Testigos mudos del devenir de la Tierra

Beth Moon: Tsitakakoike
Beth Moon: Tsitakakoike

Le hice comprender que los baobabs no son arbustos, sino árboles tan grandes como iglesias que incluso llevando todo un rebaño de elefantes, no lograría acabar con un solo baobab —Antoine de Saint-Exupéry (El Principito).

En el otoño de 2018, uno de los baobabs más sagrados de Madagascar se partió y se desmoronó. Era conocido con el nombre de Tsitakakoike (el árbol donde uno no puede escuchar el grito del otro lado) y según la tradición vivían en él los espíritus ancestrales de la gente de Masikoro. Se estimó que el gigante tenía alrededor de 1.400 años y su colapso es una señal más de cómo el cambio climático está afectando a la Naturaleza. Por desgracia, no es único baobab que ha desaparecido en estos últimos años. La sequía los está matando poco a poco.

La fotógrafa Beth Moon lleva documentando la especie desde 2006 y viajó de nuevo a la zona cuando Tsitakakoike colapsó: «El asombro y el horror se instalan cuando Tsitakakoike aparece a la vista. La mitad del árbol se ha derrumbado; queda una parte de los lados y la parte trasera del tronco. Ramas gigantescas, más grandes que la mayoría de los árboles, yacían desordenadas en la base del tronco. Todo el espectáculo es del tamaño de un campo de fútbol».

Ahora su trabajo puede verse en una exhibición en línea realmente espectacular y también podéis ver fotografías de sus viajes en Instagram.

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