Contrariamente a Cézanne, Benozzo Gozzoli concibe su pintura como algo decorativo y expresivo. Su propuesta plástica realza lo que damos en llamar valores añadidos. Sus composiciones abundan en pequeños detalles de un gran efecto visual. Su carácter retardatario en lo formal queda superado por su valoración de los personajes de la comitiva, verdaderos retratos de los comitentes de la obra, ya plenamente renacentistas. Es, sin embargo, una obra efectista, sensorial e inmediata, que huye de lo intelectual y especulativo.