Septiembre de 2020 (Continuación)

Ignacio Pinazo (1849-1916): La lección de memoria, 1898Ignacio Pinazo (1849-1916): La lección de memoria, 1898.
Óleo sobre lienzo, 143 x 143 cm.
Inscripción, cerca del ángulo superior izquierdo: «I. Pinazo».
Madrid, Museo Nacional del Prado, P-45 76.


El representado es el hijo menor del artista, Ignacio Pinazo Martínez (Valencia, 1883 - G0della, Valencia, 1970), que se dedicó a la escultura. Concurrió primero a la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia y luego, en 1900, a la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid. Pensionado por la Diputación de Valencia en 1903, estuvo tres años en Roma y uno en París, en 1907. En 1914 su obra El saque, premiada al año siguiente con medalla de segunda clase en Madrid, refleja su interés por los tipos valencianos. Autor de numerosos retratos y monumentos públicos, obtuvo una medalla de primera clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1948.

Ignacio fue modelo de varios cuadros y de infinidad de apuntes dibujados, acuarelados y al óleo de su padre desde su mismo nacimiento. Aquí, aparece representado con catorce o quince años. El artista había planteado el retrato tiempo antes y se conserva en colección particular madrileña una obra relacionada con él, de 68 x 96 cm. El hijo del pintor enfermó de tifus y hubo de suspenderlo. Un estudio de 75 x 98 cm que conserva el Museo Pinazo de Godella (Valencia) muestra un modelo con facciones todavía infantiles y el pelo rapado, ante una mesa en la que descansa un libro abierto. Al restablecerse, el niño se había convertido en adolescente, y el pintor hubo de afrontar de nuevo el retrato, debiendo encarar las dificultades de la transformación del modelo. Para ello, realizó primero un estudio de la cabeza y luego la obra, seguramente precedida de algún intento previo, como parece indicar una fotografía en la que se ve en un caballete un lienzo de iguales dimensiones, con la misma composición y el fondo abocetado en manchas; sobre el caballete aparecen dos autorretratos, uno de ellos de 1901, lo que haría inexplicable que el cuadro allí reproducido fuera el mismo del museo, pues se había adquirido dos años antes.

Aunque ya tenía una medalla de primera clase, que había obtenido en 1897, el pintor concurrió a la Exposición General de Bellas Artes de 1899 en Madrid con cinco obras, una de las cuales era ésta. En esa época era habitual, y así lo preveía el reglamento, que artistas que ya tenían una primera medalla concurrieran de nuevo en busca de otra, en la que un jurado diferente pudiera ratificar la calidad de sus obras. De ese modo se alejaban las sospechas tanto de posible parcialidad como de un acierto casual y único en un solo cuadro. Por otra parte, se había establecido que las obras que obtuviesen primera medalla serían adquiridas por el Estado en 6.000 pesetas cada una. Pinazo, que no había logrado recompensa alguna por su cuadro premiado en 1897, ya que era un retrato cuyo propietario no había querido cederlo a cambio de otro, tuvo así un poderoso acicate para presentarse, pues además las pinturas galardonadas pasarían al recién creado Museo Nacional de Arte Moderno.

La obra fue apreciada en la exposición, si bien no tuvo apenas reseñas en la prensa, a lo que debió contribuir el alejamiento de Pinazo, instalado en Valencia, de los medios periodísticos e intelectuales madrileños. También su carácter mixto, entre el retrato y el género, pudo haber dificultado su adecuada consideración. Los dos críticos de mayor prestigio, no obstante, la mencionaron con encomio. José Ramón Mélida indicó que podía «pasar por retrato», «muy hermoso de color», y Francisco Alcántara alabó, en conjunto, «los retratos hermosísimos» de Pinazo. Tras haber obtenido por unanimidad una medalla de primera clase, fue adquirida por el Estado en la cantidad establecida, con destino al Museo Nacional de Arte Moderno. Figuró después, manteniendo su título original en la Exposición Regional Valenciana de 1909 (n.° 304) y en la muestra de pinturas españolas que se celebró en la Royal Academy de Londres en 1920 (Catálogo, n.° 153), aunque en 1946 se presentó como Retrato de su hijo Ignacio en la exposición de Retratos ejemplares en las colecciones madrileñas.

En el momento de realizarse el retrato Ignacio practicaba ya la escultura y sólo un año después obtendría su primera crítica por la exposición de un busto en barro en el escaparate de un comercio de Valencia. El ceño levemente fruncido y la mirada abstraída traslucen el ensimismamiento propio del aprendizaje de memoria. El pintor, que hizo numerosos retratos de niños y de personajes ya maduros, resuelve también aquí con elegancia la dificultad de captar a un muchacho en plena transformación de sus rasgos físicos. Sentado en una silla de tijera en la que ya había posado alguna vez, y apoyado en un velador de madera, viste pantalón largo y abrigo de esclavina gris, que deja ver el forro de color rosa. Ese cromatismo, la naturalidad de la actitud, el abocetamiento de las formas sujetas, sin embargo, por un certero dibujo, y la amplitud de la pincelada, son herederos de la tradición española del siglo XVII. Además de la notoria influencia de Velázquez, bien patente en las largas pinceladas del forro, se ha visto también en esta obra la del Greco, a quien admiraba, en efecto, el artista.

