Cuando la velocidad no importaba y el viajero tenía en su bolsillo abundantes perricas, se podía disfrutar de la gastronomía en los llamados Coches Prestigio mientras la locomotora avanzaba parsimoniosa sobre los raíles. Contemplar el paisaje a través de la ventanilla, deleitarse con el sabor de exquisitos bocados y conversar con el resto de comensales... todo un lujo.
Estos lujosos coches-restaurantes, cuyo interior podemos contemplar aquí, fueron construidos entre 1926 y 1930 y dieron servicio regular hasta los años ochenta. Después, fueron comprados por RENFE a la Compagnie Internationale des Wagons-Lits (CIWL) con la intención de formar con ellos trenes de época para uso turístico. En 1991 fueron restaurados y modernizados pero manteniendo la estética de los años veinte. Finalmente, en 1999, RENFE los cedió al Museo del Ferrocarril.