Roma

Estatua de Pasquino (Roma). Fotografía: Miguel Moliné.En una de las esquinas del Palacio Braschi (en la actualidad alberga el Museo de Roma) que da a la Plaza de Pasquino encontramos lo que queda de una estatua que encierra una singular historia.

La estatua formaba parte probablemente de un conjunto escultórico del siglo III antes de Cristo y permaneció enterrada hasta el siglo XVI cuando fue hallada en la propia Plaza Navona. Sin embargo, estaba tan deteriorada que ningún coleccionista de arte quiso comprarla y la pieza fue colocada en el lugar que ocupa hoy en día.

Pronto la ciudadanía le otorgó el nombre de Pasquino, un sastre del barrio célebre por sus comentarios mordaces, y se extendió la costumbre de colgar sobre ella toda suerte de carteles con ácidas críticas hacia las costumbres o los políticos. Muchas de esas recriminaciones, expresiones directas del sentir popular, llegaban a oídos del gobierno municipal y algunas llegaron a desencadenar incidentes diplomáticos.

Con el tiempo, el Pasquino, origen de nuestra moderna palabra pasquín, llegó a merecer el nombre de la estatua parlante y los romanos inventaron para ella divertidos diálogos con otras esculturas que servían para propósitos similares y adornaban diversas plazas de la ciudad, como Madame Lucrecia (en la Plaza de San Marcos, cerca de la Plaza Venecia), Marforio (en el patio de uno de los palacios del Capitolio) o el Abate Luigi (en la Plaza Vidoni).

Arco de Constantino. Fotografía: Miguel Moliné.
Arco de Constantino. Fotografía: Miguel Moliné.

El arco de triunfo es un monumento típicamente romano que, en su origen, tenía una función ritual. El general que regresaba a Roma tras una gran victoria tenía derecho a un recibimiento multitudinario, pero el ejército en armas podía resultar peligroso dentro de la ciudad. Para conjurar esta amenaza, debía atravesar las murallas, pasando bajo un arco de triunfo. Con este acto mágico y ritual, se suponía que perdía su poder destructor y quedaba purificado de la guerra.

Con el tiempo, los arcos de triunfo adquirieron un carácter conmemorativo de las grandes victorias y empezaron a jalonar todo el recorrido de estos desfiles que seguían siempre el mismo itinerario. Se iniciaban en el Campo de Marte, pasaban por el Foro Boario, donde está ahora la Bocca della Verità junto al Tíber y después entraban en el circo máximo. Desde allí enfilaban la gran avenida que ahora se llama Vía de San Gregorio, llamada entonces Vía Triunfal, para dirigirse hacia el Arco de Constantino.

La muchedumbre se apretaba a ambos lados del desfile para victorear a los soldados y ver los trofeos de guerra y los prisioneros. El general victorioso, anunciado con trompetas y aclamado por la multitud, iba montado en un carro tirado por cuatro caballos blancos, vestido como Júpiter, con una capa color púrpura y la cabeza coronada de laurel. El medio de esta apoteosis, el engreimiento de un héroe militar era una tentación fácil y muy peligrosa para la ciudad. Por eso un esclavo le acompañaba en su cuadriga, susurrándole al oído, «recuerda que eres un hombre», y  sus soldados podían dirigirle, en voz alta, bromas y canciones burlescas. Al llegar al punto donde ahora está el arco de triunfo, el cortejo giraba 90 grados, tomaba la Vía Sacra en dirección al foro y después de atravesarlo se dirigía al templo de Júpiter para ofrecer un sacrificio en lo alto del Capitolio. Con el final de la República y el advenimiento del Imperio, desapareció la figura del héroe privado y los triunfos quedaron reservados al emperador.

De los tres arcos de triunfo que se conservan en Roma, el de Constantino es el más grande y valioso. Se trata de un monumento de extraordinaria importancia por su estado de conservación y la calidad de sus relieves. Fue erigido para conmemorar la victoria de Constantino sobre Majencio, que aspiraba como el al trono imperial en el año 312 después de Cristo.

