Giorgione el oscuro

Giorgione el oscuro. Los tres filósofos. c. 1508/09. Canvas. H 123.5 cm, W 144.5 cm. (Vienna, Kunsthistorisches Museum)
Los tres filósofos. c. 1508/09. Canvas. H 123.5 cm, W 144.5 cm. (Vienna, Kunsthistorisches Museum)

El enigma y el mito han rodeado siempre a la figura de Giorgione, un pintor del que se ha afirmado que poseía extraordinarios conocimientos de poesía, música, filosofía, alquimia y astrología, conocimientos que habría proyectado en sus misteriosas pinturas, que tantos ríos de tinta han hecho correr -La tempestad interpretada, el libro de Salvatore Settis, es solo un ejemplo.

El mito de Giorgione sin duda se ha visto favorecido por la grandes incógnitas que aún hoy envuelven su biografía. Apenas se sabe que su verdadero nombre fue Zorzi, que nació en Castelfranco hacia 1477 y que murió joven, en 1510, muy posiblemente a causa de la peste. No obstante, y a pesar de la brevedad de su carrera, Giorgione desarrolló una innovadora técnica pictórica que puso las bases del dorado settecento veneciano y que sirvió de punto de partida a su discípulo más brillante, Tiziano. En su pincelada se unió lo mejor de cada casa: el esfumado leonardesco por un lado y las finas veladuras de los maestros del norte por otro, sumándose a ello una nueva concepción del color y de la luz de estirpe inequívocamente veneciana. El paisaje, anímicamente modulado por fenómenos naturales como las tormentas o los atardeceres, constituyó uno de sus principales motivos de estudio y con él se convirtió también en una de las notas distintivas de los pintores de Venecia. El pequeño tamaño de sus obras y su carácter secreto puede explicarse en parte porque trabajó sobre todo para comitentes privados –apenas se conservan obras de su mano destinadas a los altares-, sofisticados patricios venecianos que tal vez influyeron en la compleja iconografía que las caracteriza. Una exposición de Giorgione constituye siempre un acontecimiento extraordinario, no sólo por la importancia que su creación tiene en la historia del arte, sino por la escasez de obras que se relacionan con su nombre –su catálogo es muy controvertido y, entre otras cosas, sólo uno de sus cuadros está firmado.

La exposición que en estos días alberga el Kunsthistorisches de Viena sucede a la recién clausurada muestra sobre el pintor en la Galería de la Academia de Venecia, celebrada con ocasión de la culminación del proceso de restauración de la Pala de Castelfranco. Si para esa ocasión, la pinacoteca vienesa cedió Laura y Los tres filósofos, la Galería de la Academia hace ahora lo propio y presta al Kunsthistorisches La vieja y La tempestad, cuadro mítico que nunca antes había abandonado su emplazamiento a orillas del Gran Canal. A las cuatro obras mencionadas se suman otras cuatro: el Niño con una flecha, el llamado Girolamo Marcello, el Niño con un casco y La adoración de los pastores, relacionadas asimismo con la mano del maestro de Castelfranco y pertenecientes también a los fondos del Kunsthistorisches. Este núcleo de pinturas se completa con otros préstamos como la Madonna Benson de la National Gallery de Washington, el Retrato de un joven (Retrato de Giustiniani) de la pinacoteca del Staatliche Museen de Berlín, el Retrato masculino del San Diego Museum of Art y el Retrato de un joven del Szépmüveszeti Múzeum en Budapest. A esta extraordinaria selección, doblemente valiosa por el pequeño número de obras que se atribuyen a Giorgione, se añaden algunas obras de artistas que, como Bellini, Tiziano, Durero o Cranach, trabajaron en Venecia o el norte de los Alpes, así como La galería del archiduque Leopold Wilhelm de David Teniers “el joven”, pintura en la que aparece reproducida la obra Los tres filósofos. La intención de mostrar estos cuadros, pertenecientes todos ellos al museo de Viena, es ayudar a contextualizar la figura de Giorgione, a entender su recepción, así como su posterior influencia sobre otros artistas. Finalmente hay que decir que la exposición revela un interés especial por el proceso creativo del pintor, mostrando junto a las obras radiografías e infrarrojos.

Fuente: www.masdearte.com.

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