España (Continuación)

FUENTE: Suplemento Babelia (21 de junio de 2003). Texto y enlaces por Josep M. Sarriegui.

  • El camino hacia '1984' (PDF): extracto de la introducción de Thomas Pynchon a la nueva edición de 1984, de George Orwell, publicada recientemente por Fiftieth Anniversary Plume (Penguin).
  • Verdades y mentiras (PDF): Por Antonio Caballero.
  • Una victoria póstuma (PDF): Por Arcadi Espada.
  • Compromiso con la verdad (PDF): Por Ignacio Martínez de Pisón.
  • El gran fustigador del tancredismo universal (PDF): Por Juan G. Bedoya.
  • http://www.gutenberg.net.au/pages/orwell.html: Gracias a la sede australiana del proyecto Gutenberg, las principales obras de Orwell ya están disponibles en la red, enteras y en su inglés original. Desde 1984 hasta Rebelión en la granja, pasando por Homenaje a Cataluña, Subir a por aire y Sin blanca en París y Londres.
  • www.ucl.ac.uk/library/special-collections/a-z/orwell: Página web de The George Orwell Archive, en la que se informa de los documentos personales y manuscritos que componen los fondos de la colección.
  • La edición digital de Iniciativa Socialista incluye la traducción española del artículo Yo he sido testigo en Barcelona (1937). Se trata de una vívida descripción de las luchas intestinas de la izquierda durante la guerra.
  • www.fundanin.org/orwell2.htm: La Fundación Nin viene recopilando, en español, textos y cartas que Orwell escribió acerca de nuestra Guerra Civil. En esta página se puede hallar la que le dirigió a Rayner Heppenstall, en la que recuerda su militancia en el POUM, lamenta su prohibición, rechaza las purgas contra sus afiliados y reconoce estar recuperado tras ser herido de bala en el cuello. En este mismo sitio web se reproduce en castellano el ensayo Por qué escribo (publicado en Destino).
  • www.foroporlamemoria.info/documentos/orwell_espana.htm: Tusquets lanza Orwell en España, libro que contiene un epistolario inédito del escritor durante la Guerra Civil. En el sitio web de Foro por la Memoria se reproducen tres de las cartas que lo componen.
  • Por qué ser orwellianos (PDF) es un extenso artículo de Timothy Garton Ash publicado por Babelia, en junio de 2001, con motivo de la aparición de sus ensayos en Estados Unidos.

El trasvase del Ebro ha provocado la controversia más intensa y prolongada de los últimos años y ha sacado a la calle en múltiples ocasiones a la mayoría de los ciudadanos de Aragón y el Delta. Valencia y Murcia han tomado puntualmente la iniciativa en defensa del trasvase merced al uso o abuso de la financiación pública que antaño aborrecía el PP. Es el último exponente de una lucha desigual, en la que el Gobierno ha postulado la bondad del PHN con una larga serie de medias verdades o mentiras absolutas que HERALDO explicará detalladamente a partir de hoy.

Desde este mes de febrero el sitio web del Instituto Nacional de Estadística (INE) de España incluye una herramienta documental muy útil. Se trata de un servicio de información específicamente tratada y de consulta rápida sobre datos estadísticos españoles de todo tipo. Desde una sola página se accede a la información estadística más relevante y actual (IPC, Encuesta de Población Activa, Contabilidad Nacional, Encuesta Continua de Presupuestos Familiares, etc.), y facilita la consulta de series históricas de todos estos indicadores.

ARCO estrena página web: La Feria de Arte Contemporáneo que tiene lugar cada año en Madrid con los últimos rigores del invierno sale de su letargo y estrena su propio nombre de dominio en Internet. Afortunadamente para los aficionados al arte, la asociación estratégica de Ifema con la Fundación Telefónica ha permitido también crear un sitio web que no se limita a ofrecer información comercial sino que promete aprovechar los fondos documentales de ARCO.

Comenzaré hablando de la situación justo antes del naufragio del Prestige. O mejor dicho de hace diez años cuando el Mar Egeo encalló en las costas gallegas y derramó ochenta mil toneladas de crudo. Conviene aclarar la diferente naturaleza de ambos accidentes -Mar Egeo y Prestige- pues el primero tuvo sus orígenes en negligencias individuales. De hecho, el Juzgado de lo Penal número 2 de La Coruña, 30 de abril de 1996, y la Audiencia Provincial de La Coruña, 18 de junio de 1997, dictaron sentencias condenando al Capitán del buque Mar Egeo y al Práctico del puerto de La Coruña como directa y solidariamente responsables del siniestro. En el más reciente, sin embargo, las decisiones tomadas por los responsables políticos han influido en el desarrollo de los acontecimientos. No obstante, ni el PSOE en su momento ni el PP después consideraron oportuno desarrollar protocolos de actuación para estos casos ni dotar de los medios necesarios para llevarlos a cabo. Si tenemos en cuenta el tráfico en la zona- el 70% del petróleo embarcado según algunas fuentes- la falta de iniciativa de ambos partidos raya en la más absoluta de las irresponsabilidades. Seguir leyendo ...