Para entender mejor esta circunstancia, tenemos que retroceder algunos años. A finales del siglo III después de Cristo, Roma presentaba alarmante signos de decadencia y la presión de los bárbaros por el norte era cada vez más fuerte. El emperador Diocleciano, considerando que el imperio era demasiado grande para una sola persona, lo dividió en cuatro zonas y repartió el gobierno entre cuatro emperadores o tetrárcas. Cada uno fijó su residencia en una ciudad distinta, todas ellas situadas cerca de las fronteras donde estaban los principales problemas.

Roma sufrió entonces una conmoción: dejó de ser la capital del imperio que ella misma había creado, quedando relegada a un segundo plano. La tetrarquía funcionó bien durante unos años, pero esta división en varias zonas era ya el preludio de la descomposición del imperio y en seguida generó graves problemas sucesorios. Seguir leyendo ...

La exposición S.P.Q.R pretende acercar al público la cultura de la antigua Roma y de su Imperio, desde su inicio en el siglo I a.C. hasta la época del Emperador Constantino, en el siglo IV d.C. Ninguna otra cultura de la Antigüedad ejerció un dominio tan duradero y tan extenso en términos geográficos como la romana. Roma fue fundamental por la huella que dejó en la mayoría de los pueblos que ocupó, especialmente en los ámbitos de la cultura, el derecho, la política, la ingeniería, ... Su legado se puede en la arquitectura, en las artes plásticas, en las instituciones políticas y sociales, etc.

Las más de 500 piezas elegidas para la exposición, procedentes 30 instituciones prestadoras, entre las que se cuentan los museos y colecciones más importantes de España, Italia y Francia, permiten conocer y contextualizar las características de la civilización romana , explicando esos 300 años de historia que, en definitiva, nos sitúan en la antesala de nuestra propia cultura.

¡Albricias! No llega a la altura de otras exposiciones en línea pero por algo se comienza.

  • Las 'lineas' de Nasca: siglos antes del surgimiento del Imperio Inca en nuestro continente, una civilización —los nascas— 'dibujaron' unas misteriosas líneas que permanecieron ocultas a los ojos de la ciencia hasta su redescubrimiento, en 1939, por Paul Kosok.
  • Written in stone: The Kingdom of Saudi Arabia is rich in ancient inscriptions. They form a priceless resource for the study of the region's cultural and linguistic heritage. Throughout the country, inscriptions were etched, engraved, pecked, or even sometimes carved in bas-relief on stones or on the rock-faces of cliffs and hills. Epigraphy is the study of such texts, the science of deciphering and interpreting them. This "virtual exhibition" presents some examples of the Epigraphy Collections of the National Museum of Saudi Arabia, many published here for the first time. We present and examine 54 museum objects which bear examples of ancient epigraphy. This is a small selection from over 9,000 catalogued epigraphic objects within the two relevant collections ("Pre-Islamic Epigraphy" and "Islamic Epigraphy") of the Deputy Ministry of Antiquities and Museums (which includes the National Museum as well as regional museums).
  • Arte etrusco: Los etruscos habitaron en la costa noroccidental de la península Itálica, antes de aparecer la civilización romana. Probablemente procedían de Asia Menor y llegaron a Italia hacia el 800 a.C. Los reyes etruscos, influidos por la cultura griega, gobernaron Roma en el siglo VI a.C., hasta que Etruria quedó eclipsada por el poder y la influencia romana hacia el año 200 a.C. En español contamos con los recursos del Museo Gregoriano Etrusco.
    Después de la conquista romana de Etruria, la lengua etrusca cayó en desuso y su comprensión —aún limitada— ha supuesto un reto importante para los científicos: Etruscan Glossary :: Etruscan Etymological Glossary :: Etruscan Philology Online
  • Imágenes de Roma: curiosa colección de fotografías sobre sitios monumentales de Roma. Presenta, de cada uno de éstos, una secuencia fotográfica ordenada de más antigua a más moderna.