Fuente texto: Catálogo exposición El retrato español. Del Greco a Picasso.

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Arco geotécnico de Piedrafita
Arco geotécnico de Piedrafita

Se trata de una ruta circular muy accesible y apta para realizar en familia con los más peques. Su duración aproximada es de unas cuatro horas de marcha efectiva así que tenemos tiempo de sobra para comer y disfrutar del paisaje.

Para ello, iremos hasta el pueblo de Piedrafita de Jaca (Valle de Tena) donde cogeremos la pista para subir hasta el Parque Faunístico Lacuniacha, punto de partida de la excursión. Podemos dejar el coche justo antes de llegar al aparcamiento del mencionado parque, al lado de unas naves. Ahí tenemos la primera señalización de todas las que marcan la ruta. Partimos de una altitud de 1.345 metros y alcanzaremos los 1.860 al llegar al arco.

Nos vamos a mover entre el embalse de Búbal y el extremo oriental de la Sierra de la Partacua, cadena montañosa de más de 10 km. de longitud que delimita el valle de Tena por el Oeste, separándolo del Valle del Aragón. El pico más alto de esta sierra es Peña Telera con 2764 m. de altitud.

Pasaremos primero por el ibón para dirigirnos hacia el arco. El desvío al arco está señalizado y en una media hora lo alcanzamos. Tras contemplar el espectacular paisaje desde esta curiosidad geológica, volveremos a bajar hasta el cruce donde, en lugar de dirigirnos de nuevo hacia el ibón, tomaremos la dirección de Piedrafita de Jaca. Aunque parece que vayamos directos al pueblo, en realidad la senda nos devuelve justo al punto inicial, es decir al mencionado parque faunístico.

Y como una imagen vale más que mil palabras, aquí os dejo una guía visual de la ruta:

El video muestra el crecimiento de cuatro tipos de hongos: Rhizopus, Aspergillus niger, Aspergillus oryzae y Penicillium. Capturado por fotografías supermacro a intervalos, el crecimiento de estos hongos es mágico y encantador, revelando un mundo diminuto misterioso y hermoso.

  • Rhizopus: los hongos de este género son utilizados para la producción de alcohol etílico producto de la fermentación. Se utiliza también para la obtención de ácido láctico y ácido fumárico de alta pureza usado en la industria química, alimenticia y farmacéutica.
  • Aspergillus niger: Se usa en la producción de ácido glucónico, en la fermentación del té (té chino llamado Pu-erh) y en los conservadores de comida. La producción industrial principal del Aspergillus niger está enfocada a la conservación de alimentos.
  • Aspergillus oryzae: se usa en la en cocina japonesa. Fermenta soja para producir miso y salsa de soja. Se usa para preparar el arroz para la fermentación, para el sake y para shoch.
  • Penicillium: Es el hongo productor de penicilina más conocido y también puede producir algunos alcaloides como la roquefortina C, meleagrina y chrisogina. Los quesos tales como el roquefort, brie, camembert, stilton, etc. se crean a partir de su interacción con algunos Penicillium.

Eduardo Rosales (1836-1873): La condesa de Santovenia, 1871.Eduardo Rosales (1836-1873): La condesa de Santovenia, 1871.
Oleo sobre lienzo, 163 x 106 cm.
Inscripción: «E. Rosales / 1871».
Madrid, Museo Nacional del Prado, P-6711


Primogénita entre los cinco hijos del general Serrano, duque de la Torre (1810-1885), María de la Concepción Serrano y Domínguez nació en La Habana en 1860, en el período en el que su padre era capitán general de la isla de Cuba. Por su belleza recordaba la hermosura de su madre, doña Antonia Micaela Domínguez, segunda condesa de San Antonio, mujer de gran influencia sobre su marido y que tuvo, por ello, gran poder en los asuntos de la vida política española. Concepción Serrano casó en París en 1880 con José María Martínez de Campos, segundo conde de Santovenia, en posesión de una gran fortuna, hijo de José María Martínez de Campos, primer conde de Santovenia, y de Elena Martín de Molina, marquesa de Castell Florite. A la vez se celebró el enlace entre Francisco Serrano y Mercedes Martínez de Campos, hermanos respectivos de los anteriores, en unas bodas fastuosas preparadas por la duquesa de la Torre. La condesa de Santovenia murió en 1941 en la ciudad francesa de Biarritz, en la que residía habitualmente, y donde había fallecido su madre en 1917. Por el testimonio de su hijo, Carlos Martínez de Campos y Serrano, nacido en 1887, en quien recayó el título de tercer duque de la Torre, se conoce el especial cariño y la veneración que sentía por su padre, el general Serrano, para el que fue su hija predilecta.

