Sudre se inició en el cine. Estos orígenes no constituyen algo excepcional en el mundo de la fotografía, puesto que hay abundantes ejemplos de desplazamientos del cine a la fotografía y viceversa; lo que sí que resulta curioso es que sus fotografías no se enmarquen dentro del campo del reportaje periodístico o de la documentación social.
De otra parte, montó un laboratorio profesional para el positivado de trabajos de otros autores, lo que propició su relación con fotógrafos de renombre, y organizó veladas-encuentros a las que asistieron jóvenes fotógrafos con deseos de aprender. Más tarde dirigió talleres de formación fotográfica. Esta doble dimensión de su actividad, el positivado y la edición de alta calidad y la enseñanza, pueden explicar su producción fotográfica. Acorde con la primera estarían sus fotografías de ilustración entre las que situaríamos la que se muestra aquí. El motivo fotográfico es la solución de un desafío técnico; el objeto representado es irrelevante y tampoco se ha buscado una composición atrevida y novedosa (este esquema lo repite en otras fotografías en las que en lugar de huevos se sirve de peras, etc. con una distribución que nos recuerda unas a otras). Nos interesa esta fotografía como objeto de arte.
Como educador, Sudre se siente más libre e inspirado jugando con los efectos estéticos de los dibujos que forman las sales químicas sobre las placas de vidrio y que él llama «cristalografías»; se trata de imágenes sin cámara tan distintas que resulta difícil reconocer la misma autoría en esas otras obras, próximas al lenguaje surrealista.
Por Gonzalo Roche. 2002.
Créditos fotografía: Le panier aux oeufs, 1953. Gelatino bromuro de plata, 40 x 30 cm. Colección Julio Alvarez Sotos.
Fuente: Catálogo de la exposición «Mirar al mundo otra vez».Galería Spectrum Sotos, 25 años de fotografía.