Pila bautismal de la Colegiata de Santa Juliana (Santillana del Mar)

Bajo la torre de la colegiata de Santa Juliana de Santillana del Mar se conserva una pila románica, considerada una de las mejores de este estilo en Cantabria, junto a las de Bareyo y Santoña. Más monumental que aquéllas, sin embargo su estado de conservación es bastante peor, dado que está realizada en piedra arenisca que se ha ido erosionando con el paso de los años. Todas ellas comparten una misma cronología, pues se hicieron entre las postrimerías del siglo XII y los inicios de la siguiente centuria.
La pila debió ubicarse en el lugar donde podemos verla en la actualidad en 1734, a raíz de la construcción del coro bajo de la colegiata. En ese momento se solicitaron los servicios del maestro de cantería Pedro de Cereceda para determinar si dicha obra haría peligrar o no la fábrica de la iglesia, dado que los vecinos de la villa de Santillana habían denunciado que la construcción del coro no sólo era innecesaria sino que, además, ocasionaría graves perjuicios al templo. Entre ellos citaban la ruptura de pilares y columnas, así como la apertura de la torre en su parte baja con el fin de albergar la pila bautismal que, además, podía sufrir graves desperfectos en su traslado. Finalmente, Pedro de Cereceda trazó un nuevo coro, cuya construcción debió traer consigo el traslado de la pila bautismal a la zona inferior de la torre, donde se encuentra hoy en día.
Presenta forma troncocónica, con boca rematada con una banda de entrelazo vertical y base ligeramente abultada y decorada con un motivo de sogueado. Lo más interesante de esta pila es el relieve del frente donde se esculpe, en rehundido, a Daniel entre dos leones que, en actitud sumisa, le lamen los pies, mientras el profeta bendice con una mano. Esta interpretación iconográfica está plenamente aceptada en la actualidad, si bien, a lo largo del tiempo se han barajado otras hipótesis como la que sostuvo Ortiz de la Azuela, quien afirmó que lo allí representado era un símbolo del bautismo. Asimismo, otros historiadores han querido ver en ese relieve la representación alegórica de la vida de la Gracia, con dos ciervos bebiendo de la fuente de la Vida y el alma del cristiano que surge de ella.
Esta pieza ha sido atribuida al artista que talló los capiteles del lado meridional del claustro, considerados lo mejor de toda la colegiata, pues ambos se hicieron por los mismos años y comparten una estética similar.
En fechas semejantes se realizaron los relieves del tímpano de la iglesia de Santa María de Yermo, que comparten elementos comunes con algunos capiteles del claustro de Santillana. Este hecho, sumado a la proximidad geográfica entre ambos templos, ha llevado a concluir que es más que probable que en ambos edificios trabajar un mismo maestro.
Podría tratarse de Pedro de Quintana quien, de manera excepcional, aparece referido como autor de la decoración de Yermo en una inscripción que se sitúa a la entrada de la iglesia. Quintana no sólo trabajaría en Yermo, sino que también sería el artífice de los relieves del claustro de la colegiata de Santillana y de su pila bautismal.
Fuente: La pieza del mes (Aula de Patrimonio Cultural, Universidad de Cantabria). Texto de Isabel Cofiño Fernández, doctora en Historia del Arte por la Universidad de Cantabria.