Diciembre de 2024
Real Fábrica de Armas de Orbaizeta
La Real Fábrica de Armas de Orbaitzeta está considerada como uno de los mejores exponentes de arquitectura industrial del XVIII. Se construyó bajo la influencia del Enciclopedismo francés, con una moderna visión donde además de la producción cobraba protagonismo la salud y vida diaria de los trabajadores. Más de 150 trabajadores y sus familias, junto a tropas de vigilancia vivieron durante años en este frondoso y perdido rincón de la Selva de Irati.
El conjunto de la Real Fábrica queda articulado en tres diferentes niveles: en el nivel más elevado se levanta la zona de residencia, servicios y vigilancia en torno a una plaza cerrada en un extremo por la iglesia y en el otro por el cuartel, en el centro se construye el palacio; en el segundo nivel se sitúan los depósitos de menas, las carboneras y las casas de los operarios; en el tercer nivel se encuentran el patio para depósito de municiones, la sala de reconocimientos, tornos al aire, limpieza de municiones, refinería y hornos de reverbero para la fundición de los modelos en bronce. Aguas arriba se realizó una presa de piedra de sillería.
Fue fundada en 1784 por una Real Orden de Carlos III, en el lugar de la antigua ferrería del Valle de Aezkoa, construida en 1432, cuando la reina doña Blanca de Navarra la autorizó para explotar la riqueza en hierro, plata y plomo del valle. Este proyecto fue idea del conde de Lacy, inspector general del Real Cuerpo de Artillería. Durante casi un siglo se consideró junto con Trubia el centro industrial militar más importante del norte de España y su finalidad principal fue el abastecimiento de munición al ejército. Fue ocupada por los franceses, que la destruyeron parcialmente durante la Guerra de la Independencia Española. Malviviendo desde 1869 tras un incendio fortuito, terminó cerrando sus puertas en 1884 por el auge de los Altos Hornos.
Todo el conjunto fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 2008. En la actualidad se pueden visitar las ruinas, parcialmente consolidadas, así como el edificio de Hornos y el Palacio, ambos rehabilitados por el Gobierno de Navarra. Para llegar a ella, debemos llegar al pueblo navarro de Orbaizeta y seguir por la NA-2030 en dirección norte unos 4 Km.
EDIFICIO DE HORNOS
Es un gran espacio rectangular que estuvo cubierto con techumbre a dos aguas sujeta en parte por dos grandes pilares de piedra. A través de cinco puertas se comunicaba con el canal de hornos, con diversos talleres y con los depósitos de mineral y zonas de residencia y servicios. En el centro estaba la torre que albergaba en su interior dos altos hornos de fundición de figura circular, denominados como Etna o Santiago y Vesubio o San José. Esta construcción al exterior presenta dos cuerpos diferenciados y delimitados por una cornisa corrida. En el inferior, ligeramente tronco piramidal y levantado con grandes sillares, se abren cuatro bocas abocinadas. Las dos opuestas eran para los fuelles, dos por horno, movidos por ruedas hidráulicas que proporcionaban el aire para la combustión, y las otras dos, ubicadas en la misma fachada, para extraer las escorias y el hierro fundido que era vertido en los moldes de hierro o arcilla. En el centro hay un vano que fue abierto en la segunda mitad del siglo XIX para la instalación de un fuelle auxiliar para cada horno. El cuerpo superior, de mampostería y sillares en las esquinas, tenia dos puertas enfrentadas por donde entraban las materias primas, para alimentar los hornos por sus bocas superiores, que eran conducidas por pasos elevados utilizando carretillas y vagonetas desde los distintos almacenes.
