El pasado día 8 de marzo moría Jorge Eduardo Eielson (Lima, 1924), uno de los poetas y artistas plásticos peruanos más importantes. De su variada obra como poeta, narrador, pintor y artista conceptual siempre me gustaron especialmente aquellos nudos de telas tensadas sobre fondos sin mancha. Internet recoge ahora el testigo para mostranos su obra: PeruCultural, Espéculo, EducaRed y Libro de Notas recogen buena parte de su legado.
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Encuentro en "Los Nudos Infinitos" esa indescifrable ligazón, la dependencia absoluta que dice tanto de nada, el clímax de incesante búsqueda de un génesis y un porvenir que no sacia la palabra, la tienta en estoica insistencia para desentrañar la existencia con la indesmayable búsqueda del límite del infinito, si para ello tenga que huir de la banalidad corpórea yendo indefectiblemente a la descomposición de ese “ser” secuestrado tras el corsé de la carne. En “La Arqueología Celeste”, la obsesión por la incursión existencial lleva en recurrencia a la consolación del lienzo, un confesional encuentro entre el Eielson que no le teme al vértigo de la creación y la inocencia del atrevimiento que lo sumerge a las entrañas del misterio para codearse con mudas deidades resueltas en convento; y el otro Eielson terráqueo pensador. La franca libertad de sus sentidos convierte a cada una de sus obras en tácitas revelaciones que hoy callan con su partida.
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