El Gobierno de los cretinos

Si Platón levantara la cabeza, estoy seguro de que añadiría a su tipología el "Gobierno de los cretinos". Estaría formado por personajillos salidos de las cloacas populistas y con el sectarismo implantado en su cerebro.

Un buen ejemplo de este tipo de gobierno lo encontramos en Zaragoza, donde las consignas y los brindis al sol han sustituido a cualquier acción de gobierno digna de calificarse como tal.

En materia de vialidad, por ejemplo, han decidido que no importa cuantos atascos se produzcan con tal de seguir construyendo el carril-bici. Incluso donde existen soluciones para que coches y bicis discurran sin molestarse unos a otros, se toma justo la decisión que solo un cretino defendería. Nota: jamás uso el coche para moverme la ciudad; voy siempre andando o en autobús. Y por cierto, cuando hace veinte años nadie iba en bici, yo ya la usaba.

Un ejemplo: el Puente del Pilar (más conocido por el "Puente de Hierro"). Como pueden observar en la foto, el puente se divide en tres partes. Las dos laterales para paso de vehículos y la central (ver fotografía inferior) para peatones. Ahora decidimos construir un carril-bici que una las dos riberas y para ello usamos parte del tramo central ya que su anchura es más que suficiente. Pues no; el carril-bici no se construirá allí sino en el tramo izquierdo y para ello se eliminará un carril. Lo dicho: el "Gobierno de los cretinos".

Puente de Hierro: ¿De verdad no se puede hacer un carril-bici en el tramo central?
¿De verdad no se puede hacer un carril-bici en el tramo central?

3 comentarios


  1. La tontería continúa por la avenida puente del pilar,se han cargado de un plumazo un carril,para hacer más carril bici y el apeadero del bus. Dejando solo un carril por que el otro estará ocupado continuamente con los cuatro o cinco autobuses que tienen ahí parada.

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    1. Tenía mis dudas de si el autobús se subía a la plataforma o ésta era para los usuarios del bus. Ya le haré una fotografía y la subiré.

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  2. Supongo que el "cretinismo" es premeditado y tiene el objetivo de desincentivar el uso del vehículo particular en ciudad. Lo cual si fuese acompañado de un eficiente servicio público de transporte hasta se entendería. Lo que ocurre es que las políticas liberales de privatización de dicho servicio en conjunción con otras medidas sociales que obligan a su uso, se quiera o no, escama cuando no indigna, porque lo que se logra es garantizar un beneficio empresarial a costa de incordiar a los vecinos. O una cosa o la otra pero ambas y contradictorias no.

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