El fotógrafo David Burnett pisó Normandía por primera vez en 1974 a la edad de 27 años. Había recibido el encargo de fotografiar las elecciones presidenciales francesas y su visita coincidió casualmente con el trigésimo aniversario del Día D. Desde aquel primer día, David ha regresado a esas playas más de diez veces en los últimos 50 años.
A lo largo de esos años, ha conocido a incontables veteranos que a primera vista parecen tipos normales y corrientes a los que ha tenido que arrancarles con sacacorchos el relato de sus extraordinarias vivencias, recuerdos incomparables de un momento crucial.
Entiendo que tengo el deber de tender un puente con mi fotografía para que la gente -en especial los jóvenes- comprenda la importancia de lo que ocurrió aquí, no solamente la muerte de tantísimos soldados, sino también la transformación del mundo que obró la invasión aliada de la Francia ocupada por Alemania. Siempre he sido admirador de Edward R. Murrow, el corresponsal estadounidense que durante la Segunda Guerra Mundial radiaba partes nocturnos desde Londres. Me gusta reproducir aquellos partes en el teléfono móvil mientras paseo por la playa de Omaha y asimilo los terribles relatos de lo que ocurrió en ella en junio de 1944.