Omeyas

Borrar el pasado no solo es imposible sino contraproducente. Hacer desaparecer, aunque solo sea nominalmente, la historia musulmana de un recinto y los vestigios de una cultura como la omeya es sinónimo de estupidez y fanatismo: la mezquita menguante.

Mihrab al-Hakam II (Mezquita de Córdoba)Mihrab al-Hakam II (Mezquita de Córdoba)
Rodeado por el alfiz que forma un encuadre saliente, un gran arco que sobresale precede la hornacina en forma de cámara ciega, situada detrás del muro kibla de la Gran Mezquita de Córdoba. Esta fórmula marca una evolución específica del mihrab en la arquitectura musulmana. Arriba, una serie de arcos polilobulados con claves alternas encuadra unos motivos florales en mosaico sobre fondo de oro. Unas franjas de inscripciones en letras cúficas citan algunos suras del Corán.

Córdoba es una ciudad que vive y muere con el sol, que le da y le quita su verdadera esencia. Nada se entiende en ella sin el astro que le da vida cada amanecer. A sus visitantes los envuelve con olores, atrapa en sus callejuelas, refresca en fuentes, enternece con historias de amores y ciega en la inmensidad de sus arcadas.

Plazas, patios, naranjos, flores,... todo ello conforma el carácter de la ciudad de Córdoba. Es un mundo de color y alegría.

El Puente Viejo reúne en un mismo espacio tres culturas milenarias. El puente, reconstruido en varias ocasiones, salva el río desde el tiempo de los romanos. Se construyó en época de Augusto, formaba parte de la Vía Augusta y de entonces solo se conservan los cimientos. En uno de sus extremos se alza la Torre de la Calahorra, obra defensiva árabe (segunda mitad del siglo XII), mientras que en el otro la Puerta del Puente da la bienvenida al renacimiento (fue diseñada por Juan Herrera e inaugurada por Felipe II). A su izquierda se encuentra el Triunfo de San Rafael (siglo VXIII). Podremos encontrar numerosas estatuas del santo por toda la ciudad pero ésta sea tal vez la más notable de todas.
También podemos contemplar un molino árabe reconstruido y vestigios de otros en la zona que se llama Sotos de la Albolafia. Se trata de un conjunto de boscosas isletas donde numerosas aves, tras desaparecer humedales próximos, encuentran refugio y acomodo.

Alcázar de los Reyes Cristianos. Alfonso XI ordenó construir esta hospedaría real hacia 1328 y, además de residencia temporal de los monarcas cuando visitaban Córdoba, se utilizó después como sede del tribunal de la Inquisición y cárcel militar y civil.
La estatua de Colón junto a los Reyes Católicos recuerda al mundo que aquí tuvo lugar la primera reunión del descubridor de América y los Reyes que apoyaron su aventura atlántica.

La Judería. Cristianos, árabes... y judios. Tres culturas, tres mundos distintos cuando no opuestos. En ocasiones convivían, otras se toleraban, las más guerreaban pero su confluencia en Córdoba nos permite hoy atisbar un mundo antiguo y complejo.

La sinagoga data del 1315, en tiempos de Alfonso XI, y fue diseñada por el arquitecto judío Isaac Majeb. Recorrer el dédalo de callejuelas que la rodean y saborear sus rincones y placitas es un placer para los sentidos.

Medina Azahara (Ciudad brilantísima). El año 936 fue testigo del deseo del primer califa Omeya de Córdoba, a saber, la construcción de una ciudad que eclipsara a todos cuantos la visitaran. A pesar del expolio sufrido durante cientos de años, el yacimiento arqueológico es excepcional.

Mezquita de Córdoba. Sobre el templo visigodo se alzaron cientos de columnas hasta crear un espacio hipóstilo único en el mundo. No podemos hoy contemplar en toda su amplitud debido a la añadidura de la catedral renacentista pero, aún así, uno no puede sino estremecerse ante la magnitud de la obra.
Visitad La fastuosidad de los Omeyas de Córdoba: una civilización árabe en España si queréis conocer algo más sobre la arquitectura musulmana en España.

Nota: fotografías de Miguel Moliné.