En la obra del Prado se presenta la niña de once años, en actitud de gracia y equilibrio. Rosales la pintó en Madrid. Por entonces el padre de la retratada era la máxima figura de la nación, pues al proclamarse la nueva Constitución, fue desde el 15 de julio de 1869 hasta el 2 de enero de 1871, fecha en que Amadeo de Saboya se posesionó del trono, regente del reino, con tratamiento de alteza. Después, el rey le encargó la constitución del Gabinete y ocupó la Presidencia del Gobierno, cargo que tendría cuando se realizó el retrato. La elegancia de la niña, vestida de raso de intenso color rosa con encajes y do Imán de terciopelo negro guarnecido de piel de marta, revela su destacada posición social.

Poco después de haberse pintado la obra figuró bajo el título Retrato de la señorita C. S. en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1871, a la que Rosales concurrió con otras tres obras de asunto histórico. La más importante, La muerte de Lucrecia, por la que obtuvo una medalla de oro, suscitó críticas debido a su ejecución abreviada, que se hicieron extensivas también al retrato, que fue considerado como muestra de debilidad o como «una equivocación genial de un gran artista», según recuerda Cotarelo. La obra debió de causar un efecto sorprendente por su alejamiento del retrato entonces habitual en España. En ella, el artista acierta a renovar el tipo de retrato de niña al aire libre que habían cultivado con frecuencia los pintores españoles de su generación y de la anterior, dándole un brío y una monumentalidad que se vinculan con la gran tradición española. Además, Rosales capta las calidades de las telas y las variaciones de tono a que dan lugar los reflejos con una pincelada suelta y certera, de influencia velazqueña. La presencia del árbol a un lado recuerda los retratos en traje de cazador para la Torre de la Parada que hizo Velázquez. La gallarda apostura de la muchacha, que tiene un precedente en el Retrato de la señorita Olea (colección particular), un año anterior, hace pensar, en cambio, en los retratos femeninos de Goya y la pose es muy similar a la de Fernando VII en un campamento (Museo del Prado, P-724), cuadro que se había llevado por entonces, en mayo de 1869, de la Escuela de Ingenieros de Caminos al Museo de la Trinidad. Por otra parte, la síntesis en la factura se ha relacionado por Lafuente Ferrari con los retratos franceses de la época, señaladamente Manet. Por su elegancia, fue comparado con el retrato de Miss Cecily Alexander de Whistler, obra, de todos modos, posterior. Sin embargo, la relación más clara debe buscarse en el estudio de la pintura de Velázquez. El fondo, sintético y suelto, muestra una calidad que anticipa la de los paisajes al aire libre de su última época de Rosales, pintados en Murcia.

Un estudio de cabeza para este retrato fue vendido en la exposición subasta que tras su muerte se organizó en las Salas de Bosch (antiguas Platerías Martínez) de Madrid.

Fuente texto: Catálogo exposición El retrato español. Del Greco a Picasso.

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4. América: ¿Cuáles son los intereses de Estados Unidos en Latinoamérica?. Soeren Kern, Investigador Principal, EEUU y Diálogo Transatlántico, Real Instituto Elcano (REAL INSTITUTO ELCANO, 19/12/05).
5. Modelo de Estado: Por la monarquía a la democracia. Joseba Arregi, ex consejero del Gobierno Vasco y ensayista.
6. COVID-19: Se acerca el invierno… ¿Estamos preparados?. José María Martín Moreno es doctor en Epidemiología por la Universidad de Harvard y catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Valencia.
7. Bielorrusia: La protesta tiene rostro de mujer. Marta Rebón es escritora y traductora.
8. Egipto: El timo de la Gran Pirámide. José Miguel Parra es doctor en Historia Antigua, arqueólogo, escritor y traductor. Su último libro publicado es La Gran Pirámide ¡Vaya timo! (Laetoli).
9. II Guerra Mundial: Hitler y Stalin, frente al espejo. Fernando Palmero es periodista y doctor por la Universidad Complutense. Es coautor, entre otros, de Para entender el Holocausto (Confluencias).
10. Modelo de Estado: El fracaso del modelo territorial. Luis Garicano es jefe de la delegación de Ciudadanos en el Parlamento europeo y vicepresidente y portavoz económico de Renew Europe.

