Los casos de odio, racismo, intransigencia y otros tipos de comportamientos deleznables no son nuevos. Llevan con nosotros desde el mismo momento en el que nos convertimos en Homo socialis, pero en la actualidad las redes sociales los han elevado a la enésima potencia.
La última famosa es sufrir en sus carnes la intolerancia ha sido Larissa de Macedo Machado, conocida por su nombre artístico Anitta. Según anunció en su canal de Instagram, perdió más de 200 mil seguidores tras el lanzamiento del videoclip de su canción 'Aceita', en el que hace un homenaje a la religión afrobrasileña del candomblé y en el que también se incluyó elementos del catolicismo como rosarios o imágenes de vírgenes. Por si no fuera suficiente, recibió cientos de mensajes de «repudio e intolerancia religiosa» lo que le llevo a afirmar que si la sociedad continúa «exigiendo que el otro piense de la misma forma», el mundo «acabará en una guerra».
O qué decir de esos energúmenos que, espoleados por los mensajes supremacistas que inundan Cataluña desde hace muchos años, llegaron a publicar en la red social X (antes Twitter) un mensaje en el que se llamaba a «hacer bullying hasta que se vaya» en referencia a una niña de tan solo cinco años de edad. Su único delito fue el que su familia lograse en diciembre de 2021 que recibiese un 25% de clases en castellano. Esperemos que la justicia lo ponga detrás de unas rejas durante una buena temporada. No fue el único que acosó a la niña y a su familia, pero finalmente solo cuatro se sentarán en el banquillo por los delitos de odio y contra la integridad moral.
Menos mal que Mafalda tiene fe en el futuro. Debe ser la única.