el territorio de un Estado Miembro de la Unión Europea, cualquiera que sea su destino (esto es, es indiferente si se vuela a otro Estado Miembro de la UE o a un tercer Estado) o bien desde el territorio de un tercer Estado a un Estado Miembro de la Unión Europea (si bien en este último caso se requiere que la aerolínea sea comunitaria).

Esta regulación viene dada en el Reglamento (CE) n.º 261/2004 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de febrero de 2004 , por el que se establecen normas comunes sobre compensación y asistencia a los pasajeros aéreos en caso de denegación de embarque y de cancelación o gran retraso de los vuelos (en adelante “Reglamento”. Si la compañía aérea, en el último caso señalado, no fuera comunitaria, se aplicaría el Convenio de Montreal, cuestión que no es objeto de análisis aquí por razón de la complejidad que añade.

Visto esto, se entiende por cancelación de vuelo la no realización del mismo en el día y hora programada inicialmente en la reserva de vuelo que ha adquirido el pasajero (artículo 5). Ante esta cancelación ¿qué puede reclamar el pasajero?

En primer lugar, es obligación de la compañía ofrecer tres opciones, alternativas, al pasajero:

  1. El reembolso del precio íntegro del billete en el plazo de siete días, y cuando proceda, un vuelo de vuelta al primer punto de partida lo más rápidamente posible (imaginemos en este último supuesto que era un vuelo con escalas).
  2. La conducción hasta el destino final en condiciones de transporte comparables, lo más rápidamente posible.
  3. La conducción hasta el destino final, en condiciones de transporte comparables, en una fecha posterior que convenga al pasajero, en función de los asientos disponibles.

Además, se puede reclamar a la compañía aérea los gastos derivados de manutención y dos llamadas telefónicas. La manutención puede venir dada en forma de cheques de comida que la propia aerolínea ofrezca, pero ello no implica que, si los gastos son superiores, no se puedan reclamar. Por otro lado, la llamada será bastante útil si, por ejemplo, el pasajero no puede acceder, sin coste, al servicio de telefonía en el Estado en el que se encuentre (artículo 5.1.b y 9 del Reglamento)

Si, por ejemplo, la compañía aérea nos indica que va a ofrecernos un vuelo sustitutivo del primero programado para el día siguiente, es su obligación igualmente ofrecernos alojamiento para pernoctar las noches que sean necesarias hasta la salida del nuevo vuelo, así como transporte desde el aeropuerto hasta dicho lugar. Esto es bastante común en aquellos aeropuertos que disponen de servicios de hotel en las inmediaciones. Como se indica, estas obligaciones le incumben a la aerolínea, por lo que si el pasajero sufraga los gastos, éstos se pueden reclamar después.

Por otro lado, además de las tres opciones previas y demás ofrecimientos señalados, el pasajero goza de un derecho de indemnización (artículo 5.1c y 7). La cuantía del mismo varía (Vuelos de hasta 1.500 kilómetros, 250 euros; intracomunitarios de más de 1.500 kilómetros y demás vuelos de entre 1.500 y 3.500 kilómetros, 400 euros; demás vuelos, 600 euros; véase el matiz con respecto a vuelos intracomunitarios).

¿Qué ocurre si la aerolínea ofrece un vuelo próximo al inicial cancelado? El Reglamento prevé rebajas en la indemnización, con el fin de propiciar su rápido cumplimiento. Para ello se tiene en cuenta la diferencia entre la hora de llegada del vuelo inicial cancelado y la hora de llegada del vuelo sustituto (por ejemplo, no se ha podido volar en el vuelo de las 17:00 horas, pero se nos ofrece en vuelo inmediatamente posterior con el mismo destino, u otro al final de la tarde). Las rebajas son las siguientes:

  1. Vuelos de hasta 1.500 kilómetros, con una diferencia de hora de llegada no superior a las 2 horas, la indemnización es de 125 euros.
  2. Vuelos intracomunitarios de más de 1.500 kilómetros y demás vuelos de entre 1.500 y 3.500 kilómetros, con una diferencia de hora de llegada no superior a 3 horas, la indemnización es de 200 euros.
  3. Demás vuelos, con una diferencia de hora de llegada no superior a 4 horas, la indemnización es de 300 euros.

Sin embargo, la compañía puede no estar obligada a pagar la indemnización que hemos visto, y en concreto, en los siguientes casos: (se añaden ejemplos para una mejor comprensión)

(1) Que se informe a los pasajeros de la cancelación al menos con dos semanas de antelación con respecto a la hora de salida prevista, o (imagina que tienes un vuelo programado para el 20 de marzo a las 10:00 horas, pero el 1 de marzo la aerolínea te notifica la cancelación del vuelo)

(2) Que se informe a los pasajeros de la cancelación con una antelación de entre dos semanas y siete días con respecto a la hora de salida prevista y se les ofrezca un transporte alternativo que les permita salir con no más de dos horas de antelación con respecto a la hora de salida prevista y llegar a su destino final con menos de cuatro horas de retraso con respecto a la hora de llegada prevista, o (Tenías un vuelo el 15 de febrero a las 18:00 horas, pero el 5 de febrero te notifican la cancelación. Te ofrecen un vuelo alternativo que sale ese mismo día a las 16:30, es decir, con una hora y media de antelación, y llega al destino con sólo tres horas de diferencia respecto al vuelo original)

(3) Que se informe a los pasajeros de la cancelación con menos de siete días de antelación con respecto a la con respecto a la hora de salida prevista y se les ofrezca tomar otro vuelo que les permita salir con no más de una hora de antelación con respecto a la hora de salida prevista y llegar a su destino final con menos de dos horas de retraso con respecto a la hora de llegada prevista (tu vuelo estaba programado para el 10 de enero a las 12:00 horas, pero el día 7 de enero te informan de la cancelación. Te ofrecen otro vuelo que sale el 10 de enero a las 11:15, 45 minutos antes, y llega al destino con un retraso de solo una hora respecto al horario original).

Por último, pero no menos importante, la compañía no está obligada a indemnizar cuando concurran circunstancias extraordinarias, ajenas al control de la aerolínea, y que, a pesar poner los medios a disposición de que gocen para paliarlas, no pueda efectuar el trayecto (por ejemplo, tormenta eléctrica).

Por Borja Moliné, juez.

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10. Orden mundial: Retorno de la historia: los imperios. Araceli Mangas es catedrática de Derecho Internacional y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.