Federico de Madrazo: Carlos Luis de Ribera
Federico de Madrazo (1815-1894): Carlos Luis de Ribera, 1839.
Óleo sobre lienzo, 97 x 73 cm
Inscripción en el ángulo inferior derecho: «F. de Madrazo / París 1839». En la parte superior izquierda: «CARLOS LUIS DE RIBERA».
Madrid, Museo Nacional del Prado, P-7799.
Carlos Luis de Ribera y Fievée (Roma, 1815-Madrid, 1891), primogénito del pintor neoclásico Juan Antonio de Ribera, se formó en Madrid con su padre y en la Academia de San Fernando, que le nombró en 1835 académico de mérito. Colaboró en la revista de orientación romántica El Artista, para la que realizó ilustraciones litográficas. En 1836 viajó a París, ciudad en la que residió durante nueve años y en la que asistió al estudio de Paul Delaroche. Federico de Madrazo, amigo y condiscípulo de Ribera, se estableció con su esposa en la capital francesa entre 1837 y 1839 y le trató allí de forma muy próxima.
Como hijos de artistas consagrados que habían sido y, a su vez, condiscípulos y rivales, Federico y Carlos Luis mantuvieron una amistad no exenta de emulación. Así, el día mismo en que Federico llegó a París finalizaba la primera carta que escribía a su padre el 13 de octubre de 1837 con la frase: «Parece que Carlos no ha trabajado mucho» y, ocho días después, ampliada ese juicio señalando que «trabaja muy poco; ya se ve que su padre lo tenía enteramente atado. Ha venido aquí, se ha juntado con españoles hambrones y majaderos y esto le ha bastado y le ha sobrado para perder la afición que tenía estudio». De todos modos Ribera trabajaba en su Don Rodrigo Calderón conducido al sepulcro (Madrid, Palacio Real), que quería exponer en el Salón. Y, en vista de eso, el propio Federico puso más empeño «en exponer más de una cosa y un cuadro algo grande y de un asunto que interese. La emulación es una cosa muy buena y que produce muy buenos resultados» (F. de Madrazo, 6-VII-1838). Los celos que Juan Antonio Ribera sentía hacia José de Madrazo, mejor situado en la escena artística contemporánea, influyeron en la rivalidad de los dos jóvenes. Por eso José recomendó a Federico «enhorabuena que le trates y con cariño, pero siempre con una cierta reserva tanto en tus confianzas como en las cosas del Arte, procurando aventajarle en ésta cuanto puedas» (28-VII-1838). La envidia de Juan Antonio aumentó, debido al mayor aprecio que los cuadros de Federico obtuvieron ante jurado y crítica, así que José volvió a aconsejar a su hijo respecto a Carlos que «sin quererle mal, antes todo lo contrario, debes reservarte porque un día sería él mismo tu mayor enemigo» (29-VI-1839). Sin embargo, el temperamento tranquilo de éste no planteó rivalidades serias con Federico. Dedicado al retrato y a la decoración mural, fue pintor de cámara de Isabel II, profesor y director de la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid. Seguir leyendo ...