A cada muerte de una mujer se produce una tormenta mediática y política acompañada de la ya clásica revuelta en las redes sociales. De uno a otro extremo se difunden mensajes alarmistas o racistas que acaban por producir tal desazón que solo consiguen amedrentar a las mujeres. A la vista de todo ello, parecería que las mujeres no pueden salir a a la calle sin miedo a ser asesinadas. Hoy mismo, por ejemplo, la portavoz adjunta de Podemos, Ione Belarra, ha afirmado que se necesitan "políticas públicas que nos protejan antes de que nos maten": ¿a qué se refiere? ¿a poner un policía detrás de cada mujer? ¿obligar a las mujeres a ir en grupos de cinco? ¿una alarma conectada a la policía en el tobillo de cada mujer? ¿encarcelamos a todos los hombres?.
¿De verdad es tan grave la situación? A la vista de los estudios, la respuesta es "No". En realidad, los populistas de derecha e izquierda aprovechan para lanzar un mensaje con el ánimo de provocar miedo entre las mujeres. Se gobierna mejor a una sociedad amedrentada que a una libre y sin miedo. No dudan, por tanto, en introducir en el debate público la nacionalidad o el sexo de los asesinos con el fin de magnificar un fenómeno que es absolutamente residual en nuestro país.
España ya cuenta con uno de los códigos penales más duros de Europa gracias sobre todo a la reforma llevada a cabo por el PSOE en 2008 que se endureció, aún más si cabía, con la Prisión Permanente Revisable promovida por el PP en 2015. Por otra parte, en España se cometen cada vez menos homicidios y la tasa anual es de las más bajas de mundo: 0,6 por cada 100.000 habitantes, un cifra ínfima comparada por ejemplo con Francia (1,3) o Finlandia (1,4).
Al grito populista de "¡Nos matan a todas!" hay que enfrentar la realidad y ésta nos dice que las mujeres pueden sentirse seguras en España. Este estudio lo demuestra: Informe sobre el homicidio en España (2010-2012). Menos basura sentimental y más razones jurídicas y lucha anticrimen.