Taller de Naxos: Pequeño kouros

Taller de Naxos: Pequeño kouros, hacia 545 a.C.
Mármol (esculpido).
Alto: 37,5 cm; Ancho: 17 cm; Fondo: 12,5 cm.
Museo Nacional del Prado (Número de catálogo: E000437).


En los inicios de la escultura griega de grandes dimensiones se encuentran estatuas de mármol, a veces de tamaño considerablemente mayor que el natural, que representan a adolescentes desnudos, en griego conocidos como kouroi.

Aparecen con la pierna izquierda ligeramente adelantada y los pies bien asentados en el suelo, el torso muy erguido y los brazos estirados, apoyados en los muslos. Su único adorno es una larga cabellera rizada, que llega hasta los hombros. Los primeros talleres de estas estatuas, ejecutadas basándose en obras del arte egipcio, se encontraban en la isla de Naxos, rica en mármol, donde eran creadas estas obras, frecuentemente de tamaño monumental, desde la segunda mitad del siglo VII a.C. Poco después, estos kouroi pasaron a ser creados también en otras islas del Egeo, en Ática, en Beocia y en la mayoría de las demás regiones de Grecia.

Estas estatuas, realizadas por encargo de las poderosas familias de la nobleza griega, encarnaban el ideal del hombre noble de la época arcaica, cuya máxima aspiración era destacarse frente a todos los griegos por su fuerza, destreza y belleza corporal en los certámenes de los santuarios panhelénicos. Por este motivo, las estatuas pueden representar tanto a personas como a dioses, que según la concepción griega eran perfectamente antropomorfos; su representación artística estaba igualmente sometida a los cánones de belleza de la nobleza de la época arcaica. Por esta razón, en los grandes santuarios griegos, por ejemplo en el santuario de Delos, los kouroi de mármol constituían imágenes del dios allí venerado.

La disposición proporcional de cada una de las partes del cuerpo y el trabajo de la superficie son particularmente cuidadosos en las esculturas arcaicas, e incluso en estatuas de gran formato se presta atención a divergencias milimétricas. Esto resulta evidente de forma ejemplar en la obra del Prado, de muy buena calidad y bien conservada.

Un estudio minucioso delata que prácticamente la totalidad del cuerpo está definido por pequeñas asimetrías. El hecho de que la pierna izquierda esté en una postura adelantada provoca un desplazamiento del escroto, marca con más énfasis la línea de la ingle izquierda que la de la derecha, e inclina la línea alba ligeramente hacia la derecha, mientras que en la parte posterior, la línea de delimitación superior de los glúteos está más arqueada a la izquierda que a la derecha y la línea divisoria, en su parte superior, se desvía hacia la derecha. Los puños de los brazos paralelos se apoyan en los muslos, el de la derecha más adelantado que el de la izquierda.

Un segundo movimiento que determina el ritmo corporal parte de la posición más baja del hombro derecho. Como consecuencia, la clavícula y el puño de la mitad derecha del cuerpo están más bajos que los de la mitad izquierda y la parte derecha del pecho parece ligeramente comprimida, mientras que en la parte posterior, el borde inferior de la cabellera de la nuca cae levemente hacia la derecha. Por lo demás, en el antebrazo izquierdo los tendones son más visibles que en el derecho. La cabellera con sus "rizos perlados", que aún se conservan por encima de la espalda, ofrece un primer elemento para una datación.

La estructura de la cabellera encuentra numerosos paralelos en el Grupo Melos de G. Richter, fechado entre 555 y 540 a.C. Para la determinación de su procedencia geográfica, los ejemplos más próximos provienen de Naxos, lo que también concuerda con el mármol de grano grueso del kouros de Madrid. Un kouros de Naxos, de Berlín, datado hacia 550, o hacia 540 a.C., es comparable en cuanto a sus proporciones, a la relativa parquedad del trabajo y a la escasez de las inscripciones; similares son también un kouros de Naxos, en Delos, y un kouros de Naxos, en Rodas, mientras que un kouros de Paros, aproximadamente contemporáneo, y la obra algo anterior del Apolo Leukios, en Samos, presentan un modelado mucho más suave y más redondeado. Los kouroi de pequeño formato son más frecuentes de lo que generalmente se piensa. Estos no proceden únicamente de la colonia griega de Naucratis en Egipto, donde solían ser trabajados en alabastro y yeso local, sino también de Atenas, Paros y Naxos. Es probable que las inscripciones en el pequeño torso del Museo, apenas destacadas plásticamente, estuviesen marcadas con colores; en un kouros de Samos se hallaron huellas de color en el pubis y los pezones, pintados como rosetones. El pequeño formato podría señalar que los pequeños kouroi eran ofrendas votivas para una divinidad

(Texto extractado de Schröder, S. F.: Catálogo de la escultura clásica, Museo Nacional del Prado, 2004, pp. 6-8).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *