Durante siete años - desde 1967 hasta su muerte accidental en 1974 - excavó Spyridon Marinatos el excepcional yacimiento de la Edad del Bronce situado junto a Akrotiri, en la isla de Santorín (Thera). La explosión del volcán hundió buena parte de la isla y cubrió con una espesa capa de polvo volcánico la ciudad ahora a la luz y conservada como una nueva Pompeya.
Lo descubierto es un barrio de calles tortuosas, con ensanchamientos a modo de plazas, y casas de dos o más pisos: el bajo destinado a tiendas o almacenes, y arriba los dormitorios y habitaciones de estar. En estos últimos se ha hallado el mejor botín arqueológico del yacimiento: las pinturas murales. Todas son de interés, pero destacan sobre las demás las correspondientes a una expedición naval, o una parada ceremonial con barcos (ver imagen inferior); es un precioso documento sobre las embarcaciones del mundo egeo hacia la mitad del segundo milenio, sobre las ciudades, representadas igualmente con bastante esmero, y sobre muchos más detalles.
En todo se advierte una gran influencia minoica, aunque no deba, quizá, hablarse de una colonia de Creta. No pocos datos, en efecto, resaltan las diferencias con lo estrictamente minoico: faltan las típicas columnas cretenses, la jerarquización urbana en función del palacio... Puede percibirse una sociedad más igualitaria, de navieros enriquecidos por el comercio marítimo.