Por Carlos Muñoz, profesor de Traducción Técnica del Institut Libre Marie Haps (ILMH) de Traductores e Intérpretes de Bruselas.
Una noción que está desapareciendo por razones de cortesía política y equidad cultural entre Autonomías es aquella de « pronunciar bien », es decir de acuerdo a la fonética normativa tal y como puede encontrarse descrita en la obra de Navarro Tomás o de Quilis. Pero esta norma culta madrileña universitaria, hoy, ni se aprende ni se exige. Es obvio que el castellano no posee el monopolio de la fonética española, pero cuando el español se enseña o se aprende como lengua extranjera, no se puede obviar la cuestión, y hay que tomar partido.
El tal caso, el profesor de ELE debe plantearse qué modelo fonético enseña a sus alumnos. En las destrezas orales parece evidente que hay que adoptar un estándar, un mismo modelo de pronunciación de los elementos segmentales y suprasegmentales que permita a la persona comunicarse adecuadamente en cualquier entorno territorial hispánico en que se encuentre. Podrían enseñarse las variantes diatópicas, claro está, sensibilizar a los alumnos a los diferentes dejes, pero más bien como destrezas pasivas de comprensión que como modelo para incorporar a su manera de pronunciar. Cuando un extranjero quiere aprender español, no persigue dominar todos los aspectos fonológicos, ortoépicos, etc, de todas las variantes dialectales, diatópicas, sociológicas. En su mente hay un solo idioma.
El profesor de ELE que enseña en el extranjero a franceses, griegos o finlandeses sólo puede tener un modelo de referencia, no diecisiete, ni treinta y siete. Es imposible e inútil enseñar las variantes sincrónicas de la lengua, sencillamente, porque no tenemos tiempo.
De igual manera que la transcripción fonética de los diccionarios tiene como fin didáctico indicar la pronunciación correcta de las palabras desde una concepción normativa, esto es, mostrar un registro de habla más general, y no pueden lógicamente contemplar la variación diatópica planetaria del español, los profesores de fonética debemos evitar el enfoque descriptivo y dar preferencia al prescriptivo, que caracteriza a los modelos de “buena pronunciación”, que existen en otros idiomas: la dicción de los hablantes cultos parisinos (Vihanta, 1993) y la Received Pronunciation de los hablantes cultos británicos, de uso en las escuelas de prestigio y en la BBC. Bien es cierto que mas vale decir cosas inteligentes con un acento extranjero que tonterías con un acento nativo. Ahora bien, estamos hablando de “acento nativo”, pero ¿“nativo” de dónde? Seguir leyendo ...