Manuel Cabral y Aguado Bejarano (1827-1891): Alfonsito Cabral con puro, 1865.
Óleo sobre lienzo, 125 x 100 cm.
Museo Nacional del Romanticismo (CE0904).
Retrato de cuerpo entero del hijo del pintor, Alfonsito Cabral, ataviado con el traje típico de bandolero: sombrero calañés, chaquetilla negra o marsellés, camisa blanca, fajín azul y polainas profusamente decoradas. Aparece sosteniendo un cigarro puro entre sus dedos, aportando cierto anecdotismo a la obra. Durante el siglo XIX, el hecho de fumar no sólo era una costumbre social muy extendida, sino que incluso se creía que tenía efectos médicos curativos; ésta es la razón por la cual los niños imitarían en sus poses y juegos las costumbres de los adultos, dando lugar a representaciones tan sorprendentes a los ojos actuales. Al fondo, se vislumbra el perfil de la ciudad de Sevilla indicado mediante la representación de la Giralda.
En este retrato infantil, Manuel Cabral, describe con gran minuciosidad los pormenores de la indumentaria, al igual que detalla las características de la torre representada. Estos retratos infantiles fueron muy populares entre la sociedad burguesa decimonónica por su elegancia y coquetería.
Por otro lado, hay que exponer que en la década de los setenta del siglo XIX, Manuel Cabral visitó París y Roma, recibiendo influencias del realismo preciosista, pero sin dejar de lado su faceta costumbrista de corte tradicional. En estos últimos años también recibió las influencias de los Madrazo y de Mariano Fortuny, que fueron visitantes asiduos de su taller sevillano.