Colaboración: La lengua en la lógica nacionalista

Por A. Espinosa:

El debate que en Cataluña suscita el tema lingüístico creo que pone de manifiesto que la lengua no sólo es un instrumento de comunicación, es algo más importante.La mayoría de las personas sienten un vínculo emocional con su lengua propia, un vínculo que va más allá del interés puramente instrumental que puede atribuirse al uso de una lengua.

Considero que la lengua es uno de los rasgos de la identidad de las personas, del sentimiento de pertenencia. Precisamente por eso, las personas se toman cualquier desprestigio del estatus público de su lengua materna o propia como un ataque a su identidad. Es bien cierto pues, que la lengua une, lo que no es cierto es que la lengua separe. Separan los menosprecios, humillaciones o la intolerancia hacia la lengua.

Es el nacionalismo con su lógica y su edificio simbólico, convirtiendo a unas lenguas en subalternas de otras, quien convierte la lengua en un instrumento no solo de diferencia sino de separación, de ruptura.

Fue el nacionalismo español quien aprovechándose de las instituciones del Estado, convirtió el castellano en hegemónico en España y redujo el catalán, junto con el vasco y el gallego, al estricto ámbito de lo privado, sin ningún tipo de estatus social, reducido a lo folklórico e incluso considerado (durante el franquismo) dialecto del castellano. El nacionalismo catalán pretende, apropiándose de las instituciones de autogobierno, convertir el catalán en la lengua hegemónica en Cataluña y rebajar el estatus publico del castellano, por la vía de los hechos, e incluso del derecho, tanto como pueda. El nacionalismo español, en un territorio con varias lenguas, impuso una sobre las otras. El nacionalismo catalán, en un territorio con dos lenguas, quiere imponer una sobre la otra. No obstante, es necesario reseñar, se falta a la verdad cuando se afirma que el castellano se encuentra hoy en Cataluña tan perseguido como lo estuvo el catalán con Franco.

No es de extrañar y comprendo la desconfianza e incluso el resentimiento de muchos de los catalanohablantes hacia las instituciones del estado central. Puedo entender que muchos no se sientan representados en las instituciones de un estado que arrinconaba, menospreciaba su lengua y hería su dignidad. Es una herida abierta que el estado central y los castellanohablantes hemos de ayudar a cerrar aumentando el prestigio, uso y dignidad del catalán.

Lo que no se puede comprender, excepto si se analiza la lógica de la ideología nacionalista, es el empecinamiento del nacionalismo catalán, de manera especial el actualmente en el gobierno de Cataluña, de querer abrir en la sociedad catalana una herida o una brecha de similar o incluso superior magnitud (por los lazos familiares existentes entre ciudadanos castellanohablantes y catalanohablantes en Cataluña). ¿Porque se obstina el nacionalismo catalán en construir una comunidad política en la que solo una lengua disfrute del estatus de lengua social o lengua societal, como dicen los nacionalistas liberales? Y sobre todo y más importante, ¿porque, a pesar de su cooficiliadad, se programa y se lleva a cabo la expulsión progresiva del castellano, lengua propia de la mitad de la población de Cataluña, de todos los ámbitos de la administración, desde la Generalitat hasta los ayuntamientos pasando por todo tipo de instituciones públicas? ¿Cómo puede ser entendido por los ciudadanos castellanoparlantes que en muchas de las instituciones públicas el uso de su lengua sea excepcional y tenga que ser justificado? Pues exactamente igual que antes expuse en relación con los catalanoparlantes y las instituciones del estado central; y produce, invariablemente: a) la misma deslegitimación institucional, estos ciudadanos no se consideran representados por las instituciones de autogobierno, sobre todo si se tiene en cuenta que el ataque al castellano es percibido como orquestado más desde el poder, que desde los ciudadanos; hoy por hoy, es mayor el grado de respeto que muestran los ciudadanos catalanohablantes hacia el castellano que el que muestran las mismas instituciones; b) quiebra de la confianza y c) sentimiento de ataque a su dignidad.

Llegados aquí algo debería quedar meridianamente claro: se debe de fomentar el prestigio, uso y dignidad del catalán, fuera y dentro de Cataluña. Se necesitan para ello políticas públicas orientadas a tal fin. Fortalecer el catalán no significa, ni puede significar, el confinamiento del castellano a la esfera estricta de lo privado, con la misma rotundidad reclamo prestigio, uso y dignidad para el castellano en Cataluña.

En Cataluña puede construirse una identidad común que hiciera del bilingüismo uno de sus principales rasgos. Este proyecto no destruye una realidad para construir otra, parte de una realidad bilingüe en Cataluña y la mejora, la robustece. Este proyecto si que sería un ejemplo, un caso catalán en Europa y en el mundo, con él si que haríamos, parafraseando a Lluís Companys, una auténtica contribución al patrimonio de la Humanidad y marcaríamos un surco en su Historia. Seguir ejemplos de apropiación de las instituciones de gobierno para imponer una u otra lengua, no nos hace diferentes, sino que nos inscribe, junto a otros, en las páginas más grises de la Historia.

Por A. Espinosa

3 comentarios


  1. Espina: Hoy 12-05-06 en el Periódico de Catalunya, Salvador Giner escribe un interesante artículo ( A dónde va Catalunya) que pudiera incidir en lo dicho por tí. Es reconfortante su lectura.

    Saludos.

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  2. La verdad que el bilingüismo barcelonés me parece realmente admirable. El hecho de que dos personas hablen entre sí en dos lenguas distintas con toda la normalidad del mundo, que la que habla en español por ejemplo cambie a catalán o viceversa, caso que he observado a veces, debe ser un fenómeno único en el mundo. O que en una misma familia unos hablen en catalán habitualmente y otros en español, según hayan elegido. Lo que sí sería necesario es que este hecho se conociera más en el resto de España pues hay gente que se lo toma a mal por no conocerlo. Yo a nivel de calle nunca he tenido ningún problema en mi condición de visitante. Es más, mientras no detecte mala fé, no me importa que me hablen en catalán, ya que se entiende bastante bien. Veo normal que se sientan orgullosos de su idioma. Yo también lo estoy del mío.

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