El fracaso de la democracia
Elecciones en Andalucía: algo más de dos millones de ciudadanos no acudieron a las urnas. Tal vez fueran los únicos honrados y abandonaron la plaza pública asustados por la marea que se avecinaba.
¿Quién permaneció entonces en la plaza? Sin dudad alguna los más acérrimos seguidores del PP y PSOE. Son aquéllos a los que no les importa en absoluto cuál sea el programa de gobierno, a los que la corrupción les trae sin cuidado si los ladrones son los "suyos", los que guardan la papeleta de unas elecciones a otras, los que votan ciegos, sordos y mudos...
Pero en Andalucía existe otro espécimen más peligroso y más numeroso que en cualquier otra comunidad autónoma. Hablamos de los "subvencionados", de esos cuya existencia depende casi por entero de la ayuda del Gobierno socialista. Deambulan silenciosos, prestos a recoger las migajas del reparto que se les ofrece y siempre dispuestos al agradecimiento. Treinta años más tarde de su primera victoria, el PSOE ha convertido Andalucía en la región más pobre de España y no solo en términos económicos sino también en aspectos como la educación o la moral política... y ¡vuelven a gobernar!
Tan solo queda dar las gracias al puñado de valientes que decidieron votar a formaciones políticas distintas al PP y PSOE porque son la última esperanza de una democracia corrompida.