Gargallo ha intentado, al contrario que la mayoría de los escultores, esculpir el vacío, el hueco. El aire penetra a través de la chapa y la llena de luz. Diríase que es el negativo del volumen. Y recorta el interior con sus concavidades. La chapa permite estas habilidades del forjador. La experiencia de unir el exterior y el interior no ha podido ir más lejos. Es un juego armonioso de volúmenes convexos y de huecos igualmente curvos.