«Cuando regresé de New York, vine con la intención de convertir mi isla natal en uno de los lugares más hermosos del planeta, dadas las infinitas posibilidades que Lanzarote ofrecía». Estas eran las intenciones de César Manrique y esta es la realidad actual: es imposible imaginarse Lanzarote tal y como es hoy sin las obras de este artista. Era pintor, escultor, arquitecto, ecologista, conservador de monumentos, consejero de construcción, planeador de complejos urbanísticos, moldeador de paisajes y jardines…