La escultura posee cierta energía vital que se produce en ella misma y que no trata de reflejar el mundo exterior. El tema de la figura reclinada fue uno de los aciertos de Moore, en el que aborda un problema a la vez de masa y de superficie. Una fuerza interior alimenta estos seres, en los que el volumen se cubre de una aspereza que evidencia la piel. La escultura es consecuencia de una vitalidad que se percibe en el hombre, en el animal o en los minerales. No se cae en la anécdota cuando se contemplan estas esculturas, ya que no hay connotaciones realistas.
ENLACES: "Hill Arches" y Moore en las colecciones de museos del mundo.