La nueva Ley de Partidos sustituye a la preconstitucional Ley 54/1978 y se conforma como la herramienta legislativa para «garantizar el funcionamiento del sistema democrático y las libertades esenciales de los ciudadanos, impidiendo que un partido político pueda, de forma reiterada y grave, atentar contra ese régimen democrático de libertades, justificar el racismo y la xenofobia o apoyar políticamente la violencia y las actividades de bandas terroristas». Cuando en el artículo 9 se listan los motivos concretos para la ilegalización, la vista del legislador apunta directamente a Batasuna y esta relación la estigmatizó aun antes de su alumbramiento. Lo cual no significa necesariamente que viole ética alguna o discurra por caminos antidemocráticos. Más bien al contrario, pues una lectura atenta del mencionado artículo no puede sino reafirmar algo que, al parecer, se olvida a menudo: en ningún caso puede ilegalizarse una formación política por motivos ideológicos (ver los motivos de ilegalización). Esta percepción resulta crucial en el debate actual ya que, con la ley en la mano, no podría ilegalizarse un partido por el mero hecho de defender objetivos políticos anticonstitucionales. Así, un partido que defendiera la soberanía de un territorio o, por el contrario, que considerara mejor un Estado centralizado  o simplemente abogara por la pena de muerte, se encontraría defendiendo ideas ajenas a la Constitución pero, no por ello, podría ser apartado del juego democrático. No al menos por sus ideas, salvo lógicamente que intentara imponerlas a la sociedad por medios violentos como el asesinato, la extorsión o la coacción.

Por último, no debemos olvidar las garantías procesales que acompañan a la Ley pues el poder legislativo sólo puede proponer, quedando la resolución en manos del sistema judicial, en concreto en una Sala especial del Tribunal Supremo. Queda por ver si la objeción presentada por los nacionalistas catalanes (y manifestada por el PSOE en un momento determinado) en cuanto a que sea el Poder Legislativo el que inste la ilegalización de un partido, no acaba en el Tribunal Constitucional pues, en principio, tiene cierto calado jurídico.

Lógicamente cualquier disposición legislativa es susceptible de controversia, de disenso y ésta en concreto más aún pues los propios firmantes -salvo Manuel Fraga- han mantenido durante veinticinco años la tesis opuesta, es decir, considerar un error la ilegalización de Batasuna. Sin embargo, esta y otras objeciones formales -como la defendida por los nacionalistas catalanes- no pueden ocultar los sólidos argumentos que acompañan a la solicitud de ilegalizar Batasuna. Y ello, sin menoscabo de quienes defienden y entienden hoy que, como ayer, dicha ilegalización es un error político y, por lo tanto, rechazan la Ley de Partidos. Respeto, por tanto, para quienes, desde la legitimidad democrática, discrepan aunque a muchos nos parezca, ayer y hoy, que tal postura sólo favorece a los terroristas.

Nuestra primera singladura después de las vacaciones no podía sino reflejar las turbulentas aguas políticas que estos días zarandean nuestra democracia. De cuantos análisis se han reproducido en la prensa me quedo con el escrito por Josep Ramoneda pues, aún con matices, coincido en su interpretación de los sucesos acaecidos hasta el momento:

De lo deseable a lo posible. Por Josep Ramoneda (EL PAÍS, 28/08/02):

1. Ilegalizar un partido es un acto extremadamente grave. Más todavía en un país en que la dictadura franquista prohibió los partidos políticos y los que hoy están en la oposición parlamentaria eran ilegales hace 30 años. Cualquier objeción o discrepancia a una iniciativa de esta envergadura no sólo es legítima, sino que debería ser reconocida como aportación al debate democrático. El PP ha querido llevar el asunto por el camino de las adhesiones incondicionales: o estás a favor de la ilegalización o estás con los terroristas; además de injusto, es antidemocrático. Planteando la cuestión en estos términos, como ha hecho el Gobierno, no hay debate posible; sólo hay presiones y rechazos.