ESPACIO DEL CANAL DE HORNOS
Albergaba las dos grandes norias que movían los fuelles de los hornos. Se encuentra situado entre el edificio de hornos y la arcada, con veintiún arcos de medio punto, que canaliza el río Legartza. Se accedía desde la zona del edificio de hornos mediante dos puertas, situadas en los extremos, con escaleras. La zona de tránsito fue pavimentada con grandes losas. A un nivel inferior se construyó el canal, utilizando grandes bloques de sillería para las paredes y el fondo, por donde circulaba el agua que era evacuada directamente al cauce fluvial. Para apoyar el eje de las norias fue necesario construir dos soportes de sillares de grandes dimensiones a los que se accedía por una escalera que permitía el mantenimiento de los ejes y ruedas. El agua llegaba desde la regata de Iturrioz al espacio del canal de hornos a través de un acueducto, apoyado sobre grandes pilares, y de una conducción aérea hasta la primera noria formada por cajones de madera que eran movidos al caer el agua por gravedad. La segunda giraba por el empuje del agua que circulaba por el canal. Estas norias trasmitían su giro a través de un vano al sistema de balancines que movían los fuelles, de forma alterna, para insuflar aire al interior de cada horno.
«Swing Low, Sweet Chariot», un espiritual inmortal
Este lúgubre espiritual ha recorrido un curioso camino, desde el condado de Choctaw (Oklahoma) en el siglo XIX hasta los estadios de rugby de todo el mundo en la actualidad.
«Swing Low, Sweet Chariot» fue compuesta en algún momento después de 1865 por Wallace Willis. Willis era un liberto choctaw, un esclavo afroamericano al que se le concedió la ciudadanía en el territorio de los nativos americanos, la nación choctaw, tras la guerra civil. Alexander Reid, ministro de un internado choctaw, escuchó a Willis cantar la canción y transcribió la letra y la melodía, que luego envió a un grupo a capella, los Fisk Jubilee Singers. Este grupo popularizó la canción durante sus giras por Estados Unidos y Europa en la década de 1870. En 1909, el Fisk University Jubilee Quartet, un grupo formado para continuar el legado de los Fisk Jubilee Singers originales, realizó la primera grabación conocida.
Tradicionalmente, «Swing Low» se interpretaba al estilo de llamada y respuesta, con un líder que cantaba los versos diferenciados y la congregación que respondía «coming for to carry me home». Su carácter repetitivo da pie a improvisaciones en el tempo y el tono, que pueden utilizarse para provocar el éxtasis religioso de oyentes y cantantes.
Aunque la canción parece tratar de la liberación de la muerte de las penurias de la vida, hacia la gloria del cielo, su letra se ha interpretado durante mucho tiempo como potencialmente codificada. Probablemente se refiera al Ferrocarril Subterráneo, la red de rutas clandestinas y casas seguras utilizadas por los afroamericanos esclavizados en el siglo XIX para escapar a los estados libres o a Canadá. Arthur Jones, catedrático emérito de música, cultura y psicología de la Universidad de Denver, la describe como una canción señal: «En un nivel trata de la gente que espera poder escapar de su miseria montando en este imaginario carro hacia el cielo, pero otro significado claro es la idea de que el carro es una metáfora de la huida hacia la libertad».
La historiadora estadounidense Charshee Charlotte Lawrence McIntyre sugiere que las canciones espirituales utilizan a menudo metáforas codificadas y presentan figuras recurrentes con doble sentido. Estos códigos permitían a los esclavos transmitir mensajes de esperanza al alcance de sus captores. Aquí, se piensa que «Jesús» es cualquiera que pueda ayudar a los esclavizados a alcanzar la libertad, «hogar» es África y «Jordán» es un primer paso simbólico para liberarse de la esclavitud.
La canción causó sensación a lo largo del siglo XX. Se hizo popular entre los coros de voces masculinas de Gales a principios del siglo XX y fue catalogada como «indeseable y perjudicial» por el Reich en la Alemania nazi. Revivió durante el movimiento por los derechos civiles en los años 60; Joan Baez la cantó en Woodstock en 1969. Peggy Lee, Louis Armstrong y Sam Cooke grabaron versiones. Dizzy Gillespie sustituyó descaradamente «chariot» por «Cadillac» en su versión jazzística de 1951. En 1975, Eric Clapton lanzó una romántica versión reggae.
«Swing Low» ha aparecido en programas de televisión como The Muppet Show y Futurama, se ha cantado en escuelas, iglesias y funerales durante más de un siglo, y ha sido el himno de la selección inglesa de rugby durante más de una década.
