«Cinco guisantes estaban encerrados en una vaina, y como ellos eran verdes y la vaina era verde también, creían que el mundo era verde, y tenían toda la razón. Creció la vaina y crecieron los guisantes; para aprovechar mejor el espacio se pusieron en fila. Por fuera lucía el sol y calentaba la vaina, mientras la lluvia la limpiaba y la volvía transparente. El interior era tibio y confortante, había claridad de día y oscuridad de noche, como debe ser. Y los guisantes en la vaina»
El fotógrafo, hijo del tenebrismo, abre el mundo y descubre el misterio contando hasta seis. El séptimo día descansó.
Adaptación de un cuento de H. C. Anderson. Daniel Olano. 2002.
Créditos fotografía: Pèsols, c. 1930. Gelatino bromuro de plata, 24 x 18 cm. Colección Juan Naranjo, Barcelona.
Fuente: Catálogo de la exposición «Mirar al mundo otra vez».Galería Spectrum Sotos, 25 años de fotografía.