Nereidum Montes fotografiada por Mars Express
Nereidum Montes fotografiada por Mars Express

No busquen en el mapa que estos montes no son «terrícolas» sino «marcianos». La imagen (en color real) muestra la superficie de la región norte de la cuenca Argyre, una de las mayores estructuras de impacto de Marte, con una resolución de 15 metros por píxel y fue hecha en 2015 por la Cámara Estéreo de Alta Resolución (HRSC) de la Mars Express.

La cordillera se extiende a lo largo de más de 1.100 kilómetros, formando el margen norte de la cuenca de impacto Argyre. Las montañas se alzaron con la cuenca cuando un asteroide o cometa de unos 50 kilómetros de diámetro golpeó la región hace aproximadamente 4.000 millones de años.

Tal vez, en un futuro no muy lejano, los «terrícolas» vivamos en cúpulas adosadas en las faldas de esas montañas «marcianas».

Más información en Mars Express revela los procesos que dieron forma a Nereidum Montes.

Una cuchara metálica en el microondas

Hace unos días, mientras buscaba un modelo de microondas para sustituir al que tenemos actualmente, encontré en varios manuales el dibujo que ilustra este comentario. Su significado es evidente: si vas a calentar un vaso con líquido, introduce una cucharilla en aquél. Y que yo sepa, las cucharillas que todos tenemos son metálicas.

Toda la vida oyendo aquello de que no se debía meter metal y ahora resulta que era aconsejable. Tanto es así que algunos fabricantes incluso lo recomiendan.

En realidad, la regla general sigue siendo válida: hay que evitar introducir objetos de metal en el microondas. Lo de la cucharilla en un vaso con líquido es una excepción y sirve para evitar un posible accidente que podría generar graves quemaduras. Aquí os dejo la explicación: Por qué los fabricantes de microondas recomiendan meter dentro una cuchara (y vale que sea metálica).

Federico de Madrazo (1815-1894): Carlos Luis de Ribera, 1839.Federico de Madrazo (1815-1894): Carlos Luis de Ribera, 1839.
Óleo sobre lienzo, 97 x 73 cm
Inscripción en el ángulo inferior derecho: «F. de Madrazo / París 1839». En la parte superior izquierda: «CARLOS LUIS DE RIBERA».
Madrid, Museo Nacional del Prado, P-7799.


Carlos Luis de Ribera y Fievée (Roma, 1815-Madrid, 1891), primogénito del pintor neoclásico Juan Antonio de Ribera, se formó en Madrid con su padre y en la Academia de San Fernando, que le nombró en 1835 académico de mérito. Colaboró en la revista de orientación romántica El Artista, para la que realizó ilustraciones litográficas. En 1836 viajó a París, ciudad en la que residió durante nueve años y en la que asistió al estudio de Paul Delaroche. Federico de Madrazo, amigo y condiscípulo de Ribera, se estableció con su esposa en la capital francesa entre 1837 y 1839 y le trató allí de forma muy próxima.

Como hijos de artistas consagrados que habían sido y, a su vez, condiscípulos y rivales, Federico y Carlos Luis mantuvieron una amistad no exenta de emulación. Así, el día mismo en que Federico llegó a París finalizaba la primera carta que escribía a su padre el 13 de octubre de 1837 con la frase: «Parece que Carlos no ha trabajado mucho» y, ocho días después, ampliada ese juicio señalando que «trabaja muy poco; ya se ve que su padre lo tenía enteramente atado. Ha venido aquí, se ha juntado con españoles hambrones y majaderos y esto le ha bastado y le ha sobrado para perder la afición que tenía estudio». De todos modos Ribera trabajaba en su Don Rodrigo Calderón conducido al sepulcro (Madrid, Palacio Real), que quería exponer en el Salón. Y, en vista de eso, el propio Federico puso más empeño «en exponer más de una cosa y un cuadro algo grande y de un asunto que interese. La emulación es una cosa muy buena y que produce muy buenos resultados» (F. de Madrazo, 6-VII-1838). Los celos que Juan Antonio Ribera sentía hacia José de Madrazo, mejor situado en la escena artística contemporánea, influyeron en la rivalidad de los dos jóvenes. Por eso José recomendó a Federico «enhorabuena que le trates y con cariño, pero siempre con una cierta reserva tanto en tus confianzas como en las cosas del Arte, procurando aventajarle en ésta cuanto puedas» (28-VII-1838). La envidia de Juan Antonio aumentó, debido al mayor aprecio que los cuadros de Federico obtuvieron ante jurado y crítica, así que José volvió a aconsejar a su hijo respecto a Carlos que «sin quererle mal, antes todo lo contrario, debes reservarte porque un día sería él mismo tu mayor enemigo» (29-VI-1839). Sin embargo, el temperamento tranquilo de éste no planteó rivalidades serias con Federico. Dedicado al retrato y a la decoración mural, fue pintor de cámara de Isabel II, profesor y director de la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid. Seguir leyendo ...