Durante años se contó que los hinchas de Twickenham se pusieron a cantar espontáneamente para celebrar el triplete de Chris Oti contra Irlanda en 1988. Pero entonces aparecieron imágenes de aficionados cantando «Swing Low» en 1987, cuando Martin Offiah (apodado «Chariots» en referencia a la película Carros de fuego) jugaba en Rosslyn Park. Sin embargo, un artículo desenterrado del Tatler de 1966 revela que este capítulo de la vida de la canción comenzó al menos a mediados de los años sesenta. En él se describe a varios cientos de hombres balanceándose, «hombro con hombro», cantando «Swing Low» en el West Bar de Twickenham.
Desde entonces, la canción ha llegado a definir el apoyo a los equipos ingleses. La Unión de Rugby encargó a la banda de reggae UB40 que grabara una versión para acompañar la Copa del Mundo de 2003 y, cuando Inglaterra ganó, British Airways dijo que el «apropiadamente llamado Sweet Chariot 747 vino para llevar a casa al victorioso equipo inglés».
Recientemente, se ha cuestionado su uso en contextos deportivos. En respuesta al movimiento Black Lives Matter, la Unión de Rugby revisó el uso de la canción por parte de los aficionados en 2020, decidiendo finalmente no prohibirla. El príncipe Harry se mostró en contra de la presencia de la canción en el rugby, mientras que Martin Offiah y Boris Johnson afirmaron que debería conservarse como una oportunidad para educar a los aficionados sobre la historia negra.
James W. Cook, profesor de la Universidad de Michigan, señala que puede haber una especie de «amnesia histórica» con la cultura popular que se apropia y se reapropia de formas inusuales. Pero añade: «Cuando existe algún tipo de vigilancia de los límites, no se entiende de forma realista cómo estos productos culturales se mueven, adaptan y transforman a medida que se desplazan de un lugar a otro».
«Swing Low» forma parte del Registro Nacional de Grabaciones de Estados Unidos, una lista de canciones culturalmente significativas. Lo más probable es que se siga cantando en los bares y en los funerales, y sin duda se escuchará durante la próxima Copa Mundial de Rugby. No se sabe dónde volverá a aparecer esta inquietante melodía.
The paperback edition of ‘The Life of a Song: The stories behind 100 of the world's best-loved songs’, edited by David Cheal and Jan Dalley, is published by Chambers. Music credits: Oldies But Goodies; Craft/Concord; K-Tel; THEWEBENGINE; Grand Avenue; Stardust; Universal; Virgin.
Jan Janssens: La Caridad romana
Jan Janssens (Gante, 1590 - ca. 1650): La Caridad romana, ca. 1620-1625.
Óleo sobre lienzo, 173 x 215 cm.
Firmado: "IOANNES IANSENIUS GANDENSIS / INVENIT ET FECIT."
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Nº Inventario: 0430).
El artista flamenco, tras una estancia en Roma, donde entra en contacto con los tenebristas holandeses, regresa a los Países Bajos, desarrollando su actividad entre 1635 y 1646. Fue maestro de la "Guilda" de Brujas, aunque la mayor parte de su producción la realizó en Gante. Junto con otros pintores intervino en la decoración de uno de los arcos triunfales erigidos con motivo de la entrada en la ciudad del cardenal infante don Fernando. La última noticia de Jansens lo sitúa en 1650, desconociéndose la fecha de su muerte.
Esta escena es una exaltación del amor filial, inspirada en un texto de Valerio Máximo (Factorum et dictorum. Libri Novem, lib. V, cap. IV). Se representa en momento en que la joven Pero alimenta a su padre, condenado a muerte, en la cárcel. Es una composición tenebrista con fuerte contraste de claroscuro, marcado por el intenso foco de luz que ilumina violentamente a los dos personajes. La penumbra del fondo deja ver a la izquierda cómo asoma, al modo caravaggista, por un óculo, única abertura de la celda, la cabeza de un carcelero. La figura de la joven es idéntica a la utilizada por el artista en la Virgen de la Anunciación del Museo voor Schone Kunste, de Gante. Existe otra versión del mismo tema en la York City Art Gallery, de York, atribuida de antiguo a Theodoro van Baburen y más recientemente a Dirck van Baburen.