Nadie ha pensado nunca -ni siquiera la propia ETA, que por eso se inventó Batasuna- que ETA pudiera ser un partido legal. Un partido que utiliza la violencia como método de acción política no cabe en una sociedad democrática. Después del auto de Garzón no sólo desaparece cualquier duda, sino que hay muchas pruebas de que ETA y Batasuna son la misma cosa. Si así es, Batasuna forma parte de una organización terrorista, lo que la excluye del sistema democrático. La ilegalización no sólo tiene fundamento, sino que es ineludible. Y la pregunta que habría que formularse es: ¿por qué no se hizo antes? Porque algunos tópicos de la cultura de la transición lo impedían: en especial, la idea de que el PNV tenía el monopolio de la política vasca y la fantasía de la solución negociada que quedó definitivamente enterrada en Lizarra. Sólo una vez superados estos tópicos ha sido posible enhebrar una política antiterrorista fundada en la posibilidad de derrotar a ETA.

2. PP y PSOE dicen que la ilegalización de Batasuna es una cuestión de principios, CiU afirma que PP y PSOE están utilizando el terrorismo políticamente. ¿Desde cuándo los partidos se preocupan más de la justicia que de la victoria electoral, como diría Stefan Zweig? ¿No es el objetivo de todo partido conquistar el poder? ¿Por qué sorprendernos de que también en la ilegalización de Batasuna haya razones de estrategia electoral? En asuntos humanos hay que confiar siempre en sacar virtudes públicas de los vicios privados. Efectivamente, el PP ha visto que la opinión pública sintonizaba con su estrategia frontal en la cuestión vasca y profundiza en ella, sabiendo que le da muchos votos en España. El PSOE acepta la ilegalización sin apenas marcar distancias con el PP, a pesar de que las tiene, porque teme que cualquier otra posición le dejaría en fuera de juego ante una parte sustancial de la opinión pública. El PNV actúa con un objetivo muy concreto: arrastrar el voto de los electores que, sin Batasuna, se queden sin representación. Izquierda Unida busca, como siempre, el voto de los que consideran que el PSOE se amarra demasiado al PP. Y los inmaculados nacionalistas catalanes de CiU, que dicen ser los únicos que no utilizan electoralmente la cuestión terrorista, tratan de capitalizar la distinta forma de entender el problema que tiene la opinión pública (o quizá sólo la opinión publicada) en Cataluña, sabiendo que el PSC está obligado, aunque sea a regañadientes, a acompañar al PSOE.

Ante ETA hay tres posiciones que son las que deberían debatirse abiertamente. Unos piensan que la derrota de ETA no sólo es deseable, sino que además es posible; otros que es deseable, pero no posible, y unos terceros, que no es posible ni, en cierto sentido, deseable. Se podría pensar que estas tres posiciones se corresponden con las tres opciones de voto: el sí, la abstención y el no. Pero no es exactamente así, porque dentro de algunos partidos hay posiciones divergentes que el imán de la unanimidad frente al terrorismo y de la razón de partido obligan a silenciar. Está en el haber del PP que la confianza en la posibilidad de derrotar a ETA esté más extendida que nunca.

3. Una estrategia unitaria sólo es sólida si nadie se queda con reservas. La ilegalización de Batasuna se emprende sin la confianza necesaria entre las distintas fuerzas y sin la garantía de lealtad suficiente a la hora de aplicar las decisiones judiciales. ¿Qué hará el PNV, que está en contra, el día después de que los jueces pronuncien la ilegalización? Entre un debate abierto, para restaurar la confianza y disipar dudas y sospechas, y un debate cerrado, para organizar las adhesiones, se ha escogido esta última opción. ¿Era realmente la única posible? Si fuera así habría que apuntarlo en el debe del PP y del PNV, que cada cual desde su ‘nosotros’ contempla al ‘otro’ como aquel con el que no hay comunicación leal posible. Las razones del ‘otro’ también existen. El Gobierno de Ibarretxe se ha comprometido a aplicar la ley. ¿Podría darse, paradójicamente, que el cumplimiento de la ley de la que se discrepa fuera el punto de reconstrucción de la unidad democrática?

Desde un punto de vista político, el objetivo principal de la acción de gobierno debe ser que los ciudadanos vascos recuperen las libertades y los derechos básicos que en estos momentos, por la acción de ETA, no tienen garantizados. Todo otro objetivo debe subordinarse a la restauración de la normalidad democrática en Euskadi. Por tanto, retórica e hipocresía aparte, la pregunta es: ¿la ilegalización de Batasuna nos hace avanzar o nos hace retroceder en relación con el objetivo citado?

4. La derrota de Batasuna en las elecciones vascas fue el preludio de una serie de síntomas de aislamiento político y de crisis en el mundo aberzale radical. La situación internacional después del 11-S ha dejado a ETA con las espaldas desprotegidas y ha acrecentado su imagen anacrónica en Europa. La eficacia policial contra los comandos de ETA, que caen con una rapidez inusitada, y la acción judicial contra el entramado ETA-Batasuna han debilitado enormemente su estructura organizativa. Batasuna está en un callejón sin salida con su incapacidad para imponer cualquier iniciativa política a ETA. En este contexto, la ilegalización ¿es un instrumento indispensable para seguir avanzando, como pretende el Gobierno, o permitirá a Batasuna apelar a la solidaridad aberzale para reaparecer con más fuerza con otras formas, como sustentan los nacionalistas?

