Caballero de Arpino: Inmaculada Concepción

Giuseppe Cesari (1568 - 1640): Inmaculada Concepción, 1583(ca)-1640(ca)
Giuseppe Cesari (1568 - 1640): Inmaculada Concepción, 1583(ca)-1640(ca)

Giuseppe Cesari (1568 - 1640), también conocido como Il Giuseppino o el Caballero de Arpino (il Cavaliere d'Arpino): Inmaculada Concepción, 1583(ca)-1640(ca).
Óleo sobre lienzo, 226 x 127 cm.
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Nº Inventario: 0016).


En este lienzo la Virgen aparece de pie, apoyada sobre la media luna. Un grupo de serafines se disponen a sus pies, y dos de ellos la coronan, mientras que dos ángeles sostienen su manto. Siguiendo la que por entonces era ya una larga tradición Arpino, pintor anclado en esquemas artísticos de la generación precedente, despliega un amplio repertorio de objetos simbólicos alusivos a las virtudes de María e inspirados en las alabanzas bíblicas o en las letanías lauretanas: torre de marfil, torre de David, puerta del Paraíso, fuente, jardín cerrado, espejo, pozo, palmera, ciprés, estrella matutina, azucena, piel de armiño, zarza ardiendo, dragón, etc.

Atribuido en principio a Juan de Roelas, fue Herman Voss quien en 1920 la identificó como una de las obras maestras de Giuseppe Cesari Arpino, señalando otras versiones análogas en Dresde y Montecassino. Otras se conservan en el Museo de Sevilla, en la colección de la duquesa de Medina Sidonia en Sanlúcar de Barrameda, esta última procedente del convento de Mercedarios de la misma ciudad, y en la iglesia parroquial de Santo Domingo de Guzmán de Lepe (Huelva). Por otro lado, varias copias de diversa calidad se hallan en la Catedral de Sevilla. Y la Academia de Bellas Artes de San Fernando conserva una copia del siglo XIX (nº inv. 241).

Arpino llegó a Roma muy joven. Por su facilidad de ejecución y su estilo correcto consigue abundantes encargos y la protección de los papas Gregorio XIII y Clemente VIII. Entre 1588 y 1590 pinta al fresco la cúpula de San Martino en Nápoles, trabajando de regreso a Roma en la capilla Contarelli de San Luis de los Franceses, y en 1596 en la decoración del palacio de los Conservadores, un encargo del Senado.

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