Real Fábrica de Armas de Orbaizeta

La Real Fábrica de Armas de Orbaitzeta está considerada como uno de los mejores exponentes de arquitectura industrial del XVIII. Se construyó bajo la influencia del Enciclopedismo francés, con una moderna visión donde además de la producción cobraba protagonismo la salud y vida diaria de los trabajadores. Más de 150 trabajadores y sus familias, junto a tropas de vigilancia vivieron durante años en este frondoso y perdido rincón de la Selva de Irati.

El conjunto de la Real Fábrica queda articulado en tres diferentes niveles: en el nivel más elevado se levanta la zona de residencia, servicios y vigilancia en torno a una plaza cerrada en un extremo por la iglesia y en el otro por el cuartel, en el centro se construye el palacio; en el segundo nivel se sitúan los depósitos de menas, las carboneras y las casas de los operarios; en el tercer nivel se encuentran el patio para depósito de municiones, la sala de reconocimientos, tornos al aire, limpieza de municiones, refinería y hornos de reverbero para la fundición de los modelos en bronce. Aguas arriba se realizó una presa de piedra de sillería.

Fue fundada en 1784 por una Real Orden de Carlos III, en el lugar de la antigua ferrería del Valle de Aezkoa, construida en 1432, cuando la reina doña Blanca de Navarra la autorizó para explotar la riqueza en hierro, plata y plomo del valle. Este proyecto fue idea del conde de Lacy, inspector general del Real Cuerpo de Artillería. Durante casi un siglo se consideró junto con Trubia el centro industrial militar más importante del norte de España y su finalidad principal fue el abastecimiento de munición al ejército. Fue ocupada por los franceses, que la destruyeron parcialmente durante la Guerra de la Independencia Española. Malviviendo desde 1869 tras un incendio fortuito, terminó cerrando sus puertas en 1884 por el auge de los Altos Hornos.

Todo el conjunto fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 2008. En la actualidad se pueden visitar las ruinas, parcialmente consolidadas, así como el edificio de Hornos y el Palacio, ambos rehabilitados por el Gobierno de Navarra. Para llegar a ella, debemos llegar al pueblo navarro de Orbaizeta y seguir por la NA-2030 en dirección norte unos 4 Km.

EDIFICIO DE HORNOS

Es un gran espacio rectangular que estuvo cubierto con techumbre a dos aguas sujeta en parte por dos grandes pilares de piedra. A través de cinco puertas se comunicaba con el canal de hornos, con diversos talleres y con los depósitos de mineral y zonas de residencia y servicios. En el centro estaba la torre que albergaba en su interior dos altos hornos de fundición de figura circular, denominados como Etna o Santiago y Vesubio o San José. Esta construcción al exterior presenta dos cuerpos diferenciados y delimitados por una cornisa corrida. En el inferior, ligeramente tronco piramidal y levantado con grandes sillares, se abren cuatro bocas abocinadas. Las dos opuestas eran para los fuelles, dos por horno, movidos por ruedas hidráulicas que proporcionaban el aire para la combustión, y las otras dos, ubicadas en la misma fachada, para extraer las escorias y el hierro fundido que era vertido en los moldes de hierro o arcilla. En el centro hay un vano que fue abierto en la segunda mitad del siglo XIX para la instalación de un fuelle auxiliar para cada horno. El cuerpo superior, de mampostería y sillares en las esquinas, tenia dos puertas enfrentadas por donde entraban las materias primas, para alimentar los hornos por sus bocas superiores, que eran conducidas por pasos elevados utilizando carretillas y vagonetas desde los distintos almacenes.

ESPACIO DEL CANAL DE HORNOS

Albergaba las dos grandes norias que movían los fuelles de los hornos. Se encuentra situado entre el edificio de hornos y la arcada, con veintiún arcos de medio punto, que canaliza el río Legartza. Se accedía desde la zona del edificio de hornos mediante dos puertas, situadas en los extremos, con escaleras. La zona de tránsito fue pavimentada con grandes losas. A un nivel inferior se construyó el canal, utilizando grandes bloques de sillería para las paredes y el fondo, por donde circulaba el agua que era evacuada directamente al cauce fluvial. Para apoyar el eje de las norias fue necesario construir dos soportes de sillares de grandes dimensiones a los que se accedía por una escalera que permitía el mantenimiento de los ejes y ruedas. El agua llegaba desde la regata de Iturrioz al espacio del canal de hornos a través de un acueducto, apoyado sobre grandes pilares, y de una conducción aérea hasta la primera noria formada por cajones de madera que eran movidos al caer el agua por gravedad. La segunda giraba por el empuje del agua que circulaba por el canal. Estas norias trasmitían su giro a través de un vano al sistema de balancines que movían los fuelles, de forma alterna, para insuflar aire al interior de cada horno.

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