Arte románico (Continuación)

Cristo de San Pedro de Siresa
Cristo de San Pedro de Siresa

Por Mª Carmen Lacarra Ducay.

El día 6 de julio de 1995, durante las obras de restauración que se llevan a cabo desde hace cinco años en la iglesia de San Pedro de Siresa por parte del Gobierno de Aragón, se descubrió inesperadamente una soberbia talla en madera de nogal correspondiente a la figura de un Crucificado de época medieval. La importancia del hallazgo y el interés que sentía don Antonio Duran Gudiol por este monasterio altoaragonés, al que dedicó numerosas horas de estudio, nos mueven a darla a conocer en este artículo que formará parte de un libro editado por el Instituto de Estudios Altoaragoneses como sentido homenaje a su memoria.

[...] Se trata de una escultura trabajada en madera de nogal y policromada que por su gran tamaño y finura de realziación merece ocupar un lugar destacado dentro de la imaginería de época medieval. Mide 2 metros y 8 cm. de altura, 53 cm de anchura máxima y 31 cm de volumen. Los brazos y las manos son lo más deteriorado de su anatomía, particularmente las manos, que han perdido gran parte de sus dedos, los cuales serían muy largos, tal como se puede averiguar por lo que se conserva. El brazo derecho y la mano correspondiente, que mantiene el dedo meñique, miden 86 cm de largo; el brazo izquierdo y la mano, que conserva el dedo pulgar, 74 cm.

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Gracias al entusiasmo y tesón de la Asociación cultural "Amigos del Serrablo" varias iglesias de estilo mozárabe —románicas para algunos autores— se han podido recuperar para gozo de todos cuantos las visitan.

Satué: ábisde
Satué: ábisde

Todas estas iglesias datan de los siglo X y XI, y presentan características similares:

  • Planta rectangular cubierta con techumbre de madera y tejado a dos vertientes, excepto la de Lárrede que es de cruz latina, y que se remata con un ábside semicircular.
  • Torre-campanario.
  • Las ventanas se disponen en el muro meridional y occidental. Tipo de arcos: de herradura y semicircular.
  • Puerta de entrada: arco de herradura y alfiz.
  • Ábside: semicircular con bóveda de cuarto de esfera o de horno. En el exterior aparecen tres rasgos distintivos de estas iglesias: el friso de baquetones, un basamento inferior recorrido por una moldura redondeada y unas lesenas unidas mediante arcos ciegos.

«En definitiva, como bien ha dejado establecido don Antonio Durán, la iglesia mozárabe serrablesa viene a ser una síntesis de las corrientes culturales del viejo Aragón altomedieval, puesta al servicio de la antigua liturgia hispánica. Hereda del mozarabismo la concepción de la nave; adopta de la arquitectura carolingia la traza y decoración del ábside semicircular; y asume del arte musulmán la ventana ajimezada, el alfiz, la torre-campanario, y, posiblemente, el friso de baquetones». (J. Garcés: Guía de Serrablo, Amigos del Serrablo, 2004)

San Andrés de Satué: la nave, reconstruida tras la Guerra Civil, en sus muros norte y oeste, está más alejada del lenguaje larredense y más cerca del románico pleno. La torre-campanario es posterior a la época medieval. Ver detalle del friso de baquetones.

La Iglesia de San Pedro de Lárrede es el ejemplar más completo del grupo de templos serrableses, con nave rectangular cubierta con tejado a dos vertientes y dos capilla laterales, una de las cuales es la base de la torre. El ábside sigue las características comunes de este tipo de iglesias (Detalle friso).

Los vanos se abren en el paramento meridional, donde se pueden apreciar tres ventanas de arco de medio punto y otra germinada con dos arquitos de herradura y doble alfiz. La puerta de acceso también se abre en este muro, de arco de medio punto enmarcado en alfiz. En el occidental se abre una ventana con dos arquitos de herradura enmarcada en alfiz.

La torre-campanario, una de las pocas contemporáneas al resto de la fábrica, se cubre con tejado a cuatro aguas, que descansa sobre una bóveda esquifada, y en sus cuatro caras se disponen sendas ventanas ajimezadas de tres arquitos de herradura con columnas cilíndricas, dentro del alfiz.

Nota: justo enfrente de la Iglesia se encuentra la casa Izábal, casa infanzona del siglo XVII que conserva su estado original. Allí se puede pedir la llave para entrar en la iglesia y también comprar el libro "Guía del Serrablo".

San Juan de Busa

San Juan de Busa
San Juan de Busa

Saliendo de Lárrede en dirección a Oliván nos topamos, justo en medio de un prado, con la Iglesia de San Juan de Busa. Su importancia radica en mantiene casi por completo su estado original. La nave rectangular se cubre mediante una techumbre de madera que llega hasta el ábside semicircular, el cual carece de la bóveda. Dado que en su interior tiene unas columnas parecidas a las de Lárrede, se cree que dicha bóveda se cayó y de ahí que la cubierta cubra también el ábisde.

