Diego Velázquez: Ferdinando Brandani

Diego Velázquez (1599-1660): Retrato de hombre, el llamado «Barbero del Papa».Diego Velázquez (1599-1660): Retrato de hombre, el llamado «Barbero del Papa», ca. 1650.
Óleo sobre lienzo, 50,5 x 47 cm.
Madrid, Museo Nacional del Prado, p-7858


Este retrato de sólo busto, con el modelo vestido simplemente de negro, con un ancho cuello blanco y sencillo, la cabellera negra, mostachos y mosca, es indudablemente de una persona, como se ha dicho, de escaso relieve social. La mirada serena y un tanto melancólica no permite imaginar nada respecto a su personalidad.

Su técnica es admirable y su estado de conservación, impecable, permite gozar de los toques ligeros y de los breves empastes que realzan de modo magistral las luces en el blanco cuello. El rostro está tratado con sutiles variaciones de tonos que le dan morbidez, blandura y suavidad y una excepcional sensación de vida.

El retrato compareció por primera vez en 1909 en la colección inglesa de Sir Edward Davis y la atribución a Velázquez se impuso, siendo aceptada unánimemente. Mayer en 1936 creyó que representaba un bufón y que no sería anterior a 1647, pero en 1940 aceptó que se trataba de un lienzo hecho en su segunda etapa romana. Como Palomino, en el relato de esa estancia, menciona entre los retratos hechos de personajes de la órbita papal a «monseñor Miguel Angelo barbero del Papa», se ha supuesto que este singular retrato pueda ser el de ese personaje que se llamaba Michael Angelo Angurio y la identificación ha hecho fortuna. Pero, como ha hecho observar Brown, nada permite afirmarlo y otra razón en contra de la arbitraria identificación es la circunstancia de que el retratado —que según Palomino era «monseñor», es decir clérigo— no vista ropas talares. Últimamente Salvador Salort ha propuesto otra identificación más probable, pero igualmente carente de apoyo documental. Según este joven investigador, podría tratarse de Juan de Córdoba, el más estrecho colaborador de Velázquez en las gestiones que le llevaron a Roma para obtener esculturas para el Alcázar.

Sea cual sea la identidad del retratado, se trata de uno de los retratos más intensos del pintor, que precisamente por la sencillez de su planteamiento, desprovisto de todo aparato oficial pero rigurosamente concluido, establece una perfecta relación con el espectador que se siente frente a la persona real, viva y respirando.

Fuente texto: Catálogo exposición El retrato español. Del Greco a Picasso.

Nota: según se indica en el Museo del Prado, «recientemente se ha identificado con el banquero Ferdinando Brandani (¿1603?-1654), que tenía antecedentes portugueses y era persona cercana a Juan de Córdoba, el agente español que se encargó de Velázquez en Roma.»

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