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Fotomicrografía o el arte de revelar lo minúsculo
Este año, el jurado del Concurso de Fotomicrografía Small World 2024 de Nikon ha examinado más de 2.000 fotografías procedentes de 80 países. El Dr. Bruno Cisterna, con la ayuda del Dr. Eric Vitriol de la Universidad de Augusta, recibió el primer premio del Concurso de Fotomicrografía Nikon Small World 2024 por su innovadora imagen de células tumorales cerebrales de ratón diferenciadas, en la que se destacan el citoesqueleto de actina, los microtúbulos y los núcleos. Esta imagen revela cómo las alteraciones del citoesqueleto celular —el marco estructural y las «autopistas» conocidas como microtúbulos— pueden provocar enfermedades como el Alzheimer y la ELA.
La investigación del Dr. Cisterna reveló que la profilina 1 (PFN1), una proteína crucial para construir la estructura celular, desempeña un papel clave en el mantenimiento de las autopistas de microtúbulos esenciales para el transporte celular. Cuando la PFN1 o los procesos relacionados con ella se alteran, estas autopistas pueden funcionar mal, provocando daños celulares similares a los que se observan en las enfermedades neurodegenerativas.
«Uno de los principales problemas de las enfermedades neurodegenerativas es que no entendemos del todo sus causas», afirma el Dr. Cisterna. «Para desarrollar tratamientos eficaces, primero tenemos que averiguar lo básico. Nuestra investigación es crucial para descubrir estos conocimientos y, en última instancia, encontrar una cura». Las células diferenciadas podrían utilizarse para estudiar cómo las mutaciones o las proteínas tóxicas que causan el Alzheimer o la ELA alteran la morfología neuronal, así como para examinar posibles fármacos o terapias génicas destinadas a proteger las neuronas o restaurar su función.»
Su paciencia y determinación fueron cruciales para captar su imagen. «Pasé unos tres meses perfeccionando el proceso de tinción para garantizar una visibilidad clara de las células. Después de dejar pasar cinco días para que las células se diferenciaran, tuve que encontrar el campo de visión correcto en el que interactuaban las células diferenciadas y las no diferenciadas. Esto me llevó unas tres horas de observación precisa al microscopio para captar el momento justo, lo que supuso muchos intentos e incontables horas de trabajo para conseguirlo».
El duro trabajo que hay detrás de este descubrimiento subraya su importancia, pues acerca a los investigadores a respuestas que podrían transformar millones de vidas. «Después de tres años de investigación, por fin publicamos nuestros hallazgos hace cuatro meses en el Journal of Cell Biology, y aún queda trabajo por hacer», afirma el Dr. Cisterna. «Soy un gran apasionado de la imagen científica; sigo el concurso Nikon Small World desde hace unos 15 años. Es un concurso increíble que destaca la belleza de la fotomicrografía, pero también inspira la exploración y la innovación continuas en este campo».
The Big Beat, un tema infinitamente muestreado, cortado y troceado.
Cuando su productor se la puso en el estudio, Dizzee Rascal nunca había oído «The Big Beat», una pieza rítmica de rock de estadio de los años 80 del artista estadounidense Billy Squier. Pero la estrella emergente del grime supo de inmediato que sería perfecta para apuntalar el fusión rock-rap que quería para su álbum de debut de 2003, Boy in da Corner.
El ritmo machacón de «The Big Beat» y la voz de Squier se cortaron en rodajas y se convirtieron en el complemento perfecto del estilo londinense de Rascal, y así nació «Fix Up, Look Sharp».
«Era mi propuesta de lo que yo creía que era una canción de rap«, dijo Rascal, citando la inspiración en las melodías desnudas de la época, como Grindin», de Clipse, producida por Neptunes, donde el ritmo dictaba el estado de ánimo de la canción.
Rascal había rejuvenecido un ritmo que fue la piedra angular del hip-hop de los ochenta. Fue el pistoletazo de salida de una era de discos de «respuesta» entre productores rivales de Nueva York y el catalizador de una embriagadora historia de ascenso y caída para Squier.
