Miércoles, 27 de enero de 2021

Reconstrucción del coro del Maestro según Ramón Otero y Ramón Yzquierdo Perrín. Santiago de Compostela, Museo Catedral
Reconstrucción del coro del Maestro según Ramón Otero y Ramón Yzquierdo Perrín. Santiago de Compostela, Museo Catedral

El proyecto del Maestro Mateo para la catedral de Santiago de Compostela incluyó la construcción de un coro de granito que ocupaba los primeros tramos de la nave central, en cuyo programa iconográfico continuaba el mensaje apocalíptico y salvífico del Pórtico de la Gloria.

A lo largo del suglo XVI, cambios litúrgicos, modificaciones en la reglamentación capitular y las disposiciones del Concilio de Trento hicieron que el coro perdiese parte de su funcionalidad; sobre todo, a partir del nombramiento de Juan de Sanclemente como arzobispo de Santiago en el año 1587. En los años siguientes, el cabildo accedió a los deseos del prelado y planteó la realización de reformas en la sillería mateana, hasta que en 1599 dispuso que se realizaran determinadas obras. Esto hizo que se comenzara a derribar en los primeros días de 1604 el coro del Maestro Mateo.

Tras su derribo, algunas piezas del coro se reutilizaron en otros lugares de la catedral y otras muchas se emplearon como simple material constructivo en diversos proyectos que, en aquel momento se llevaban a cabo en la catedral.

En las primeras décadas del siglo XX comenzó el interés por el coro mateano, sobre todo a partir de la identificación y los hallazgos de diversos elementos pertenecientes a este conjunto. En 1978, unas obras realizadas en la parte superior de la escalinata del Obradoiro permitió la recuperación de un buen número de restos y, con ello, incentivó el trabajo de investigación acerca del mismo.

A partir de los estudios publicados por los profesores Otero Túñez e Yzquierdo Perrín y con el mecenazgo de la Fundación Barrié, en 1999 se inauguró en una nueva sala del Museo Catedral de Santiago una reconstrucción parcial hipotética del coro, en concreto de diecisiete sitiales de la sillería alta, de su cabecera y de un tramo de la cerca exterior, que se completó, además, con otras piezas escultóricas en exposición permanente en el mencionado museo. Todo ello permite aproximarse a una obra clave en la historia de la catedral que complementaba y formaba un todo unitario con el Pórtico de la Gloria.