Martes, 21 de septiembre de 2021

Hieronymus van Aeken (El Bosco), (1450(ca) - 1516): Meditaciones de San Juan Bautista, 1495 (ca).Hieronymus van Aeken (El Bosco), (1450(ca) - 1516): Meditaciones de San Juan Bautista, 1495 (ca).
Óleo sobre tabla (roble), 18,50 x 40 cm.
Museo Lázaro Galdiano, Madrid.
Nº INV. 08155.


Esta tabla, obra indudable del Bosco según los especialistas, hay que situarla entre sus últimas obras y cercana al retablo de los Ermitaños de Venecia o al San Cristóbal de Rotterdam. No conserva el habitual rebaje biselado ni la rebaba en ninguno de sus cuatro lados; además, alguno de los elementos de la composición aparece incompleto, como la bellota del ángulo inferior izquierdo, lo que hace pensar que la obra no conserva sus dimensiones originales.

En 1943, Baldas planteó la teoría de que esta tabla fuera la puerta izquierda de un tríptico cuya puerta derecha fuera el San Juan en Patmos conservado en Berlín. Para Jos Koldeweij (2001) pudiera haber formado parte del cerramiento del retablo escultórico de Adriaen van Wesel para la Hermandad de Nuestra Señora en la colegiata de San Juan en 's-Hertogenbosch, y sostiene que ambos santos, el de Berlin y el de Madrid, serían las puertas pintadas de la parte superior de dicho retablo.

Sin embargo, la ejecución de la pintura con un preciosismo miniaturista parece impropio para una obra que se fuese a contemplar a varios metros de altura. Las radiografías y reflectografías infrarrojas realizadas en 1995 en el IPCE, durante la restauración de la pintura, muestran que bajo la planta del primer plano hay un figura de un donante que formaba parte de la composición inicial, luego modificada; ambos documentos permiten ver, además, cambios importantes respecto al visible tanto a nivel de dibujo como de la capa inferior de la pintura. La planta del primer plano, que cubre la figura del donante, es para Tolnay (1937) o Baldas (1943) una representación simbólica de la mandrágora, planta alucinógena a la que se atribuían en la Edad Media propiedades afrodisíacas y demoníacas. Para otros como Fraenger (1975), su presencia se vincula al pasaje bíblico de Isaías (51:1-3) y se interpreta con la Resurrección de Cristo; en este mismo sentido Weemans (2012-13) la contrapone a la figura del cordero místico. Para Barba (2017), la planta es desde el punto de vista botánico una quimera formada por la combinación de partes de más de seis plantas distintas.

Pese a estas explicaciones simbólicas, la planta tiene una función primaria que es la de ocultar la figura del donante, quien lleva un bonete y un ropón semejantes a los del comitente de la Adoración de los Magos (Museo del Prado), identificado como Peter Scheyfre, un destacado burgués de Amberes. También son semejantes sus rostros y la imagen que ofrecen ambas radiografías, a pesar de que el rostro de la figura oculta en la tabla del Museo Lázaro está muy dañado por coincidir con la unión de dos paneles. Se conocen otras tres obras del Bosco donde hay donantes ocultos: Santa Liberata de Venecia, El Ecce Homo de Fráncfort y, a nivel de dibujo, en el Juicio final de Viena. La razón se desconoce pero se puede especular como posibles desencuentros del artista con algunos de sus clientes y el deseo del autor de comercializar esas obras ya iniciadas. El dibujo subyacente, muy característico del autor, está hecho con pincel y con poca carga de carbón; es un dibujo esquemático, abocetado y de trazo muy suelto que apenas marca sombras y que muestra algún cambio con el visible en la colocación del rostro, en los ojos y en la inclinación de la cara. (López Redondo, 2017).