El propio ritmo, un 4/4 simple pero contundente, surgió de las sesiones del primer álbum de Squier con su propio nombre, The Tale of the Tape (1980). Las sesiones se celebraron en el estudio de Woodstock de Levon Helm, de The Band, con el productor Eddy Offord. Bobby Chouinard tocaba la batería, con sobregrabaciones de Squier golpeando una caja de caja con las manos. «Había una acústica estupenda en el granero de Levon, perfecta para conseguir enormes sonidos de batería. Billy quería explorar la amplitud», dijo Offord, productor de Yes y Emerson Lake & Palmer, a MusicRadar en 2013.
Sin platillos ni bombos, la combinación de bombos secos y cajas con reverberación ofrecía un fondo nítido para las fanfarronadas de los raperos. Los productores, por su parte, podían samplearlo o recrearlo en cajas de ritmos y luego cortarlo de mil maneras. Los Cold Crush Brothers ya lo utilizaban en sus directos a finales de 1981.
Tres años más tarde, el grupo de hip-hop de Brooklyn UTFO fue aclamado por su tema «Roxanne, Roxanne», que sampleaba «The Big Beat». Pero el hecho de que el grupo no apareciera en un programa de radio promovido por Marley Marl enfureció al DJ y productor de Queensbridge. Un encuentro casual con una aspirante a rapera, Lolita Shante Gooden, ofreció a Marl la oportunidad de vengarse. La joven rapera se hizo llamar Roxanne Shante y el dúo grabó el tema «Roxanne's Revenge». Las invectivas sin aliento de Shante contra cada miembro de UTFO encendieron la mecha de las «guerras de Roxanne» de lucrativos discos de respuesta, con críticas ad hominem a productores o raperos rivales y utilizando sobre todo versiones de «The Big Beat».
Los aficionados al hip-hop no tomaron partido, pero se atiborraron de contenido. Las melodías fueron pasto fértil para las recopilaciones Electro que sirvieron de puerta de entrada a los oyentes británicos a este género en rápida evolución. La falsa guerra seguía en pie un año después con «Bite This» de Shante, mientras que la inclusión de «The Big Beat» en el recopilatorio de 1986 Ultimate Breaks & Beats aseguró su uso continuado en cientos de canciones de rap. Su popularidad fue decayendo a medida que el hip-hop tomaba un cariz más funk, aunque los productores seguían haciendo gala de sus conocimientos históricos introduciendo breves muestras del ritmo y las voces.
La estrella de Squier también se había desvanecido a finales de los ochenta. Una carrera de tres álbumes de platino terminó de forma ignominiosa cuando la coreografía ligeramente homoerótica de su vídeo «Rock Me Tonite» provocó un indecoroso ataque por parte de los críticos de rock. Llegó a ser conocido como «el peor vídeo jamás hecho» y la MTV rechazó a un artista que antaño fue uno de los pilares de su programación.
La descarada apropiación de Rascal alimentó otra época dorada para el ritmo de Squier: la enloquecida versión del productor de Los Ángeles Samiyam de «Stuff», la canción indie del dúo británico The Ting Tings «Hang It Up» o la balada de Alicia Keys en la cinemática «Girl on Fire» (en la que Squier también escribió). Rascal también se enorgullece de haber inspirado la canción más famosa del siglo XXI, «99 Problems», de Jay-Z, producida por Rick Rubin. Ambos compararon notas en el festival de música urbana Prince's Trust de Londres en 2004.
El ritmo machacón siempre ha tenido la capacidad de ayudar a que las canciones conecten con los fans incluso desde los escenarios más grandes. Rascal afirma que «Fix Up, Look Sharp» es «una canción que puedo tocar en cualquier espectáculo», desde festivales de grime hasta actuaciones de rock. «Es una canción de estadio, tan temprana en mi carrera, y tan diferente a todo lo demás que hay en Boy in da Corner», el álbum revelación del grime, que en julio cumple 20 años.
En cuanto a Squier, estaba contento —aunque un poco desconcertado— de ser testigo de la aparentemente interminable vida posterior de «The Big Beat».
