Lo usamos a diario y nos deshacemos de él de cualquier modo. Mata sin piedad a muchos animales y contamina no solo la tierra sino el mar. Su reciclaje no es fácil pues no es susceptible de asimilarse de nuevo en la naturaleza. Se trata del plástico y su última víctima conocida es un ballenato de Cuvier en las costas de Noruega.
Desorientado, agotado y enfermo, el cetáceo varó en las costas noruegas, muy cerca de Bergen, y tuvo que ser finalmente sacrificado ante la imposibilidad de devolverlo al mar. Cuando más tarde se le hizo la autopsia, los investigadores encontraron unas treinta bolsas de plástico y otros trozos más pequeños del mismo material que llenaban casi todo su estómago. Esto explicaría el comportamientos extraño del animal así como el hecho de que estuviera enfermo.
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Fuente imágenes: periódico noruego Bergens Tidende.