En el muro oeste se abre una ventana ajaimezada con tres arquitos de herradura —es el logotipo de "Amigos del Serrablo"— y en el meridional tres ventanas de arco de medio punto. La puerta de entrada, con arco de herradura enmarcado en alfiz, presenta en sus dovelas una curiosa decoración.

Son solo unos ejemplos de estas magníficas iglesias serrablesas pero espero que estos comentarios hayan despertado en ustedes el interés por visitarlas. Merece la pena.

Actualización. Hemos añadido dos iglesias más: Iglesia de Santa Eulalia (Orós bajo) y San Bartolomé de Gavin.

FUENTES:

  • Garcés, J y Gavín Moya, J.: Guía de Serrablo, Amigos de Serrablo, 2004.
  • Paneles de información
  • Fotografías: Miguel Moliné Escalona

San Adrián de Sasau (o Sasabe)Bien desde Aísa (que conserva hermosos rincones), bien desde Borau (con un camposanto adyacente a la iglesia) —ambas en la comarca de La Jacetania— se puede acceder por carretera a la Ermita de San Adrián de Sasau, joya del Románico que data del siglo XI. En su esplendor tuvo monasterio y claustro, hoy día cubiertos por los propios derrubios del río Lubierre y se dice que guardó el Santo Grial. Su importancia no se reduce a lo artístico ya que Sasabe fue la primera sede del condado de Aragón. Hacia 1070 se produce el traslado de la mitra a Jaca, convertida ésta en capital del incipiente Reino de Aragón.

San Adrián de Sasau (o Sasabe) San Adrián de Sasau (o Sasabe) San Adrián de Sasau (o Sasabe)

Si la vuelta la hacemos en dirección a la Nacional 330, en el collado podremos contemplar una estupenda panorámica del valle del río Aragón con Collarada al fondo.

Fotografías: Miguel Moliné.

Congreso RománicoEl Primer Congreso Internacional del Románico Ciudad de Zamora se celebrará los días 4 al 7 de julio de 2006, en El Campus Viriato (Av. Cardenal Cisneros nº 34) de la ciudad de Zamora. Quienes deseen asistir al Congreso y necesiten alojamiento, pueden consultar la página www.romanicozamora.es, donde encontrarán la relación de hoteles reservados, así como el precio y número de plazas disponibles en cada uno de ellos y el boletín de reserva. En dicha página encontrarán también amplia información sobre las actividades previstas.

La presente exposición, que conmemora el milenario del nacimiento del Santo, se centra en uno de los muchos aspectos por los que su monasterio ha adquirido prestigio internacional, la producción de obras de metal y esmaltes de finales del románico.

Como tantas veces sucede en la Alta Edad Media, y la falta de fechas del claustro y la escasa certeza sobre la existencia de un taller propio de esmaltistas son una muestra, no disponemos de los datos de los que hubiéramos deseado disponer. Así, calculamos que Domingo Manso, el futuro Santo Domingo de Silos, debió nacer hacia el año mil. Se cumple ahora más o menos el milenio de su nacimiento. De los años en que vivió y fue abad de San Sebastián de Silos queda muy poco. Es de lo que significó a partir de su muerte de lo que podemos hablar con mayor conocimiento. Un monasterio y su claustro, como no sea en sí mismo, es imposible que forme parte de una exposición. Nos queda en cambio el recuerdo de la fabricación de los esmaltes tardorrománicos y su relación con la prolífica producción lemosina.

¿Qué se pretende entonces con una muestra que se llama De Limoges a Silos? Seguramente varias cosas. En este caso, primero, poner de manifiesto que antes o contemporáneamente al trabajo en Limoges o en Silos, existieron otros talleres al norte (área mosana en especial), en Italia o en la misma Francia (Conques). Luego se ha deseado hacer una presentación breve de Limoges, que dé paso a la parte más amplia: la exhibición de las piezas lemosinas que fueron hechas para los reinos peninsulares, se adquirieron o donaron aquí, o llegaron por otros diferentes caminos y se conservan en iglesias y monasterios. Tampoco faltan las que durante un tiempo se encontraron en cualquier iglesia hispana, desde donde han emigrado a museos extranjeros. Se pone de manifiesto así, el capítulo tan importante de la historia del arte medieval que escribieron los esmaltistas lemosinos con esa producción inmensa difundida por toda Europa, máxime teniendo en cuenta cuántas obras no se exponen y cuántas se han perdido. A continuación se exhiben esmaltes que bien tienen que ver con el problemático taller silense, bien podrían proceder de otro desconocido ubicado en algún lugar peninsular. El centro de interés lo constituyen todos los objetos que se relacionan con Santo Domingo. Por fin, desaparecidos estos artistas, la producción continúa en Limoges y, aun sin excluir cierto conservadurismo, se va haciendo gótica. A través de muy pocas pero importantes obras se pone de manifiesto este cambio y con él concluye la exposición (Joaquín Yarza Luaces).