«Ha sido totalmente inesperado y alucinante», declaró a Vintage Guitar en 2006. «Ha adquirido su propio culto a la personalidad, ¡y yo soy algo así como el Robert Johnson del hip-hop! Es muy guay».
The paperback edition of ‘The Life of a Song: The stories behind 100 of the world's best-loved songs’, edited by David Cheal and Jan Dalley, is published by Chambers. Music credits: Capitol; XL; Arista; Philip Collins/Rhino/Warner; Select; TufAmerica; Leaving; Sony
Senda Ambulolatz (Selva de Irati)
Seguimos en la Selva de Irati; en concreto en el valle de Aezkoa, donde tenemos a nuestra disposición varias rutas. Una de ellas es la S.L. NA-50C. Ambulolatz por la que atravesaremos hayedos y pastos en una ruta circular sin apenas dificultad y de gran belleza. Aquí solo os dejamos una galería de imágenes para que os hagáis una idea del recorrido. Los detalles en el enlace a la senda.
Vincent van Gogh: Pietà
Vincent van Gogh, (Groot Zundert 1853 – Auvers sur Oise 1890): Pietà, 1890 aprox.
Óleo sobre lienzo, 41,5 x 34 cm.
Donación Diócesis de Nueva York, 1973
Museo Vaticano (Inv. 23698).
Vincent van Gogh pinta esta pequeña Piedad pocos meses antes de su trágica muerte, que tuvo lugar en julio de 1890. A pesar de su profunda fe, el artista raramente afrontó los temas religiosos. La anotación autógrafa en el ángulo derecho aclara que en este caso van Gogh se inspiró en una litografía tomada de la Piedad de Eugène Delacroix. Por esta razón, la obra es especular respecto al original.
Van Gogh la pinta para su hermana Willemien, a la cual el pintor escribe acerca de su interpretación centrada en la “Mater dolorosa”, mujer del pueblo entregada al sufrimiento, a menudo rechazada por la sociedad. Más cercana a la iconografía tradicional es la figura de Cristo, en el cual algunos han querido reconocer un autorretrato de van Gogh, en realidad fiel al modelo inspirador.
El artista había realizado para su hermano Theo una primera versión del mismo tema, más grande y con cromatismos más encendidos, que actualmente se encuentra en el Van Gogh Museum de Amsterdam.
Pájaros cósmicos surcan las estaciones de metro de Nueva York
Cuando se inauguró el metro de Nueva York en 1904, sus fundadores declararon que el sistema era una «gran obra pública» que no sólo ofrecía un medio de transporte eficaz, sino también la oportunidad de disfrutar de una bella ornamentación. Desde 1985, MTA Arts & Design ha fomentado esta ambición, encargando impresionantes obras de arte que decoran las estaciones de metro de todo Nueva York. Wild Things, (información, vídeos y galería de imágenes) del artista Fred Tomaselli, afincado en Brooklyn, es la instalación permanente más reciente de la MTA, y está inspirada en la pasión de Tomaselli por la ornitología.
Wild Things, un conjunto de seis mosaicos, está instalado en el complejo de la estación de la calle 14, que conecta las estaciones de 14 St-7 Av y 14 St-6 Av en Manhattan. Los mosaicos se centran principalmente en aves que viven en Nueva York todo el año, desde cardenales y pájaros carpinteros hasta halcones y búhos. Con el estilo vistoso de Tomaselli, estos pájaros se transforman en monumentos vibrantes e intrincados, que se elevan por las paredes de las estaciones en tonos explosivos y motivos suntuosos. «Quería trasladar parte de la naturaleza de Nueva York, que vive sobre el metro, al subsuelo», explica Tomaselli en un comunicado. «El cielo, las plantas, la tierra y algunas aves residentes en Nueva York tienen cabida en esta obra de seis partes».
Wild Things añade más de 680 metros cuadrados de mosaico al complejo de la estación de la calle 14, e invita incluso al viajero más apresurado a disfrutar de estas vívidas obras de arte y de la naturaleza que representan. Las escenas que iluminan pasillos y escaleras incluyen oropéndolas acosando a un halcón, un cielo brillante lleno de nubes azul eléctrico, un cardenal cósmico de ojos en espiral y mucho más.