Plazas de España: Archidona (Málaga)

A pesar de que, a lo largo de los siglos, la hoy conocida como plaza de la iglesia cumplió en Archidona con las funciones propias de la Plaza Mayor, y se ubicaban en ella las casas del Cabildo, al inicio de la penúltima década del siglo XVIII, el Concejo de la ciudad, presidido entonces por el corregidor don José Joaquín García de San Juan, sintió la necesidad de levantar un nuevo recinto, acorde con las funciones propuestas por el pensamiento ilustrado, para que sirviese como centro público de las celebraciones y actos cívicos y religiosos. También animó a llevar adelante el proyecto el endémico problema del paro existente en la población.

Fachada correspondiente a uno de los lados del ochavo. La superposición de arcos de medio punto y carpaneles, entre pilastras de ladrillo que destacan sobre el blanco del enfoscado de los muros, proporciona a esta plaza un singular aspecto barroco
Fachada correspondiente a uno de los lados del ochavo. La superposición de arcos de medio punto y carpaneles, entre pilastras de ladrillo que destacan sobre el blanco del enfoscado de los muros, proporciona a esta plaza un singular aspecto barroco

Decidida la construcción, se encargó a los maestros alarifes del municipio Francisco de Astorga y Antonio González Sevillano que practicaran un reconocimiento «de las calles, sitios públicos y entradas del pueblo» que necesitasen de algún arreglo para emplear en ellos a los obreros parados, a la vez que localizaban el mejor lugar para ubicar la nueva plaza. Tal lugar se encontró en los muladares, particularmente el que llamaban de San Roque, que debían desmontarse, aduciendo para ello, entre otras razones, que sus fatales olores «infectan el aire y de allí proceden muchas de las enfermedades de estos vecinos (...) además de la indecencia y fealdad que causa al público aspecto, la deformidad de aquel paraje».

Para el solar necesario para llevar a cabo la proyectada obra de la nueva plaza fue preciso que el Ayuntamiento comprara a distintos propietarios particulares tres casas y parte de varios patios, «en consideración al poco valor a que ascienden los demás pedazos, para acomodar la hermosa figura de ochava que los maestros aseguran poder darle (...) se compren también otros sitios según acomode a los dueños».

Las obras se iniciaron en el mes de julio de 1780 gracias a los 100.000 reales que concedió, a solicitud del corregidor, el secretario de Gracia y justicia, para mitigar el paro en la localidad. Pocos meses más tarde, en noviembre, los maestros alarifes ya habían realizado las labores de desmonte del terreno e informaban que habían encontrado gran cantidad de piedra, sugiriendo que con ella se construyesen unas nuevas «casas capitulares que ocupasen la ochava que mira a la calle que llaman del Matadero», ya que la entonces casa del Concejo, en la plaza de la iglesia, se encontraba muy deteriorada y amenazaba ruina. El Cabildo consintió y, al mismo tiempo, hizo construir una moderna red de alcantarillado.

Detalle de la espectacular Plaza Mayor de Archidona, en la que se armoniza el blanco de los muros con el rojizo del ladrillo y la forja de balcones y farolas.
Detalle de la espectacular Plaza Mayor de Archidona, en la que se armoniza el blanco de los muros con el rojizo del ladrillo y la forja de balcones y farolas.

En 1786 las obras de la nueva plaza estaban prontas a concluir y ya varios vecinos habitaban algunas de las catorce nuevas casas que se habían adecuado en el resto de las ochavas no ocupadas por el Ayuntamiento. Sin embargo, las casas capitulares carecían aún de balcones y tejados, y en el resto de las fachadas faltaba el revoco. Tal y como se desprende de las actas capitulares, en 1789 la plaza ochavada estaba terminada.