Como demuestran numerosos ejemplos de España y Francia, las ciudades medievales se formaron, en su mayoría, a partir de un núcleo antiguo que, por norma general, solía respetarse. En el mundo mediterráneo, el peso de la estructura urbana clásica resulta primordial. En el norte del continente, sin embargo, las excavaciones realizadas tras las destrucciones de la Segunda Guerra Mundial han aportado una nueva perspectiva sobre el funcionamiento de la ciudad medieval septentrional. Sin olvidar la idea que tenemos de la vida en el campo, podemos afirmar con rotundidad que en la época del románico se vivía en las ciudades.

La Edad Media, en especial los siglos XI y XII, se caracterizó por un gran movimiento de peregrinaciones que convirtió esta época en una de las más intensas de la civilización cristiana. La peregrinación es un viaje a un lugar sagrado, de devoción, en el que los fieles esperan, por lo general, la obtención de una gracia divina. El peregrino sólo decide la fecha y el destino. La ruta incluye numerosas etapas en lugares de piedad, verdaderas peregrinaciones parciales. Se trata de un acto de fe que lleva a cabo el creyente, pues el Camino es peligroso, hasta el punto de arriesgar la vida. Los lugares de peregrinación crecieron a la vez que el número de peregrinos.

El 30 de Noviembre del año 2000 la UNESCO declaraba Patrimonio de la Humanidad al conjunto de iglesias románicas de la Vall de Boí. Se reconocía de este modo el magnífico románico lombardo de que hacen gala nueve pequeñas iglesias erigidas entre los siglos XI y XII en este espléndido valle del corazón del Pirineo catalán. Una parte de este patrimonio, en concreto las pinturas murales que decoraron sus ábsides y algunas tallas, se exhibe hoy, lejos de su ubicación original, en el Museu Nacional d´Art de Catalunya, en Barcelona.

  • TAÜLL. Sant Climent: consagrada en 1123, la iglesia es de planta basilical con tres naves separadas por columnas. Triple ábside semicilíndrico. Campanario adosado de torre cuadrada y seis pisos decorados con bandas lombardas. Si bien se conservan restos de la decoración pictórica original, los frescos más importantes se exhiben en el MNAC.
  • DURRO. Sant Quirc: ubicada a unos dos kilómetros del pueblo de Durro, fue edificada en su totalidad durante el siglo XII. Con campanario de espadaña, una cubierta de pizarra a dos aguas cubre la única nave con bóveda de cañón y ábside semicilíndrico. En el interior de la ermita se conserva una copia del frontal del primitivo altar románico dedicado a Santa Julita y a Sant Quirc.
  • BARRUERA. Sant Feliu: nave única, cabecera con dos ábsides y decoración exterior de arquerías ciegas y bandas lombardas. Erigida entre los siglos XI y XII, la iglesia sufrió algunas reformas en siglos sucesivos. Los pisos superiores del campanario y las capillas interiores datan del siglo XVI. El porche se concluyó en el siglo XIII en estilo gótico.
  • CÓLL. Santa María de l´Assumpció: Construida entre los siglos XI y XII, la iglesia consta de una sola nave con cabecera y ábside semicilíndrico. El perímetro está adornado con arquerías ciegas, y el campanario de torre cuadrada fue concluido en estilo gótico. La portada está decorada con columnas, capiteles esculpidos y arquivolta con con crismón muy trabajado.
  • DURRO. Santa María de la Nativitat: De nave única cubierta por bóveda de cañón, fue edificada en el siglo XII. No conserva la cabecera original de tripla ábside. Es de destacar la magnífica decoración escultórica de la portada, con columnas y capiteles, protegida por un porche. En el interior de la iglesia se conservan varios retablos barrocos.
  • TAÜLL. Santa María: edificada entre los siglos XI y XII. De planta basilical con tres naves separadas por columnas, consta de una cabecera compuesta de tres ábsides semicilíndricos y un campanario de torre cuadrada. La iglesia está adornada con friso serrado, arquerías ciegas y franjas lombardas. Las pinturas originales que se hallaban en el interior se conservan en el MNAC.
  • ERILL LA VALL. Santa Eulàlia: Consta de una nave única con cabecera y ábside atrebolado semicilíndrico. El campanario es de seis niveles con ventanas germinadas, decoración de arquerías ciegas y bandas lombardas. Consta también de un porche abierto al pequeño cementerio. En el interior se guarda una copia del magnífico Descendimiento tallado en madera y que en la actualidad se conserva en el MNAC y en el MEV.
  • BOÍ. Sant Joan: Edificada entre los siglos XI y XII, y de planta basilical con tres naves separadas por columnas, la iglesia sufrió algunas modificaciones durante los siglos XVII y XVIII. Entre ellas cabe destacar su ábside central rectangular y la parte superior del campanario, de torre cuadrada. El exterior del templo conserva todavía una parte del revoque original. Pinturas.
  • CARDET. Santa María: construida entre los siglos XI y XII en las afueras de Cardet, consta de una nave con cabecera y ábside semicilíndrico. La decoración exterior consta de arquerías ciegas y bandas lombardas. Una pequeña cripta aprovecha el desnivel formado por la pendiente de la montaña. Conserva interesantes elementos de forja medieval.