No es el argumento de los efectos no deseados -un posible aumento de la violencia etarra- lo que me hace plantear esta duda. Mata, luego existe. ETA seguirá matando, esté o no ilegalizada Batasuna. Si se dejaran de tomar decisiones por el peligro de que ETA mate, estaríamos completamente paralizados y entregados en sus manos. Son otras razones las que me inquietan: el procedimiento y la representatividad.

El auto de Garzón viene a despejar muchas incógnitas. Por un lado, confirma que la vía penal podía ser suficiente para desactivar a Batasuna; por otro, aporta pruebas contundentes sobre la relación ETA-Batasuna. Es fundamental que la propuesta de ilegalización se fundamente en estos aspectos. Sería muy problemático que un partido pudiera ser ilegalizado por cuestiones de opinión (o de omisión de juicio: no condenar un atentado). Y sería catastrófico que el Tribunal Constitucional o -mucho más grave todavía- que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo se cargara la ilegalización. Batasuna, por tanto, ETA, tendría un éxito insoportable.

La representatividad: algunos medios de comunicación se precipitaron poniendo como ejemplo la rápida ilegalización, por parte del Gobierno francés, del partido ultraderechista en que militaba el hombre que atentó contra Chirac. La efectista decisión del Gobierno galo era gratis: el tal partido era un grupúsculo del que nadie sabía su existencia el día antes del atentado. Batasuna representa a decenas de miles de electores vascos. El criterio numérico no hace verdad ni bondad. No por ser muchos tienen razón o dejan de ser delictivas sus actividades. Pero decenas de miles de personas son un problema político. Aunque estén montadas sobre la violencia. Y, por tanto, hay que medir muy bien las consecuencias de lo que se hace, aunque se haga por principios.

5. ‘Todo conflicto violento acaba con una negociación y toda negociación tiene efectos sobre el marco institucional del país’, me decía, a propósito de los conflictos latinoamericanos, un alto militar español especializado en mediaciones. Éste es el argumento que, desde sectores nacionalistas e incluso desde alguna opinión de izquierdas que todavía no ha completado la ruptura sentimental con ETA, o desde cierto pragmatismo de las relaciones de fuerzas, se traslada a la situación vasca para rechazar la ilegalización de Batasuna. Hay que preservar la expresión política del aberzalismo radical, dicen, que puede ser el camino para la integración de ETA en la vida civil. Es, a mi entender, un doble error: por un lado, se da carta de naturaleza al falso argumento del contencioso con el Estado, cuando la única figura que altera la vida democrática en Euskadi es ETA; por otro, se sigue pensado en ETA como agente político, cuando ETA sabe -y más todavía después de la tregua en que se dio cuenta de que en dos días habría perdido todo su protagonismo- que, si no mata, no existe. Cualquier cambio o negociación que se pueda producir será después de ETA, como exige la más elemental lealtad democrática. Por eso, el nacionalismo vasco debe ser el primero en considerar deseable la derrota de ETA. Son precisamente los sectores más fundamentalistas del nacionalismo español los que piensan que ETA es la garantía para que el País Vasco no se vaya. Y así se frustró en el pasado más de una oportunidad.

Decía Paolo Flores en El individuo libertario que hoy, más que nunca, la legalidad es el poder que tiene la ciudadanía para defenderse de los abusos de los poderosos; también, de ETA. La ciudadanía tiene derecho a exigir al Gobierno que aplique la ley. Pero, ¿por qué no dejar que Garzón complete el desmontaje de la trama político-económica ETA-Batasuna? Con las pruebas en la mano, todo el procedimiento será más claro y mucho menos vulnerable a los recursos judiciales. La democracia debe defenderse de sus enemigos, pero lo que la distingue de los otros regímenes es que en ella hasta éstos tienen derecho a expresarse. Por doloroso que sea para los demás. Cuando la democracia estrecha el marco de lo que se puede decir, se resiente toda ella.

Hace 25 años, los españoles acudíamos a las urnas por primera vez desde la caída de la 2ª República, allá por 1939. Iniciábamos así un período democrático que puede considerarse como uno de los más fructíferos de la historia de España. Entre otros muchos políticos, merece destacar al ex presidente de gobierno D. Adolfo Suarez quien con pasos cortos pero seguros condujo a este país a la democracia. Su figura -estoy seguro- encontrará un lugar en la Historia y en la memoria de las futuras generaciones. ¡Un brindis por todos los que hicieron posible que mis hijos hayan nacido y crecido en democracia y libertad! ¡Por ellos!