El esquema y los criterios seguidos para el proyecto están en relación, como han demostrado algunos investigadores -Antonio Bonet Correa, Francisco José Gallego Roca y María Dolores Aguilar-, con diversas plazas francesas llevadas a cabo en el siglo xviii, entre las que figuran diversos ejemplares de la región de Montauban, tomándose como antecedente remoto la place Vendôme de París. Se da además la circunstancia de que uno de los artífices de la plaza ochavada de Archidona, Antonio González Sevillano, era hijo de un ciudadano natural de Verloc -hoy Verlac-Tescou-, en el distrito de Montauban, donde permanecería en su niñez y primera juventud y en cuya retina quedó probablemente el recuerdo de sus plazas, en particular la de Montauban, con la que ofrece serias similitudes, según demostró en su día María Dolores Aguilar.

El espacio, tal y como se ha indicado, se configura como un octógono, cuya engañosa simetría responde a la manera de disponer y erigir las diferentes fachadas. Sus muros se presentan revocados, y se destaca el ladrillo de los elementos arquitectónicos como arcos, pilastras, dinteles y frontones. Para María Dolores Aguilar, que dedicó varios trabajos a esta plaza, «un manierismo tardío, corriente que promovió numerosas obras en esta zona norte de la provincia de Málaga, late en las soluciones anticlásicas, proporciones y espacios de sus fachadas. Tiene además, un gran carácter barroco que no hay que buscarlo en la decoración profusa, sino en el afán de monumentalidad que encierra el conjunto, visible en sus tres entradas, como arcos triunfales, hornacinas y frontones, y rococó para el tributo constante de su paradójica asimetría, rítmica y medida como el paso de un minué».

A la plaza de Archidona se accede por dos arcos de medio punto que son su comunicación con el trazado urbanístico de la localidad.
A la plaza de Archidona se accede por dos arcos de medio punto que son su comunicación con el trazado urbanístico de la localidad.

Comenzaremos su descripción por la que corresponde, junto con la siguiente, a las dependencias de las casas capitulares y que denominaremos fachada uno. En el piso inferior, atravesado por un arco de comunicación con el exterior -esta fachada es la única que tiene correspondencia exterior y queda exenta-, por el que se penetra en la plaza desde la calle del Mercado, se abren arcos de medio punto entre pilastras, mientras que en el piso principal se extiende un balcón corrido con barandilla de hierro, que recorre a lo largo tres fachadas y al que se abren tres vanos. En el vano central, con arco de medio punto, coronado por un frontón de ladrillo truncado del que sale un cuerpo piramidal, hay una lápida que en tiempos lucía el nombre que tenía la plaza en cada época, y a sus lados, los otros vanos son de arco escarzano con frontón. En el segundo piso abren cuatro ventanas de arco carpanel.

La siguiente, la fachada dos, fue considerada la principal, por aparecer centrada por las antiguas casas del Cabildo. Ofrece cierta similitud con la ya descrita, con arcos en el piso bajo, de mayores proporciones que el resto, balcón corrido y tres vanos, de características similares a los ya mencionados, rematado el central con un frontón partido y molduras de ladrillo en forma de placas, a lo que hay que añadir pirámides y bolas. En el piso superior hay seis ventanas en arco carpanel. En el interior del edificio se conservan algunos elementos originales, como la escalera de bóveda de aristas y medio cañón; el resto sufrió importantes transformaciones al dejar el Concejo el inmueble y convertirse en colegio menor.

Cada uno de los edificios que forman los ocho lados de esta plaza responde a un esquema arquitectónico distinto, aunque todos ellos tienen tres alturas y presentan encalados sus muros.
Cada uno de los edificios que forman los ocho lados de esta plaza responde a un esquema arquitectónico distinto, aunque todos ellos tienen tres alturas y presentan encalados sus muros.

La fachada contigua, la número tres, es, sin lugar a dudas, una de las más espectaculares de la plaza y la que más se diferencia del conjunto. En su piso inferior, un gran arco sirve de acceso al recinto desde la calle Diego Vázquez, lo que condicionó el canon de los dos balcones que se abren sobre él en la planta principal, que son más pequeños y presentan un pretil movido y en el centro una hornacina trebolada. Predominan el arco escarzano en el piso principal y el carpanel en el superior.

