Jueves, 4 de junio de 2020

Gabriele Galimberte. Fotografía de la serie «Inside Out»
Gabriele Galimberte. Fotografía de la serie «Inside Out»

Greta Tanini e Cristoforo Lippi (30 y 27 años). Mientras que para la mayoría de las personas la cuarentena es sinónimo de aburrimiento y obligaciones, Greta y Cristoforo la aprovechan como una oportunidad para pasar tiempo juntos y explorar su relación después de haber estado separados por un océano durante más de un año. Ambos son estudiantes y normalmente viven en casas distintas, con diferentes compañeros de piso. Pero el encierro los encontró juntos, en la casa de Greta, los dos solos, y se han quedado allí y se quedarán allí durante estas semanas.

«En realidad tenemos mucho que hacer: tengo clases online todo el día, Cristoforo está trabajando en su proyecto final. Estamos ocupados, el tiempo pasa rápido», explica Greta.

La cuarentena también es una prueba para ellos para estar juntos, un paso que han estado deseando desde hace tiempo. Han dividido sus tareas domésticas: comprar, limpiar, ordenar. Su interacción social se limita a conversar con los vecinos, a una distancia segura, en el jardín. Tomaron medidas de precaución muy estrictas para no propagar el virus: «No queremos enfermar, y no queremos que nuestros seres queridos enfermen: preferimos permanecer en aislamiento en lugar de correr riesgos o poner en peligro la salud de los demás».


A mediados de febrero se detectaron los dos primeros casos de COVID-19 en Italia, uno en Codogno (Lombardía) y otro en Vo' (Véneto). La primera región, cuya capital es Milán, ha sido una de las más afectadas por el virus y en esa ciudad fue donde se encontraba el fotógrafo Gabriele Galimberte  (Instagram) cuando entró en vigor el confinamiento: «Durante las dos primeras semanas de la crisis del coronavirus en Italia, he elegido seguir trabajando fotografiando y entrevistando (junto con mi amiga Gea Scancarello @bellagea) a las personas encerradas en sus hogares de Milán, en cumplimiento de la cuarentena impuesta por el gobierno para luchar contra COVID- 19).»

No les resultó fácil convencer a las personas para que se dejaran fotografiar y entrevistar ya que el miedo se había apoderado de la gente. Milán se había convertido en una ciudad fantasma y sus habitantes se habían parapetado en sus casas, rehuyendo cualquier contacto humano. Solo gracias a estrictas medidas de seguridad como desinfectar los focos que se colocaban en el exterior o mantener la distancia de seguridad les permitió hacer las fotos en lo que podríamos considerar el nuevo género de retrato en tiempos del coronavirus.

El resultado final se puede ver en Inside Out. Todas las imágenes se muestran con su correspondiente leyenda.