El macaco japonés, más conocido como «mono de las nieves», es venerado como puente entre el hombre y los dioses, pero en los últimos años se ha habituado tanto a los humanos que su población se ha multiplicado por diez. Ahora, la creciente población de monos en el campo debe asaltar las cosechas para sobrevivir, y los agricultores responden con toda clase de medios; mientras tanto, los macacos llevados a las ciudades para la industria del entretenimiento son un gran éxito entre lugareños y turistas. A pesar de su protección, ahora es legal y aceptable criar y adiestrar macacos japoneses: su vida como primates salvajes puede estar llegando a su fin.