La siguiente fachada, identificada con el número cuatro, aunque mantiene un mismo ritmo de arcos y vanos, presenta un aspecto más caprichoso y asimétrico. Fue ocupada por un mesón desde la inauguración de la plaza. Su piso bajo, excavado totalmente en la roca, aprovecha un recinto mozárabe que tuvo usos diversos a lo largo de la historia; fue cuadra cuando el edificio se destinaba a mesón.

Vista nocturna de la Plaza Mayor de Archidona. Entre el abigarrado caserío de esta localidad malagueña emerge entre 1780 y 1789 en el terreno que hasta entonces ocupaba un muladar.
Vista nocturna de la Plaza Mayor de Archidona. Entre el abigarrado caserío de esta localidad malagueña emerge entre 1780 y 1789 en el terreno que hasta entonces ocupaba un muladar.

Parecida disposición de vanos y arcos presentan las fachadas cinco y siete, con puertas en arco de medio punto, balcones en el piso principal y ventanas con arco carpanel en el superior.

En el lado opuesto al que hemos iniciado la descripción, tomando como punto central las fachadas de las antiguas Casas Consistoriales, tenemos la que numeramos como seis y presenta el acceso que comunica con el callejón de los Caños de las Monjas. Se trata de un gran arco que alcanza el piso bajo y el principal, cubierto con dos bóvedas de arista separadas por arco fajón; a ambos lados, dos puertas con arco de medio punto y una ventana. Las pilastras que sirven de jambas muestran entablamento, friso y comisa clásicos. En el piso principal, a cada lado del arco de acceso, hay dos balcones de arco escarzano con pilastras, mientras que el superior presenta una hornacina y seis ventanas con arco carpanel.

La fachada siguiente, la siete, la hemos descrito al ocuparnos de la cinco, con la que presenta notable paralelismo.

La lápida conmemorativa representa las manos de un anciano que se apoya en la barandilla de uno de los balcones de la plaza para asistir a un espectáculo
La lápida conmemorativa representa las manos de un anciano que se apoya en la barandilla de uno de los balcones de la plaza para asistir a un espectáculo

Finalmente, la fachada ocho, la más simétrica, presenta en el piso inferior una alternancia de puertas de medio punto y ventanas de arco escarzano. En el primer piso, cinco balcones de arco escarzano, de varias formas y proporciones, y en el superior, ventanas de arco carpanel dispuestas caprichosamente.

A pesar de que, a lo largo de los tiempos, este espacio ha tenido varios nombres -plaza de Abastos, de la Constitución, del Rey, etc.-, los vecinos de Archidona lo conocen como la plaza ochavada o, simplemente, como la plaza, sin más apelativos.

FUENTE: Wifredo Rincón García: Plazas de España, Ed. Espasa Calpe S.A, 1998 (ISBN: 84-239-9303-5)

2 comentarios


  1. Perdone mi intromisión, pero esta plaza recibe el nombre de Plaza Ochavada, se puede deducir de donde le proviene el nombre, no? Y no Plaza Mayor, ni de abastos ni del rey ni nada de lo que usted comenta. Desde que se construyó recibe este nombre, por su forma. No hace las funciones que usted le atribuye, pues el mercado de abastos ya no se encuentra en la misma.
    La calle Diego Vázquez no existe en esta población, y el arco que usted menciona es el que da al comienzo de dos calles: La C/ San Roque y la C/ Salazar.
    Son tres los arcos que dan paso al interior de la plaza, y no dos, como usted menciona.
    Las cuevas excavadas de las que habla, en realidad son iglesias o asentamientos rupestres, junto parte del subsuelo de la plaza, que, además, en la época de la guerra civil y la dictadura, sirvió de refugio a muchos perseguidos.
    Como verá, Archidona es un pueblo con mucha historia, y para hablar de él no solamente basta leer un libro o una enciclopedia. Hay que saber de lo que se habla. Y en concreto, la Plaza Ochavada, tiene mucho más que contar.

    Un saludo

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  2. El artículo es muy bueno, pero se nota que quien lo escribe no es de Archidona. Por cierto, tampoco se llama Plaza de la Iglesia. La plaza de la iglesia es otra, que se encuentra enlazando las calles D. Carlos y C/ Siles. Calle ésta última donde yo nací.
    Un archidonés.

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