La construcción visual del paisaje arquitectónico y urbano creado por Mario de Ayguavives traduce equilibrio entre el trabajo de previsualización y la selección del motivo, el encuadre y la preferencia por un punto de vista simétrico, y la posterior manipulación digital de la imagen registrada, para concretar una idea perfectamente construida con la apoyatura, indudable, del dominio instrumental pero también a través de la capacidad de pensamiento crítico que sobre el arte y la vida tiene el artista. De modo que la naturaleza esencial de su discurso se apoya en la claridad conceptual y en una evolución estilística coherente y diferenciada desde el inicio de su producción. A través del maridaje establecido entre Arte y Ciencia crea una serie de imágenes de estética fría, que construyen un discurso sobre una ciudad vacía e inquietante a la que quizás estamos abocados a causa de los comportamientos humanos, percibida en Ayguavives como un espacio anónimo en el que apenas quedan referencias al ser humano, aunque sus construcciones transmitan la utopía urbana de la pureza formal de los volúmenes, y una distribución de los espacios y de los vacíos medida, que busca el despojamiento máximo y la reducción a lo esencial, en definitiva la forma pura. Los aspectos constructivos y la geometría estricta siempre han interesado fundamentalmente al artista. Y el resultado se concreta en una poética de la ausencia, el silencio y la nada tamizada por una elegante sutileza tonal.
Por Cristina Giménez Navarro. 2002.
Créditos fotografía: Sin título, 1999. Serie Otra ciudad. Impresión digital sobre papel de poliéster. 95 x 120 cm. Colección del artista.
Fuente: Catálogo de la exposición «Mirar al mundo otra vez».Galería Spectrum Sotos, 25 años de fotografía.