Francisco de Goya: La familia de Carlos IV

Francisco de Goya (1747-1828): La familia de Carlos IV, 1800.
Francisco de Goya (1747-1828): La familia de Carlos IV, 1800.

Francisco de Goya (1747-1828): La familia de Carlos IV, 1800.
Óleo sobre lienzo, 280 x 336 cm.
Madrid, Museo Nacional del Prado, p-726


El gran lienzo de La familia de Carlos IV está bien documentado a través de la correspondencia de la reina María Luisa con Manuel Godoy, así como por las facturas de materiales de Goya. Fue pintado en Madrid entre junio y diciembre de 1800, después de que el artista se trasladara a Aranjuez en mayo para tomar estudios del natural de los distintos personajes reales, y así evitarles las molestias de posar durante largas horas. Aparecen en él todos los miembros de la familia, aunque la escena se centra en la figura de la reina María Luisa, que lleva de la mano al pequeño infante don Francisco de Paula, quien a su vez se la da al rey, Carlos IV. La reina abraza a la joven infanta María Isabel, aún una niña, y a la izquierda está el heredero del trono, el príncipe de Asturias, don Fernando, a quien sujeta por la espalda su hermano el infante don Carlos. A la derecha, la infanta María Luisa, con su marido, el príncipe de Parma, don Luis de Borbón, sostiene en sus brazos a su primogénito, el infante Carlos Luis. Ocupan el fondo de la escena los hermanos del rey: a la izquierda, la infanta María Josefa, y a la derecha, el infante don Antonio Pascual. Junto a éste aparece una dama de perfil, identificada como su esposa y sobrina, hija también de los reyes, la infanta doña María Amalia, que había fallecido dos años antes. Tras el príncipe heredero, una elegante dama, joven, mira de perfil hacia arriba, hacia los cuadros de la Colección Real. Goya utilizó este recurso para representar a la futura y desconocida princesa de Asturias, que aún no había sido elegida por los reyes entre las candidatas europeas. Por último, el artista, siguiendo la idea de Velázquez en Las meninas, se incluyó ante un gran lienzo en su caballete, a la izquierda de la composición, que recuerda también la de ese histórico lienzo en los dos cuadros que cierran el fondo de la escena.

El retrato se pintó seguramente para una de las salas más nobles y representativas del Palacio Real, cuya decoración estaba siendo modificada ese año, y tiene por ello un evidente carácter dinástico, de valoración de la monarquía y de su sucesión, y de mensaje tranquilizador en unos tiempos revueltos, en los que la amenaza francesa, de Napoleón, y de las ideas revolucionarias estaban afectando España. La presentación de la reina como madre prolífica, del rey como hombre bondadoso y sereno, y la inclusión en la escena de la futura princesa de Asturias, que daba aún mayor seguridad en la descendencia, y de los matrimonios de las otras infantas, incluso de la que ya había muerto, hablan del mensaje fundamental del cuadro. Goya utilizó todos los recursos de su pintura y su saber para acertar en la representación de los soberanos y su familia, en la dignidad de la realeza y en la conexión de la dinastía de Borbón con los antiguos monarcas de España, los Austria, a través de los símiles visuales tomados de Las meninas. El cuadro se vio en determinados momentos históricos, en Francia en el siglo XIX o en España a principios del XX, como una crítica a la Monarquía y al Antiguo Régimen, lo que no estuvo seguramente en el propósito de Goya, que trató de servir a sus señores del mejor modo posible. Con relación a otras representaciones contemporáneas de los reyes, éstos están visiblemente favorecidos por el artista, y donde se ha visto debilidad o soberbia, como en el caso de la reina, Goya en realidad siguió los convencionalismos al uso en la pintura europea para la representación de las personas reales.

La técnica del cuadro es prodigiosa, en su libertad, en su calculada búsqueda de los efectos, en la representación de la materia y en lo más importante: en la profundidad psicológica con la que ha captado a cada uno de los miembros de la familia real.

Fuente texto: Catálogo exposición El retrato español. Del Greco a Picasso.

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