Ayer dedique buena parte de la tarde a buscar en la hemeroteca de varios periódicos las circunstancias que rodearon las primeras tentativas de negociar con ETA por parte del Gobierno que presidía José María Aznar. Lo que a continuación sigue es un breve resumen de lo acaecido a finales del año 1998:
1998: un año después del asesinato de Miguel Ángel Blanco, ETA se encuentra sumida en una profunda crisis. La sociedad española, que un año antes clamaba contra el terrorismo como nunca antes lo había hecho, comenzaba a creer que la lucha antiterrorista iba por el buen camino. La posibilidad de derrotar a ETA con la ley en la mano ganaba adeptos día a día y, tal es así, que los nacionalistas vascos acuden en ayuda de ETA para evitar su fracaso político. La respuesta socialista no se hace esperar y ante tales maniobras, Nicolás Redondo decide el 29 de junio abandonar el gobierno vasco. Un mes más tarde, ETA se reúne con el PNV, HB y EA y el 12 de septiembre -junto a IU y otras 19 organizaciones políticas, sociales y sindicales de Euskadi- firman un acuerdo que intenta sumar, bajo un lenguaje flexible, las demandas de ETA y el plan de paz de Ardanza, rechazado por la Mesa de Ajuria Enea. El texto, en cuyo debate no participaron ni el PP ni el PSOE, parte de la experiencia del Ulster para proponer un método de diálogo sin límites de toda la sociedad vasca en dos etapas. En la segunda, la "fase resolutoria", se contempla el cese "permanente de todas las expresiones de violencia". Es la primera vez que HB se compromete a pedir a ETA una tregua "permanente", aunque condicionada a que se alcance ese "proceso de negociación" en el que las cuestiones a resolver son "la territorialidad, el sujeto de decisión y la soberanía política". Cuatro días más tarde ETA anuncia, por vez primera en su historia, un "alto el fuego total e indefinido" con un comunicado remitido a los diarios Euskadi Información —creado tras el cierre de Egin— y Deia, el periódico del PNV. La primera declaración de Aznar se produjo sólo un día más tarde, el 17 de septiembre, desde Lima (Perú): "el Gobierno –dijo- no sería insensible" al gesto de ETA. A su vuelta, dos días más tarde, lo primero que hizo fue organizar una ronda de consultas con la oposición para buscar el consenso con todas las fuerzas políticas.
A finales del mes de octubre comienzan los primeros escarceos con el entorno de ETA. Por parte del Gobierno son designados Javier Zarzalejos, Ricardo Martí Fluxá y Pedro Arriola mientras que ETA propone al entonces obispo de Zamora, Juan María Uriarte como intermediario. El 3 de noviembre de 1998 Aznar hace públicos dichos contactos y a mediados de dicho mes, ETA –a través de monseñor Uriarte- envía una carta en la que pone de manifiesto su deseo de establecer «un canal permanente de comunicación». El PSOE, por su parte critica al presidente del Gobierno y lamenta que quiera capitalizar, en beneficio propio, el final del terrorismo. Joaquín Almunia se queja por la falta de información y cree que Aznar debería haber consultado con los demás partidos antes de autorizar los contactos con ETA. Los socialistas exigen participar en el proceso: "El consenso nunca puede ser un cheque en blanco y la estrategia debe ser compartida o, al menos, discutida. ¿De qué se va a hablar, con quién, cuándo, en qué marco?" (declaraciones de Rubalcaba al periódico EL PAIS, 05/11/1998). Por su parte, el dirigente socialista Ramón Jáuregui pide a José María Aznar que "no dé más pasos en la dirección del diálogo con ETA hasta que la banda no proclame el cese definitivo de la violencia". El día 10 el Congreso aprueba por unanimidad una moción, inicialmente presentada por Izquierda Unida y consensuada en pocas horas por todos los grupos. Ese mismo día, el portavoz del Gobierno, Josep Piqué, informa que el Gobierno va a ajustar el diálogo a las previsiones recogidas en los puntos 9 y 10 del Pacto de Ajuria Enea. Comienza así una negociación que finalmente resultaría fallida: el 28 de noviembre de 1999, ETA anuncia el fin de la tregua a partir del 3 de diciembre y el 21 de enero de 2000 asesina al Teniente Coronel Pedro Antonio Blanco.