Desde hace más de 20 veinte años, la Unión Europea negocia sin éxito la creación de una "patente europea" cuyo objetivo sería la de crear un sistema más ágil y menos costoso que el actual. Todos los intentos han fracasado por la oposición de varios países, entre los que se encuentra España, a crear un registro que no incluya sus respectivas lenguas. Una de las consecuencias negativas de este hecho sería, por ejemplo, que una empresa española debería defender sus intereses ante la Justicia en una lengua distinta al español.
Antes esta situación, y bajo el impulso de Francia, hasta diez países han decidido utilizar un procedimiento especial llamado "cooperación reforzada" para evitar el bloqueo y avanzar en el asunto de las patentes. Básicamente, consiste en un acuerdo entre varios países sobre una materia concreta que solo compromete a los firmantes y que, por tanto, deja fuera al resto. Como es obvio, la utilización de dicho mecanismo debe cumplir determinadas condiciones. Para los interesados, pueden leer más al respecto en el portal del Unión Europea.
En el caso que nos ocupa, las alarmas han saltado porque el acuerdo sobre la "patente europea" implicaría que el registro se haría únicamente en tres lenguas: inglés, francés y alemán.
Dejando al margen del hecho, ya de por sí grave, de que la diplomacia española sea incapaz de defender nuestros intereses, existen otras cuestiones realmente preocupantes. Una de ellas, casi esperpéntica, es la incapacidad de nuestros expertos legales para leer e interpretar un informe jurídico escrito en inglés. Así lo ha expresado el eurodiputado Antonio López-Istúriz (ver en El Mundo).
Aún asumiendo la dificultad de traducir un texto técnico-jurídico en inglés, resulta vergonzoso que en 25 años de permanencia en la UE no se haya dado una solución al asunto.
Si nuestra querida administración no es capaz de resolver algo tan sencillo como la traducción de un informe jurídico, ya me dirán ustedes cómo van a solucionar problemas tan graves como el paro, las jubilaciones o la falta de competitividad de nuestras empresas.
En cuanto al acuerdo propiamente dicho, resulta evidente la ventaja de las multinacionales frente a las pequeñas empresas de los países cuyas lenguas no figuren en el registro. No solo supondrá para éstas un mayor gasto (servicio de traducción) sino además un freno a la hora de litigar y defender sus patentes. El coste de la defensa ante un tribunal comunitario por parte de un despacho, que necesariamente deberá estar acostumbrado a trabajar en inglés, francés o alemán, puede alcanzar unas cifras mareantes, tanto que una pequeña empresa no podrá seguramente asumir.
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No veo tanto problema en el idioma, como en la escasez de investigación en España.
De cualquiera de las maneras, hoy día si un investigador no sabe ingles, poco va a poder investigar, ni
Patentar.
Si el que no lo conoce es el abogado que ha de defender los derechos de una patente española, mas
Le vale incorporar a su bufete expertos juristas bilingües, o dedicarse a otra cosa, es un mercado de
oportunidad de negocio para los jóvenes Erasmus españoles, me alegro por ellos, aunque sea a costa
del desaire que nos hacen.
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El número de patentes españolas es muy inferior al de alemanes o franceses. Alentar la investigación también pasa por facilitar su registro. Un pequeña o mediana empresa siempre estará en desventaja respecto a las multinacionales.
Registrar una patente no es tarea sencilla y estás expuesto a demandas de forma continúa.
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El coste de patentar y defender la patente, pasa necesariamente por tareas multidisciplinares. Las pequeñas
empresas, los emprendedores e investigadores necesitan asociarse y es a eso a lo que me refería en mi
comentario. El problema no surge por el mayor coste de investigación y patentes para los pequeños,
seguramente sea menor que en las multinacionales.
El problema surge de la financiación de tales proyectos. Nuestra costumbre suele ser la de no arriesgar, ni
Las entidades de crédito tiene programas para estos fines si no están avalados por el Estado. Ahí radica el
Problema. De ahí que nuestros jóvenes investigadores se tengan que marchar al extranjero.
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Idlo asumiendo el castellano no vale para mucho en Europa. Por no decir para nada.
Duele?. Pues es la triste verdad.
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No duele el hecho de que el castellano no valga nada en Europa. Duele que la influencia de España en Europa sea casi nula. La importancia de un idioma es directamente proporcional a la fortaleza política o económica de un país.
Otro ejemplo más de esa escasa influencia es que nos han dejado fuera de la diplomacia europea.
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Señores la época del imperio de barro de los s.XVI y XVII pasó hace mucho tiempo. Economicamente no pasamos de colonia, quitando el tan "saneado" sistema financiero de este país. Así que tampoco nos creamos que podemos dar muchos pasos para entrar a mandar algo en la UE y menos todavía teniendo en cuenta la de tiempo que nos hemos pasado poniendo la mano a alemanes y franceses.
Lo que sí que es necesario y urgente es promover los conocimientos de idiomas, principalmente el inglés, para acabar con una de las mayores taras de España.
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La tendencia es siempre la misma: concentrar el poder de decisión en menos manos cada vez y con ello también la concentración de beneficios.
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Por eso siempre hay que buscar asesoramiento correcto para agilizar el registro de patentes..y que dominen como mínimo, el inglés. Hay mucho trabajo todavía...