Si Ramón del Valle-Inclán -creador del esperpento- levantara la cabeza, no dudaría en calificar a la Comisión de Investigación como el culmen de dicho género literario. Ya la primera intervención, la de D. Luis Garrudo Hernández, fue un ejemplo de los despropósitos que, comparecencia a comparecencia, se han ido produciendo. (recordemos que D. Luis fue convenientemente aleccionado por un miembro del PSOE). Luego vendrían las sabrosas declaraciones de los mandos de la policía: ahora, gracias a la prensa sabemos que, en mayor o en menor medida, muchos de ellos no dijeron la verdad y toda la verdad. Finalmente subieron al cuadrilátero los «pesos pesados» y como buenos políticos se dedicaron a sacudir mamporros bien a la derecha, bien a la izquierda. Para rematar la faena no se les ha ocurrido otra cosa que visionar el video de la FAES: ya me explicarán ustedes qué pinta dicho video, por muy mezquino que sea, en la Comisión. Y más si tenemos en cuenta, por ejemplo, que los principales actores de la llamada «trama asturiana» siguen sin aparecer por el estrado. En definitiva: un año desde la apertura de la Comisión de Investigación y no sólo no se ha aclarado lo sucedido en aquellos aciagos días sino que las incógnitas aumentan día a día. Bueno... una al menos ha sido despejada: entre el 11 y el 14 de marzo de 2004 el que no corrió (PSOE-IU), voló (PP) para aprovecharse políticamente de la situación. Por eso es inútil la Comisión de Investigación.